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POEMAS (I) Por Prof. Guillermo R. Gagliardi.
LA LÍNEA MOZARTIANA.- Ondas de un suave mar: la sinfonía de Mozart.
La luz celeste, la melodía y claridad. Definen esas notas su genio musical.
Juego insuperable de claves, violines y aires. Programan netamente la esencia, augusta, del arte Clásico.
Digo Clásico y nombro lo Eterno, lo Perfecto. ¡Evidente!. El Espíritu Divino está en él.
La línea excelsa de sus sonidos, exige, reclama, atención devota. Y, sobre todo, se enciende, levita, mi alma, en mi ambiente, al escucharlo.
BRAHMS PROTEGE.-
Brahms protege, Dios asomaescribí, sentí y pensé, antes.
Hoy, su Concierto número 1 para piano y orquesta: su dolor ante Schumann muerto.
Alma exquisita, triste y sensitiva. Severa y bella su musa.
Amado Johannes y Grande. Otra vez Brahms.-
GEOMETRÍA SINFÓNICA DE CÉSAR FRANCK.-
Ambiente trágico, amenaza, advertencia grave. Sonoridad opaca, honda.
No se levanta, obedece a un ritmo contrario: se desliza hacia la profundidad.
El gris casi negro, prevalece. Sugiere la reflexión intemporal.
Irrumpe en sordina, circular, la infaltable y misteriosa advertencia.
Alude y anuncia, en línea vertical, para abajo, a tiempos remotos, de acendrados sentimientos.
Dibuja un tiempo astronómico, en dirección horizontal. Adánicamente, diseña una novísima galaxia: la Sinfonía en Re Menor.
CON BEETHOVEN.-
Desde Beethoven, habla el corazón, vibran los violines.
La sangre muestra un especial movimiento: de Ascensión, de Bondad, primordialmente.
La “Missa Solemnis” produce ese aire esencial. Hoy, con ese calor. Emoción, Amor, Bien.
Dios habla desde ese canto y música. Y éstas son mis flacas palabras. Y ésas, sus inconmensurables notas, en supremo e intenso ritmo.
Sublime Teofanía. Me rozan las alas angélicas. ¡Se expande el Redentor Afecto, Grandioso, de Dios Padre!
MÚSICA SOBERANA.-
Entro, circularmente, en la música soberana de Juan Sebastián Bach.
Ya acuden los ángeles con su cántico celestial. Suenan, devotos, los violines. El coro eleva sus voces.
Subido tono que siembra caridad y misericordia entre las gentes.
Altura de gran música: crea un ámbito gigantesco de sacralidad y perfume de esencias finísimas.
Me inunda una Luz, radiante, una Paz, únicas: asoma el Gesto del Divino Padre y el Amado Hijo.
Mi pobre escritura no alcanza a más...
Pero mi espíritu estalla. Mi mente se apacigua. Mi Fe vibra, incesante.
El mundo reverdece en colorido homenaje.
¡Dios pasa por mi lado!
NOTAS DE BEETHOVEN.-
Reivindica el Espíritu. Lo consagra alciónico.
Un celeste pastor suele asomarse y juega con el pentagrama. O un titán prometeico, llora, amargo y doliente. Sus notas formidables se prodigan imperialmente: Arman un edificio de dimensiones homéricas.
Condensa el valor del sentimiento, Advierte en sus zarpazos miguelangelescos, que la ausencia y la mezquindad nos deben ser ajenos.
Un corazón gigantesco irradia su armonía, a veces su rebelión.
Moisés de la Música, libera y energiza. Invade, con gozo, la potencia dantesca del color sinfónico.
Romanticismo exacerbado. Arquitectura de la pasión dramática. Precisión constructiva. Anábasis luminosa. Catábasis penetrante.
Entre tanta intrascendencia y transitoriedad mundanales, se levanta la peraltada trascendencia de su Arte.
Enciende a la Humanidad y justifica su paso terrenal.
Beethoven y su música, Sol entre la abundante Oscuridad.
POEMA ACERCA DE PAVANA PARA UNA INFANTA DIFUNTA.-Es crecimiento este ritmo. Significa amanecer, dulzura del nacimiento, este paisaje musical.
Envuelto en suavísima melancolía.
Nocturno. Anuncia un leve sol. Promete, no amenaza. Colorido de una escritura artística impecable.
Tensa calma. Lentitud de la reflexión. Esta concordancia de vida... ¿encubre la muerte? ¿Recuerda el Fin...?.-
SCHUMANNIANA.-
Música y meditación adunadas. Detrás, detrás, el Misterio, la mente (traicionera), lo Indecible.
En ternura y compasión suelen transcurrir estas ondulaciones del piano, melancólicas.
Evidente, se perfila su destino, la biografía trágica del creador. Y... el corazón que se derrama.
Aflora, lo rescata, salvadora, el agua de manantial de su canto.
SIEMPRE WAGNER.-
Siempre Wagner. Siempre Wagner.
Vuelve a subir mi sensibilidad. Y a bendecir mi entendimiento.
Se levanta mi alma en las alas de su música excelsa.
Nada, nada, puede compararse con la cima de esas ondas sonoras.
Altura, cumbre, ascenso a esferas superiores, indecibles.
La mayor herencia de mi padre, que me aproxima al Otro, Divino.
Reina el supremo arte de Guillermo Ricardo Wagner.
En sus círculos centrífugos: Todo.
¡Siempre Wagner!
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