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LOHENGRIN EN VERSION DE CONCIERTO
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
Oviedo, Auditorio Príncipe Felipe. 14 de marzo de 2008. Wagner:
Lohengrin (vers. de concierto). R. Dean Smith, N. Gustafson, H.J.
Ketelsen, P. Lang, R. Hagen, Ch. Robertson. Coro de la Fundación Príncipe
de Asturias (dir. José Esteban García Miranda). Orquesta Sinfónica del
Principado de Asturias (OSPA). Dir.: Maximiano Valdés.
La presente temporada 2007-2008 de la OSPA incluía toda una rareza, la
posibilidad de escuchar en vivo el Lohengrin de Wagner completo;
una ópera que en Oviedo no se representa desde la década de los 50, aunque
posiblemente un año de estos se incluya en la programación del Campoamor,
habida cuenta de que se han programado recientemente otros títulos de
Wagner. Lo de "completo" ha de matizarse en el sentido de que se hizo el
corte habitual en el tercer acto (4 minutos desde que termina la narración
de Lohengrin hasta que aparece el cisne) y además se abreviaron las
fanfarrias del entreacto en ese mismo tercer acto, que pierden gran parte
de su sentido si no se ven en escena. Ya se había intentado hacer este
Lohengrin en otra temporada de la OSPA pero, finalmente, el proyecto
fue cancelado.
Para la ocasión se trajo un reparto de lujo, con nombres habituales en los
teatros más importantes donde se representa a Wagner hoy en día (Bayreuth,
Metropolitan, etc). Comenzando por Robert Dean Smith en el papel titular,
un fenomenal tenor wagneriano, de los mejores de la actualidad (donde hay
varios excelentes, al contrario que hace dos décadas que no se podía
encontrar ni uno), que sabe expresar el lirismo de momentos como "Das
süsse Lied verhallt" o de su narración "In fernem Land" (donde, con todo,
le faltó un punto de la delicada poesía de los más grandes), y también
posee un "metal" heroico para otros momentos, como el "Höschtes
Vertrau'n". En conjunto, una prestación al máximo nivel.
Junto a Dean Smith, lo mejor del reparto fue la malvada Ortrud de Petra
Lang, realmente escalofriante con su interpretación (qué invocación a
Wotan y a Freia), incluyendo la risotada que suelta ante Telramund en el
acto 2 o su grito final al desplomarse tras la reaparición de Gottfried,
vuelto de su condición de cisne. También estuvo a gran nivel el Telramund
de Ketelsen, todo un veterano de los festivales de Bayreuth, y que
compensó su edad vocal (ya un tanto avanzada) con unas "tablas" y un saber
hacer que le permitieron salir bien parado en su papel. El Rey Enrique de
Reinhard Hagen estuvo vocalmente correcto, aunque podría pedirse mayor
"majestad real". Y lo menos bueno fueron el insuficiente Heraldo de
Robertson (al parecer se trataba de un reemplazo de última hora sobre el
cantante inicialmente previsto) y la Elsa de la Gustafson, a quien
recordaba como una cantante muy notable y que se presentó en Oviedo con
una zona aguda deteriorada, una voz que sonaba demasiado "dura" para la
dulce Elsa; no sabemos si será una indisposición pasajera o el comienzo de
un declive vocal definitivo.
En cuanto a los conjuntos, el coro de la Fundación Príncipe demostró su
escasa preparación operística, estando muy por debajo del nivel habitual
del Coro de la Ópera de Oviedo (o de ellos mismos en el repertorio que
dominan, que no es la ópera) y la OSPA se empleó a fondo para dar, al
menos, una lectura digna de la partitura de Wagner, lo que ya es difícil.
Y de poco más que de "lectura" merece calificarse el trabajo de Valdés,
que hizo sonar a la orquesta con suficiencia en lo técnico, pero careció
de cualquier vuelo poético o místico. Tampoco se pedía tanto, y lo
importante era la ocasión de poder escuchar Lohengrin en vivo, que para
muchos aficionados asturianos habrá sido la primera vez.
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