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Sección del Apócrifo Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.
- Se me ha ocurrido editar una revista de música clásica, ¿queréis colaborar? Ni que decir tiene que esta pregunta iba dirigida a un grupo de estudiantes de música de las más diferentes disciplinas: piano, flauta, violín,... algo que quedaba un poco lejos de mis expectativas musicales. Como el número de articulistas no era muy alto me ofrecí a colaborar, desde el punto de vista de alguien que no entiende nada de música clásica: - Yo también puedo colaborar, podría hacer la "sección del apócrifo". La idea le gustó al editor, aunque para mis adentros pensaba que no tendría mucho futuro. Pero en los comienzos de la revista no vendría mal un artículo fijo todos los meses, hasta que se afianzara el número de articulistas. Salió el primer número y desde el primer artículo declaré mi condición de intruso entre eruditos. Era lo que comúnmente se conoce como "enchufado". Dicen que para superar un complejo el primer paso es reconocerlo, y desde luego yo lo hice desde el principio. Pasaron los meses y la revista parecía funcionar bien, y con ella mi sección. Quién lo iba a decir. Durante estos meses (doce, que juntos forman un año) he contado, en la mayoría de las ocasiones, episodios de mi vida que muy bien podrían haber sido inventados. Pero ya se sabe, la realidad supera la ficción. En realidad todo aquel que tuviera contacto conmigo corría el peligro de quedar reflejado en uno de mis artículos. Buen ejemplo de ello puede ser el mismísimo editor de esta revista, que a pesar de ser recriminado desde aquí no ha sido capaz de devolverme mi único CD de música clásica. Otro caso fue el de la escritora de sanscrito, lo que pasa es que no puedo revelar nada más sobre su identidad. De hecho creo que ya se habrá enfadado conmigo otra vez porque habíamos acordado no volver a hablar del tema. Pero yo no estoy hablando del tema, simplemente estoy rememorando momentos del último año. Las incursiones en los conciertos son también totalmente reales y sin ellas me hubiera quedado sin una fuente muy importante de información. La verdad es que no sabía lo bien que se lo podía pasar uno viendo un concierto de música clásica. También es verdad que no todos los conciertos dan el mismo juego, pero si se mira desde el punto de vista adecuado se puede sacar agua de una piedra, igualito que Moisés. Otra cosa que ha traído este periodo anual han sido las felicitaciones. Era algo que no esperaba recibir, no sólo por mi condición de apócrifo y enchufado sino por mi forma de escribir. Rara vez he leído por segunda vez un artículo mío, por temor a que me dejara de gustar. Es en este punto cuando vuelvo al párrafo ya pasado de las menciones de la gente que se cruza en mi vida, ya que aquí es donde encaja mi club de admiradores cuyas siglas son N.A.C.H.O. y que aún no sé lo que significan. Desde aquí invito a su presidente a que me envíe un mail con su significado. Además, estamos en época de carnavales ¿Me explico? Como propósito de enmienda me he propuesto crecer en mi conocimiento de la música clásica, algo que ya he comenzado con el artículo que dediqué a Goldberg (por cierto, aviso que este artículo tiene secuela). Resulta que me gusta la historia, y que debido a mi total falta de oído musical no puedo tocar ningún instrumento, pero sí puedo dedicarme a estudiar las letras de la música. No de las partituras, sino de las otras, de las que cuentan cosas que le pasaron a nuestros tatarabuelos y las que contarán lo que les pasará a nuestros biznietos. Quizás lo consiga o quizás no, desde luego estoy dispuesto a dejarme la piel en el intento. He dejado para el final lo que me gustaría escribir en mi artículo del año que viene, el del segundo aniversario. Pero después de mucho pensar he decidido que mejor lo voy escribiendo mes a mes para después hacer un resumen de lo que ha pasado en los últimos (próximos) doce meses. De lo que sí pueden estar seguros es que intentaré hacerlo lo más mejor posible. NOTA: Para el presidente de mi club de fans: preferiría la letra de un pasodoble con el significado de las siglas N.A.C.H.O. a ser posible en clave de chirigota.
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