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Parodias operísticas Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
El Barbero de Sevilla. Música de Manuel Nieto y Gerónimo Giménez. Libro de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios. Intérpretes: Charo Reina. Miguel López Galindo, Carmen González, Luis Perezagua, Enrique Ruiz del Portal, Marco Moncloa, Milagros Martín, Jesús Ortega, Iván Nieto-Balboa. Bohemios. Música de Amadeo Vives. Libro: de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios. Intérpretes: Ángel Rodríguez, Enrique Ruiz del Portal, Carmen González, Karmelo Peña, Resu Morales, Pedro Miguel Martínez, Ana María Fernández, Begoña Álvarez, Javier Galán. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Jospe María Mestres. Escenografía: Pepe Durán. Figurines: Nina Pawlowsky. Director del coro: Antonio Fauró. Iluminación: Juanjo Llorens. Coreografía y ayudante de dirección: Montse Colomé. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela. Nueva producción del Teatro de la Zarzuela. Teatro Real de la Zarzuela, Madrid del 9 de febrero al 11 de marzo de 2007. El Teatro de la Zarzuela ha diseñado un interesante programa doble con dos títulos de zarzuela que parodian sendas óperas. A pesar de contar con el mismo equipo de curtidos escritores, Perrín y Palacios, son dos obras muy distintas. El Barbero de Sevilla es una pieza graciosa y con buen ritmo, sostenida con una breve partitura de Nieto y Giménez, cuyo mayor logro son las citas a óperas conocidas, que hacen las delicias de los aficionados al género lírico. La dirección de escena que firma Mestres es ágil e inteligente y apuesta por la claridad del texto. Contiene guiños al género de la revista en unas simpáticas coreografías concebidas por Montse Colomé en el filo de lo esperpéntico, que el público aplaude regocijado. Bohemios cuenta con una partitura de Amadeo Vives mucho más densa e interesante, que incluso sugirió una ópera arreglada años después por Conrado del Campo. Sin embargo, el libro, de los mismos autores que el título precedente, es bastante más soso y la puesta en escena no consigue llegar a darle suficiente vida. Estas dos zarzuelas que forman doblete cuentan con un reparto de artistas que son mejores actores que cantantes. Dicen todos los chistes con chispa, gracia y claridad, pero cuando tienen que cantar la cosa se nubla un poco. Destaca en El Barbero de Sevilla Charo Riena como doña Casimira, por su presencia escénica y gracejo, y en Bohemios, Pedro Miguel Martínez como el protector Girard. Los decorados son muy austeros, muy grises y muy planos. Compensan su pobreza dando repuesta a los abundantes cambios que piden ambas historias, así como con algunos cambios vistos resultones. Tal vez el programa hubiera dejado mejor impresión invirtiendo el orden de las piezas, que se presenten cronológicamente, para dejar como cierre al Barbero, que es mucho más divertido que Bohemios. El público, fiel al género y al Teatro de la Zarzuela, disfruta de la doble función sin mayores exigencias, en comunión con los deseos de quienes compusieron estas piezas y de quienes ahora las vuelven a ofrecer: entretener con aires ligeros y buen humor.
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