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EL RETORNO DE MEHTA
Por
Angel Riego
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Como cada año, llega puntualmente a su cita el Concierto de Año Nuevo con
los acostumbrados valses y polcas de la familia Strauss, en esta ocasión
dirigido por Zubin Mehta, que no sólo es un director con fama mediática
debida a su participación en eventos como los "Conciertos de tres
tenores", sino además un verdadero vienés de adopción, pues aunque de
origen hindú, en su juventud estudió música en Viena y dirigió a la
Filarmónica por primera vez en 1961.
A pesar de esa vinculación tan estrecha, y de haber dirigido el
tradicional Concierto ya en tres ocasiones (1990, 1995 y 1998), habían
transcurrido ya nueve años desde la última vez, un intervalo que Mehta
explica por sus compromisos como titular de la Opera de Munich, donde
todos los 31 de diciembre debía dirigir El Murciélago de Strauss.
En las tres ocasiones anteriores no nos había parecido Mehta un intérprete
idóneo de la música de los Strauss, pese a su vinculación de tantos años
con Viena, pues a menudo le podían los excesos en la dinámica, cayendo en
lo charanguero, o el defecto contrario, la "excesiva delicadeza" como
temiendo pasarse de contundente, dando un resultado tímido en una música
que pide más optimismo. En algunos aspectos, ahora Mehta ha mejorado con
el tiempo, en otros sigue siendo el Mehta de siempre.
Empezando por lo mejor, puede destacarse la sutileza con que Mehta aborda
el Elfenreigen (Danza de los elfos) de Hellmesberger; también hay
refinamiento en las variaciones de Strauss padre sobre "El Carnaval de
Venecia", aunque la propia pieza no sea de gran interés, y quedan
bastante correctas polcas como la Matrosen de Josef Strauss o
polca Stadt und Land de Johann Strauss hijo... eso sí, si esta
última no se compara con la de Kleiber en el concierto de 1992, eso sí que
es un ejemplo de cómo rubatear.
En la parte menos buena, tenemos una Obertura del Waldmeister que
empieza muy tímida, como si el miedo a pasarse de contundente le hiciera
caer en lo mecánico, en lo cuadriculado; un vals Delirios (quizás
lo peor del disco) demasiado impetuoso, ya desde el comienzo,
excesivamente rápido, y que cae en la contundencia excesiva. Ambos
defectos (pasarse de contundente o pasarse de tímido), aunque en menor
proporción, los encontramos en distintos momentos del vals Dynamiden,
y tampoco está totalmente libre de ellos Cuando florecen los limoneros,
el vals que Mehta pidió incluir en el programa porque es una música que
ama y que ha dirigido en muchos sitios, pero nunca en Viena. En cuanto a
las dos piezas que se repiten siempre, el Danubio Azul y la
Marcha Radetzky, ambas quedan bastante "mecánicas", si bien es verdad
que decir algo nuevo en estas músicas es casi imposible.
En el programa de este año se hizo un especial énfasis en la obra de Josef
Strauss, al cumplirse el 180 aniversario de su nacimiento, y suyas son 6
de las 18 piezas del concierto, varias de las cuales no recordábamos que
se hubieran tocado nunca en un Año Nuevo y otras que llevaban mucho tiempo
sin interpretarse, como la polca Moulinet, que no se tocaba dese
1989 con Kleiber. Asimismo hay un pequeño homenaje a Josef Hellmesberger
(sólo 2 obras) por el centenario de su muerte. En estas piezas
infrecuentes o inéditas, y por supuesto en la actuación de la Filarmónica
de Viena, que como siempre está soberbia, parece estar, como de costumbre,
el mayor interés del presente álbum.
REFERENCIAS:
"Concierto de Año Nuevo 2007"
Orquesta Filarmónica de Viena. Director: Zubin Mehta
DG 477 6225 (2 CDs)
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