Revista mensual de publicación en Internet
Número 81º - Febrero 2.007


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Conciertos
Web del mes
Buscar
 

 

Por el camino de la nostalgia

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Ángeles sobre Berlín. Ute Lemper (voz), Werner Gierig (piano), Don Falzone (contrabajo), Mark Lambert (guitarra). Canciones yídish y de Schulze, Leip, Hollaender, Weill, Brecht, Eisler, Lemper, Kander, Ebb y otros. Teatro Real de Madrid, 27 de enero de 2007. 

Ute Lemper ha ofrecido en el Teatro Real un recital extraordinario, dentro del ciclo sobre el contexto de Wozzeck, y ha triunfado. Con su sola presencia y la de tres músicos, consigue llenar el escenario, pues en cada gesto, en cada canción, en cada palabra respira bocanadas de arte. Su presencia es desenfada pero también sofisticada, sensual, natural y al mismo tiempo artificiosa y calculadamente distante. No sé como lo consigue, pero la Lemper es capaz de reunir los polos opuestos en su personal estilo de hacer. Digo hacer, porque no solo canta, también actúa, se mueve y habla con pleno dominio del espacio escénico. El recital fue algo más que una sucesión de piezas: fue una actuación con un guión perfecto, con textos que enlazaron las canciones con absoluta fluidez. Imagino que la propia intérprete es la autora de los comentarios y de la concepción de todo el espectáculo, que reúne amor a la música y al teatro por partes iguales. Son textos llenos de poesía, de añoranza, de recuerdos y de algún pequeño mensaje político. El acalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que no quiso perderse el recital, ¿se daría por aludido? La Lemper se identifica plenamente con el estilo de Weill, Brecht y Eisler, así como con la cultura política en la que aquellos creadores desarrollaron su quehacer artístico, en aquel maravilloso y paradójico Berlín de los años treinta. Ute Lemper se explicó en inglés, aunque canto en yídish, en inglés y en alemán, pasando con toda naturalidad de la voz hablada a la voz cantada. Es tan buena cantando como declamando, con una divertida e intencionada insistencia en las erres germánicas. No es fácil hablar y cantar en alternancia durante casi dos horas, aún con la ayuda del micro y una amplificación que debería haber estado más fina en honor a la diva y al lugar. El sonido llegaba de los lados donde estaban los altavoces y no del centro del escenario. Los arreglos y el acompañamiento musical fueron impecables y concedieron todo el protagonismo a la artista, que consiguió romper el distanciamiento que inevitablemente se produce en una sala tan colosal como la del Teatro Real, que tienen un gran foso que separa la escena del público. El público se conmovió con profundamente con esta evocación del viejo Berlín. Había un señor sentado cerca de donde yo estaba que se pasó media actuación llorando a moco tendido de la emoción. Las canciones de aquella época (Lili Marlen, Salomon Song, Kanonen Song…) fueron mucho más impactantes que las modernas, aunque también fue muy bella la canción titulada Gohsts of Berlin, que ha compuesto la misma Ute Lemper. Fue una velada memorable que consiguió crear una atmósfera mágica con la intervención de muy pocos recursos. A Ute Lemper le basta reunir algo de música, poesía y teatro para hacer un pequeño gran espectáculo como este ofrecido en el Teatro Real.