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Número 38º - Marzo 2.003


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ENTREVISTA A JOSHUA BELL



Por Elisa Rapado Jambrina. Lee su curriculum. 

ENTREVISTA CON JOSHUA BELL.

Fecha de realización 1-02-2003. Justo antes de su concierto en León.

Lugar: Auditorio de la Ciudad de León.

Programa del concierto:

-         Schumann: Sonata número 3
-         Beethoven: sonata número 10
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-         Janacek: sonata
-         Ysaye: sonata número 3
-         Chaikovski: Melodía
-         Wieniawski: Polonesa Brillante.

Joshua Bell, violín.
Ana María Vera, piano.
En la publicidad previa al concierto estaba prevista la actuación de Simon Mulligan al piano. Ana María Vera fue finalmente la pianista que tocó en el concierto, según recoge el programa de mano.


Introducción y una curiosa anécdota:

Hace un mes y medio, le regalé a mi hermano, el pequeño violinista de la familia, una excelente resina para el arco, quizá con el fin de convencerlo para que estudiase más y mejor. El día del concierto de Joshua Bell era sábado, y cuando el espléndido violinista americano descubrió que había perdido durante el viaje su propia resina, ya era demasiado tarde para intentar encontrar una tienda de música abierta. Por no llevarle mi propia resina, mucho más modesta, traté de convencer a mi hermano, quien, muy a regañadientes, me dio la suya para que se la llevase.

Sin embargo, después del impresionante recital de Bell y Vela, mi hermano era la persona más feliz del mundo al anunciar que su resina iba a dar la vuelta al mundo en el estuche de Joshua Bell. Éste, además, se lo había agradecido con una cariñosa dedicatoria en programa de mano.

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La entrevista se desarrolló en una atmósfera muy cordial, a pesar de que faltaba solamente una hora para el comienzo del concierto.

He tenido algunas dificultades de transcripción con algunas preguntas en las que Bell pensó cuidadosamente su respuesta y dejó inconclusas algunas frases. A pesar de no ser ideas cerradas, he transcrito algunas que sugieren matices o que anticipan cuestiones a desarrollar más adelante. Por una cuestión de veracidad, he transcrito literalmente todas las expresiones pronunciadas por el músico, a pesar de que algunas podrían sonar mejor con un retoque literario. Tampoco se ha alterado el orden de las preguntas.

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P. Estamos entrevistando, pues, a Joshua Bell, que esta tarde va a interpretar un programa muy interesante. (Joshua Bell dejó su violín sobre el estuche). Qué instrumento tan extraordinario. ¿Tiene su violín alguna historia?

R. Sí, una larga historia. Si quiere, puedo contársela después.

P. De acuerdo. Tengo algunas preguntas, pero no tiene por qué ceñirse a ellas estrictamente. Todo cuanto pueda decirnos será muy valioso. (Pausa). ¿Puede comentarnos algo sobre el programa que van a interpretar?

R. Sí, en primer lugar, esta es la primera vez que vengo a tocar a León y es muy agradable para mí. He estado muchas veces en España, en Bilbao y Madrid y otros lugares, pero es la primera vez que toco en esta ciudad. El programa de hoy creo que es interesante, porque algunas piezas no se conocen muy bien y otras son piezas muy populares. La primera obra, la sonata de Schumann, es especial porque es la última de sonata de Schumann, una de sus últimas obras, que estuvo perdida mucho tiempo, y luego fue descubierta. Es magnífica porque muchas personas piensan que Schumann estaba un poco loco cuando escribió esta obra, pero yo pienso que es realmente poderosa. Y la de Beethoven es también su última sonata [para el conjunto violín y piano], pero existe un gran contraste entre estas dos obras. No sé qué decir, un programa se diseña como un menú, con algo de carne, patatas y también algo para el final, el postre, las últimas piezas, como la melodía de Chaikovski y la polonesa de Wieniawski.

P. ¿Cuál de las dos polonesas es? ¿La primera o la segunda? (tarareé la melodía).

R. Esa es, en Re Mayor.  Entonces, ¿es usted violinista?

P. No, soy pianista. (Pausa). Estaba pensando en una pregunta que no tenía programada, pero resulta que el pianista que estaba previsto en el programa era Simon Mulligan, pero finalmente va a tocar Ana María Vera. ¿Ha sucedido algún imprevisto?

R. No, fue un pequeño error, tocaremos juntos la semana que viene en una gira, pero no en España, sino en Estados Unidos, y con Ana María Vera en Europa. Ha sido un fallo, tocamos con frecuencia juntos, me gusta mucho tocar con él, en general me gusta tocar con muchos músicos diferentes, no con el mismo pianista cada vez. Ella [Ana María] es muy buena. Es americana, pero su madre procede de Bolivia, por eso habla español perfectamente, es una suerte tenerla al lado, en España, me ayuda.

P. ¿Cree que ser un afamado solista internacional, acostumbrado a tocar conciertos y ese tipo de repertorio puede ser un problema para tocar en música de cámara? ¿O más bien opina que es una ventaja?

R. Bueno, me encantan las dos cosas y hago ambas cosas, quizá mi carrera sea mitad y mitad, o en realidad más de la mitad como solista, pero hay diferentes ventajas para ambas cosas. Adoro el repertorio de concierto, el repertorio solista, me encanta el papel de ser el líder con una orquesta, pero quizá lo que prefiero es la música de cámara. Y por eso interpreto cámara frecuentemente, cuando me es posible. Y tengo muchos conciertos, mi propio festival de música de cámara, en Londres, y toco mucho en otros lugares. Como más aprendo es tocando música de cámara,  y a la vez es el repertorio más satisfactorio de toda la música. Yo lo creo así. 

P. También yo lo creo. Pero estaba pensando en su manera de enfocar el trabajo camerístico. ¿Puede comentarnos cómo es? Cuando interpreta en conjunto, ¿suele dar mayor importancia al trabajo de grupo, unificando las diferentes partes o prefiere dar más relevencia a las diferencias individuales entre los instrumentos y sus calidades sonoras?

R. En primer lugar, no es posible un único acercamiento a la música de cámara, porque realmente depende de las piezas, porque algunas obras, como son los cuartetos de cuerda, están escritos pensando en el conjunto, en el sonido, como en un único instrumento. En otras obras, cuando tocas un trío con piano, lo que más interesa es expresar la diferencia y contraste entre piano, violín y chelo, se debe trabajar de un modo diferente del cuarteto de cuerda. Depende del grupo, de la pieza, por eso no puedo dar la misma respuesta para todo. Pero, ¿sabe?, cuando toco como solista con una orquesta, intento que sea como tocar música de cámara. El violín suele tener la parte principal con más frecuencia, pero no siempre, de forma que tocar con orquesta debe ser también como el trabajo camerístico. Yo intento acercar ambas cosas con esta idea.

P. ¿Qué otros programas de música de cámara le gustaría abordar en un futuro?

R. Bueno, he tocado la mayoría del repertorio de cámara. Pero me gustaría hacer más cuarteto de cuerda, el cuarteto es lo más importante, pero no suelo tener suficiente tiempo, porque el cuarteto necesita la mayoría del tiempo. Así que mi sueño es poder algún día coger tres meses o incluso un año entero para preparar cuartetos, no sé, quizá algún día pueda hacer esto, para mí es el siguiente terreno a explorar.

P. ¿Y en el campo del concierto y la música para violín?

R. Hay muchas cosas que he hecho y también muchas por hacer, todavía del siglo veinte aún quedan Shostakovich, Bartok, Straviski, y también románticos, como Glazunov, la Fantasía escocesa de Bruch y otros, un repertorio excelente. También me gusta tocar las nuevas piezas escritas para mí y tengo bastantes proyectos, pero soy un poco cauteloso, porque también hay mucha música nueva que no me gusta, además de mis compositores preferidos.

P. Puedo comprenderle, porque no todos los compositores contemporáneos parten del mismo punto de vista y tienen intereses distintos.

R. Sí, y es necesario creer en la obra que tocas.

P. ¿Puede concretarnos algún nombre, algún dato más sobre estos proyectos?

R. Sí, tengo un par de proyectos ahora, hace un par de semanas he tocado un concierto escrito para mí. Es de un compositor que probablemente no conocerá, porque aún no ha sido difundido lo suficiente. Procede de la zona de los Urales, pero vive en Nueva York. Su nombre es B. Raingbaion. Me escribió un concierto fantástico, muy hermoso, y muy emocionante. Lo he tocado en Inglaterra. Adoro esta obra, también porque acerca de las obras nuevas uno suele ser un tanto escéptico. Pero fue un éxito y estoy muy feliz por ello. También este año voy a tocar un nuevo concierto de John Corigliano, que escribió la música para la película "El violín rojo". Yo toqué sus composiciones para esta película. En la película aparece una pieza llamada "La Chacona del Violín Rojo", para violín y orquesta. He tocado esta obra en diferentes ocasiones, pero ahora él está integrando la obra en un concierto completo, añadiendo tres movimientos. La chacona será el primero, le seguirán otros dos tiempos, creo que algo más breves, y un cuarto, como conclusión. Finalmente el estreno será en Septiembre en Estados Unidos y quizá podamos tocarlo después en Europa.

P. ¿Piensa que la nacionalidad de un intérprete tiene un gran peso en su forma de comprender e interpretar la música?

R. ¿Se refiere a mi nacionalidad? 

P. En general...

R. Es que no se puede generalizar, porque depende. Para mí, hay muchos alemanes que no... quiero decir, que puede haber españoles que interpreten Mozart mucho mejor que cualquier austríaco. Es incompleto e innecesario.... En nuestros días, el mundo es realmente pequeño y en el campo musical, podemos estudiar y vivir en cualquier lugar. En cualquier lugar de América, puedes tener... bueno, yo tuve profesores de América, Europa, Rusia y en mi opinión son más importantes las influencias de las personas que tienes alrededor, con las que tocas y con las que estudias que el lugar donde naces.

P. En esto no puedo evitar estar completamente de acuerdo con usted. Entiendo que el profesor tiene una gran importancia. Pero querría preguntarle entonces su opinión sobre otra cuestión: ¿Qué podemos aprender de un profesor, según su criterio? ¿Cuestiones profesionales, o más bien humanas?

R. Los profesores son como padres, ¿sabe? Pueden guiarte. De cualquier forma, enseñar es imposible, no se puede enseñar nada a nadie, ni un profesor a un alumno, ni un padre a un hijo. Se debe aprender de la vida. Un padre puede ser el mejor ejemplo, guía a su hijo. El profesor es lo mismo, como músico válido. Por ejemplo, si el profesor es un músico honesto y le escuchas, aprenderás esta cualidad, esto es bueno. Pero el mejor profesor es el que enseña a pensar y no a tocar cada una de las notas o el alumno será una copia de su profesor. El buen profesor te enseña cómo pensar por ti mismo, descubre tu individualidad, esto es lo importante.

P. ¿Piensa que la música expresa la experiencia, emociones y la vida humana o piensa que la música se expresa sólo a sí misma? Stravinski, por ejemplo, era un buen ejemplo de esta segunda tendencia del pensamiento, los músicos románticos de la primera. ¿Cuál es su opinión?

R. (Se ríe. Reflexiona un poco antes de contestar). Bueno, yo no creo... para comenzar Stravinski no pudo decir exactamente que la música no puede representar. No puedo creerlo. Él mismo escribió sobre la primavera. Creo que la música expresa los sentimientos y vivencias humanas, pero la música es más que eso. Es una manera de articular cosas que no podemos expresar sin ella, cosas que no pueden describirse propiamente con palabras. Habla sobre las experiencias humanas, sobre la física, sobre el universo, la verdad, Dios, si crees en él. Está más cerca de ser una revelación divina que solamente una historia sobre la vida, es algo más elevado.

Lo siento, tengo que irme a estudiar. Pero le hablo un poco de mi violín, porque es un instrumento muy especial. Es un Stradivarius hecho en 1713 y perteneció a un célebre violinista del siglo pasado llamado Hubermann, tan famoso en su tiempo como Kreisler. Le fue robado en el Carnegie Hall y nunca volvió a verlo. Desapareció durante cincuenta años y solamente en 1986 fue descubierto de nuevo. La persona que lo había robado tocó en cafés durante cincuenta años, sin decírselo a nadie. Es una historia interesante. Lo compré hace un año.

P. ¿Piensa volver pronto a León?

R. No lo sé, pero espero que sí. Venid después, porque tengo que agradecer a tu hermano que salvase el día con su resina. 

P. De acuerdo, y muchísimas gracias.