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CINE Y MUSICA: STANLEY
KUBRICK (y 5) LA CHAQUETA METÁLICA y EYES WIDE SHUT
Por Angel
Riego Cue. Lee su Curriculum.
Aunque Kubrick vivió en
Inglaterra desde 1961 hasta su muerte en 1999, nunca dejó de
interesarse por la actualidad norteamericana, y se hacía traer
grabaciones en video desde Estados Unidos con programas de televisión,
como noticiarios, series o espacios deportivos. Uno de los temas que
seguía a diario era la evolución de la guerra de Vietnam, aunque las
preguntas que le hacían sobre ese tema en las entrevistas nunca
consiguieron descubrir sus opiniones políticas.
En los días previos al estreno de El resplandor, Kubrick
organizaba pases privados de la película a amigos suyos, y a uno de
ellos asistió el escritor David Cornwell, más conocido por su seudónimo
de John Le Carré. Cornwell a su vez se trajo al pase a un amigo suyo,
Michael Herr, corresponsal de guerra en Vietnam y autor de un famoso
libro de reportajes, Vietnam dispatches, que había servido
para que mucha gente conociera la realidad de lo que pasaba en
Vietnam. Herr también había participado en el guión de Apocalypse
Now de Coppola, y quedó encantado con la posibilidad de conocer
a Kubrick pues, según contó, había llorado de emoción al ver 2001
el día que volvió de la guerra. En la reunión, Kubrick contó a
Herr que pensaba hacer una película sobre Vietnam, y estaba buscando
un libro en el que basarse; aunque Vietnam dispatches era un
buen libro, no tenía una historia que se pudiera llevar a la
pantalla, y preguntaba a Herr si él conocía alguno. Herr dijo que
no, y que por entonces estaba saturado de lecturas sobre Vietnam y no
deseaba leer más por el momento, aunque el contacto entre los dos
continuó desde entonces, hablando a menudo por teléfono de todo tipo
de temas (según Herr, las llamadas de Kubrick podían durar hasta 7
horas, 3 horas era una duración "normal").
A finales de 1982, una nueva llamada de Kubrick anunció a Herr que
había encontrado por fin el libro que necesitaba, y le invitó a
leerlo para trabajar con él en el guión. Herr aceptó, a pesar de
estar saturado del tema Vietnam. El libro era The Short Timers,
de Gustav Hasford, escrito entre 1969 y 1976, y publicado en 1979. Su
título hacía referencia a unos reclutas del Cuerpo de Marines, que
se someten a un adiestramiento de corta duración a cargo de un tiránico
sargento instructor, Gerheim, antes de ser enviados a Vietnam. El
protagonista, un recluta al que conocen con el alias de
"Joker" (Bufón, o Chistoso) observa con cierto
distanciamiento cínico lo que ocurre a su alrededor, pero otro
recluta, Pratt (al que el instructor rebautiza con el alias de
"Gomer Pyle", personaje de televisión de la época) no
puede resistir el trato que recibe, mata al instructor y se suicida. Más
tarde, en Vietnam, morirán gran parte de los marines y el propio
"Joker" se verá obligado a matar a su mejor amigo.
Hasford era un desequilibrado, que había venido trastornado de la
guerra, y que tenía manías como acumular en su casa libros robados
de bibliotecas públicas. Cuando supo en 1983 que Kubrick había
comprado su novela para llevarla al cine, no cabía en sí de gozo:
pensaba que por fin se haría rico, por las ventas que acompañarían
a su libro una vez estrenada la película. Y, aunque así fue, él no
vivió lo bastante para sacar partido a su éxito, pues moriría de
diabetes en 1993, a los 46 años.
El guión escrito en Londres por Kubrick y Herr seguía el mismo
principio que otras películas del director, la división en
"unidades insumergibles" o compartimentos estancos que se
trataban aparte. Cada uno escribía un borrador de cada escena, que
pasaba al otro. También llamaban por teléfono con frecuencia a
Hasford, para contarle los cambios que iban introduciendo en su
novela. Hasford llegó a implicarse tan directamente en la escritura
del guión, que finalmente viajó también a Londres, y más tarde
apareció por el plató durante el rodaje para exigir que se detuviera
la película a menos que se le reconociera como co-autor del guión, a
lo que Kubrick accedió, a pesar de que de su mano se habrían usado
como máximo 4 líneas de diálogo.
El título definitivo de la película sería Full-metal jacket,
que literalmente significa "chaqueta totalmente metálica";
hace referencia al recubrimiento o revestimiento de metal que llevan
las balas de fusil, del calibre 7,62 mm ; Kubrick leyó el término en
una revista de armas, y le gustó por su carácter
"impactante". La película se estrenaría en su versión
española con el título de La chaqueta metálica, aunque
antes la novela de Hasford se había publicado en español no con su título
original (The Short Timers, algo así como "Reclutas de
corta duración") sino con el de la película que la haría
famosa, aunque al no haberse estrenado ni decidido su título español,
se tradujo provisionalmente como Un chaleco de acero.
La primera escena de La chaqueta metálica, durante los títulos
de crédito (reducidos al nombre del director y de la película), es
el rapado al cero del pelo de los reclutas: todo un símbolo de que
quien entra en el Ejército pierde su individualidad. Después
asistimos a las arengas del sargento instructor (cuyo nombre en la película
se cambió a Hartman), destinadas a humillar a los soldados, haciéndoles
ver que allí son basura. A algunos les rebautiza como
"Cowboy", "Bola de Nieve", "Bufón"
(Joker) o "Gomer Pyle" (en el doblaje español se le llama
"Recluta Patoso"). Todos ellos deben contestar al instructor
sólo cuando se les ordene, y sus respuestas empezarán y terminarán
con la palabra "señor". Las arengas del sargento contienen
uno de los mayores cantidades de tacos por minuto que se hubieran
visto en una película, un lenguaje del tipo "os voy a sacar los
ojos, joderos vivos, cortaros la cabeza y cagaros en el cuello".
El entrenamiento consiste no sólo en pruebas físicas (escalar muros,
trepar por sogas, carreras de resistencia) sino también en un lavado
de cerebro que convierta a los marines en máquinas de matar, y que
alcanza a menudo ribetes surrealistas, como la "oración"
que deben recitar los soldados antes de acostarse, dirigida a su
fusil. En todas las pruebas, el gordo recluta "Patoso" (cuyo
nombre real en la película es Leonard Lawrence) falla una y otra vez,
y no consigue seguir el ritmo de los demás. Por otro lado, el
"Bufón" (Joker) fue castigado el primer día por hablar
imitando a John Wayne, pero más tarde el instructor le nombra jefe de
la brigada porque "es idiota, pero tiene cojones y eso
basta". Se le encarga de darle una atención especial a
"Patoso" para que pueda superar las pruebas, y vemos a
"Joker" cómo pacientemente le explica a su torpe compañero
lo que hay que hacer en cada caso. Pero "Patoso" no parece
tomarse del todo en serio la disciplina del campamento, pues en una
inspección, el sargento Hartman descubre su taquilla abierta y en su
interior un donuts, mientras que tenía prohibido comer en el
dormitorio. Esto hace que el instructor culpe a los demás reclutas de
no haber sabido "motivar" a su compañero, y a partir de
entonces, cada vez que "Patoso" cometa alguna falta no le
castiga a él, sino al resto del pelotón.
El recibir castigos por su culpa hace nacer el odio de los reclutas
contra "Patoso", aunque "Joker" lo niega cuando él
se lo pregunta. Sin embargo, una noche se le da su escarmiento al
torpe: los demás reclutas le golpean, utilizando cada uno como arma
su pastilla de jabón envuelta en su toalla, mientras otro le sujeta;
el propio Joker, el mejor amigo de "Patoso", es el que más
le golpea. A partir de entonces se observa un cambio de actitud en
"Patoso", que se aplica más en sus tareas, pero por otro
lado empieza a dar síntomas de locura, como hablarle a su fusil. De
hecho, cuando muestra más interés es cuando oye hablar de la
posibilidad de matar.
Finalmente, termina el período de instrucción y a cada
"marine" se le asigna un destino; pero, esa misma noche, al
hacer la guardia, "Joker" descubre a "Patoso" en
los servicios con un fusil cargado. A los gritos de
"Patoso", repitiendo las fórmulas que le han enseñado
durante la instrucción, se despierta todo el campamento, empezando
por el instructor, que acude a los servicios y trata de arrebatarle el
arma, pero "Patoso" le mata y luego se suicida disparándose
en la boca.
La acción continúa en Vietnam, donde "Joker" ha sido
destinado como corresponsal de guerra, de la revista Barras y
Estrellas. Su trabajo consiste en manipular la opinión pública
fabricando noticias falsas: soldados norteamericanos que trabajan para
reconstruir las casas de los vietnamitas, soldados norvietnamitas que
desertan y cambian de bando, etc. De hecho, su jefe le dice que ellos
sólo publican dos tipos de noticias, o soldados americanos dando
parte de su paga a los vietnamitas, o combates victoriosos. Se habla
de que el día de Año Nuevo vietnamita el Vietcong prepara una
ofensiva, pero eso es descartado de inmediato por el jefe de
"Joker", atribuyéndolo a simples rumores. Sin embargo, ese
día (30 de enero de 1968) comienza la que será conocida como
"Ofensiva del Tet", que pare el país en dos, buscando dar a
los norteamericanos la impresión de que no podrán ganar la guerra
(lo que acabarán consiguiendo); un objetivo propagandístico contra
el que se moviliza la oficina donde trabaja "Joker". Su jefe
decide destinarlo a una unidad en primera línea del frente, y junto a
él viaja un joven fotógrafo al que llaman Rafterman.
El esfuerzo norteamericano por ganar la guerra no parece verse
correspondido por un agradecimiento de los vietnamitas; al poco de
llegar "Joker" a Saigón ha visto cómo a un compañero suyo
un niño le robaba la cámara de fotos, mientras discutía con una
prostituta sobre el precio de sus servicios. Una frase que resume la
situación: "Estamos aquí para ayudarles y cuando pueden, nos
joden". La explicación puede ser la que dé un soldado más
tarde, que los norteamericanos están luchando por la libertad de
Vietnam, pero los vietnamitas antes que ser libres prefieren seguir
vivos. Un ejemplo lo vemos en el helicóptero donde "Joker"
y Rafterman viajan a su destino, donde también viaja un ametrallador
que dispara contra todo lo amarillo que vea, mujeres y niños
incluidos: "Todo lo que se mueva es un vietcong; todo lo que esté
quieto es un vietcong disciplinado".
Una vez llegados al frente, "Joker" busca el pelotón de su
viejo compañero de instrucción, el Recluta "Cowboy". Entre
ellos hubo más que amistad en el campamento (una relación homosexual
se sugiere cuando "Joker" le pregunta a Cowboy "qué
quiere a cambio del coño de su hermana"). Por el camino
encuentran una fosa común con los ejecutados por los norvietnamitas,
generalmente funcionarios del gobierno del Sur. Un coronel le pide
explicaciones a "Joker" de por qué lleva una chapa con símbolo
de paz y sin embargo en el casco tiene escrito "Nacido para
matar", a lo que "Joker" replica aludiendo a la
dualidad del hombre a la que se refieren las teorías de Jung. El
coronel pronuncia otra frase para la historia: "A mis marines sólo
les pido que obedezcan mis órdenes como si fueran la palabra de
Dios".
"Joker" encuentra por fin el pelotón de "Cowboy",
donde también hay un individuo al que apodan "Madre
Animal", que es el más bestia de todos. Juntos participan en el
asalto a una posición del Vietcong, en la que el pelotón sufre dos
muertos: uno de ellos era apodado "El Pajas", porque se
masturbaba 10 veces al día, y estaba a punto de ser evacuado.
Asistimos a la grotesca escena donde cada miembro del pelotón
pronuncia unas palabras ante los cadáveres, y luego son entrevistados
por las cámaras, haciendo declaraciones más surrealistas aún, como
las de "Joker": él llegó a Vietnam porque deseaba conocer
a los habitantes de esa cultura milenaria y luego matarlos.
Tras algún episodio menor (otra prostituta que se niega a prestar su
"servicio" al soldado negro "Bola 8" porque dice
que "la tienen demasiado grande", lo que él desmiente con
la evidencia), el pelotón, ahora al mando de "Cowboy" pues
su superior ha caído, encuentra que va por dirección equivocada,
luego cambia de trayecto; ante ellos están varios edificios, con un
patio interior. "Bola 8" se introduce para explorar, y
cuando da a sus compañeros la señal de que avancen, es derribado por
el disparo de un francotirador. "Cowboy" no se atreve a
ordenar entrar a recoger su compañero, y llama por radio para pedir
un tanque, en lo que demuestra que no da la talla como jefe. No hay
tanque, y el intento de otro soldado, "Doc", de recoger a
"Bola 8", cuyos gritos se oyen desde fuera, sólo consigue
que el propio "Doc" caiga también herido, siendo rematado
por los siguientes disparos. Finalmente, a través de un hueco en la
pared, el francotirador alcanza a "Cowboy", que muere entre
espasmos en los brazos de "Joker".
Esto es demasiado, y "Madre Animal" toma el mando y dirige
el asalto al edificio, que se realiza lanzando botes de humo para
encubrir la acción. El primero que encuentra al francotirador es
"Joker", y ve que es una adolescente vietnamita la que ha
causado ya tres bajas entre los aguerridos marines, y está a punto de
causar la cuarta, pues al propio "Joker" no le funciona su
fusil, y no le da tiempo a sacar otra arma; afortunadamente para él,
aparece Rafterman en el último momento y dispara sobre la chica.
Llegan los demás soldados, y se agrupan contemplando a la adolescente
moribunda; "Madre Animal" propone dejarla ahí "que se
pudra", pero "Joker" aún siente, increíblenente, algo
parecido a ternura hacia la niña, y dice que no la pueden dejar ahí
en ese estado; la otra posibilidad es rematarla, lo que hace fríamente,
con su pistola, el propio "Joker". En el plano final, los
marines patrullan cantando la sintonía del programa de TV El Club
de Mickey Mouse, una muestra de que esos feroces soldados,
entrenados para matar, en el fondo siguen siendo niños.
El rodaje de La chaqueta metálica se desarrolló en una
refinería de gas de Beckton, que estaba a punto de ser demolida y que
ya había sido usada por Michael Radford para rodar su adaptación de 1984
de Orwell; las escenas de exteriores en instalaciones militares (el
centro de instrucción de la isla de Parris, Carolina del Sur, y la
base de Da Nang, en Vietnam) fueron rodadas en la base aérea británica
de Bassingbourne. Fiel a sus principios ahorrativos, Kubrick decidió
rodar al mínimo coste, y según cuenta John Baxter en su biografía
de Kubrick (que hemos consultado a menudo en esta serie de artículos),
"sólo hasta que uno ha visto varias veces la película no se da
cuenta de que todo el material consiste en realidad en sólo dos
tanques, dos helicópteros y unos cuantos camiones". También fue
el primer rodaje que la edad de Kubrick empezó a pasarle
"factura", al no poder soportar un ritmo de trabajo tan
intenso como el de otras veces.
El mayor hallazgo del reparto de La chaqueta metálica fue
contar con R. Lee Ermey para interpretar al sargento instructor
Hartman; Ermey, ex sargento de marines en la vida real, había
participado ya en otras películas sobre Vietnam, como Apocalypse
Now o Los chicos de la Compañía C (donde también
interpretaba a un instructor) y en principio se le contrató como
asesor técnico, pero Kubrick vio una prueba donde "decía quince
minutos de obscenidades sin parar ni repetir dos veces la misma
palabra" y decidió que él hiciera el papel, que le abrió toda
una carrera posterior como actor. A Tim Colceri, inicialmente previsto
para hacer de sargento Hartman , se le dio como compensación el
personaje de ametrallador desde el helicóptero. Para el protagonista
"Joker" se eligió a Matthew Modine, que ya había
interpretado a veteranos del Vietnam en otras películas (Streamers
de Robert Altman y Birdy de Alan Parker); Modine recomendó a
su amigo Vincent d'Onofrio, que nunca había trabajado en el cine (sólo
en teatro), para el papel de "Patoso", para el que hubo de
engordar unos 30 kilos; pueden destacarse otras interpretaciones como
Adam Baldwin como "Madre Animal", Arliss Howard como
"Cowboy", Kevin Major Howard como Rafterman o Dorian
Harewood como "Bola 8"; en general, la mayoría eran actores
profesionales poco o nada conocidos.
En la fotografía se volvió a utilizar la Steadicam cuyos resultados
se habían visto en El resplandor, aunque ahora su inventor
Garret Brown rechazó volver a manejarla y en su lugar Kubrick contrató
al cámara inglés John Ward, a quien se puede ver en la película
filmando las escenas del pelotón de "Cowboy" reposando tras
un combate (también puede verse fugazmente a Vivian Kubrick, hija del
director, enfocando con una cámara a la fosa común donde están
enterrados los ejecutados por los norvietnamitas; e incluso parece ser
que la voz que anuncia por radio a "Cowboy" que no está
disponible el tanque que pedía es la del propio Kubrick). Cabe
destacar en la fotografía las escenas de combate, con esos edificios
derruidos de forma tan "estética", y en ocasiones ese
"temblequeo" de la cámara que anticipa lo que haría
Spielberg en La lista de Schindler o Salvar al soldado
Ryan.
En cuanto a la música, la música clásica está ausente de La
chaqueta metálica, pues seguramente para Kubrick daría a la
guerra un matiz más "honorable" que era lo que él quería
evitar, pero a pesar de ello hemos decidido incluir esta película en
la presente serie, pues no podíamos dejar de lado un título tan
importante en la última etapa del director. La mayor parte de la
banda sonora la ocupan canciones rock de la época: Hello, Vietnam,
de Johny Wright, acompaña al corte de pelo inicial; This boots
are made for walking (Estas botas están hechas para caminar), de
Nancy Sinatra suena en la primera escena en la que se ve a
"Joker" ya en Vietnam; Wooly Bully de "Sam the
Sham's" durante la celebración del Año Nuevo vietnamita, poco
antes de que empiece la ofensiva del Tet; Surfin' Bird, por
The Trashmen, durante el reportaje que filman las cámaras en el pelotón
de "Cowboy", mientras recogen sus surrealistas
declaraciones; y Paint it black (Píntalo de negro), de los
Rolling Stones, en los créditos finales, una canción que expresa
bien la negrura sin esperanza que nos cuenta Kubrick, como cuando dice
que el propio Sol debería quedarse de color negro; esta canción no
apareció en el disco de la banda sonora, por problemas de derechos de
autor..
Además deben destacarse dos piezas: el Himno de los Marines,
que suena en la ceremonia de su licenciatura, cuya letra (de autor anónimo)
hace referencia a pasadas hazañas del Cuerpo ("From the halls of
Montezuma to the shores of Tripoli") y cuya música al parecer se
tomó de un aria de la ópera Genoveva de Brabante de
Offenbach; y también lo que cantan los marines al final, La
Marcha de Mickey Mouse, compuesta por Jimmie Dodd como sintonía
del programa de TV El Club de Mickey Mouse, que comenzó a
emitirse en 1955. Otros sonidos adicionales con sintetizador y percusión
que acompañan algunas escenas clave de la película (la locura de
"Patoso" y la escena en que mata al instructor y se suicida;
el asalto al edificio donde está la chica francotiradora) fueron
compuestos por Vivian Kubrick, que apareció en los títulos de crédito
con el alias de "Abigail Mead".
La chaqueta metálica levantó gran expectación antes de su
estreno, hablándose de que Kubrick conseguiría la película
definitiva sobre Vietnam. De hecho, tanto tardó en llegar a las
pantallas que en el intervalo Oliver Stone realizó Platoon
(Pelotón), también sobre la guerra de Vietnam, y se llevó varios
Oscar, incluyendo el de la mejor película. La comparación entre
ambas es francamente desventajosa para la de Stone, un melodrama
convencional que nos cuenta la historia de siempre (la que el público
quiere ver, aunque no sea verdadera): los soldados son unos muchachos
de buen corazón, que en una ocasión matan a un civil vietnamita pero
es porque se pusieron nerviosos, dadas las lógicas circunstancias; en
el ejército sigue existiendo el honor, y por ello el "malo"
lo paga al final... Frente a eso, la filosofía de La chaqueta metálica
se resume en una sola frase, que se repite varias veces: "vivimos
en un mundo de mierda". Al autor de este artículo le ha parecido
siempre asombroso que haya críticos de cine que digan que Platoon
es mejor película que La chaqueta metálica, pero ya se sabe
que en la crítica puede encontrarse de todo. A nuestro juicio, la de
Kubrick es una de las tres grandes películas que se han hecho sobre
la guerra del Vietnam (y sobre cualquier guerra), superior a El
cazador y sólo comparable a Apocalypse Now.
Después de La
chaqueta metálica se abre el paréntesis más largo en la
carrera de Kubrick, más de 10 años sin rodar. Uno de los primeros
proyectos que consideró era volver a la ciencia-ficción. Fue después
de terminar Barry Lyndon cuando Kubrick leyó un relato
titulado La juerga de mil millones de años, escrito por
Brian Aldiss en colaboración con David Wingrove. En aquel libro se
hablaba elogiosamente de películas suyas como Dr. Strangelove,
2001 o La naranja mecánica, lo que motivó su
curiosidad por conocer al autor. Kubrick llamó a Aldiss y le preguntó
si tendría alguna historia que él pudiera filmar; Aldiss le envió
varios relatos, uno de los cuales llamó poderosamente la atención de
Kubrick: su título era Los superjuguetes duran todo el verano,
y su argumento trataba de un niño androide que es adoptado por una
familia "normal", y de sus esfuerzos por que le quieran;
otra vez la incomunicación familiar como tema de una de sus películas.
Aldiss fue contratado para escribir un guión, pero luego surgió el
proyecto de hacer El resplandor y Kubrick encontró un
pretexto para despedir a Aldiss.
Volvieron a verse en 1990, mientras Kubrick pensaba cuál sería su próxima
película tras La chaqueta metálica. Kubrick llamó de nuevo
a Aldiss, diciéndole que "tuvimos unas diferencias, pero eso fue
hace años" y quería volver sobre el proyecto de los Superjuguetes.
Ahora la película se iba a llamar con las siglas A.I.
(iniciales en inglés de "Inteligencia Artificial"), un
cierto homenaje a una famosa película cuyo nombre también eran
siglas, E.T. de Spielberg, film que Kubrick admiraba. Aldiss
fue de nuevo contratado, y Kubrick le dijo que necesitaba seis
episodios "estancos" para hacer la película, pero Aldiss
tan sólo consiguió escribir dos satisfactorios. Se intentó buscar a
un nuevo guionista para que sugiriera cómo podría continuar la
historia, primero al mismísimo Arthur C. Clarke, que rechazó volver
a trabajar con Kubrick, luego a Bob Shaw (sugerido por Clarke) que no
satisfizo al director y luego a Ian Watson, que no se llevaba bien con
Aldiss lo que originó que este rompiera de nuevo con Kubrick. Watson
siguió escribiendo el guión, pero Kubrick nunca lo llegaría a
filmar; A.I. sería finalmente rodada por Spielberg, y se
estrenaría precisamente en el año 2001. Sin duda, de haber sido
Kubrick el que la filmara el enfoque hubiera sido bien distinto.
Algunos otros proyectos en los que Kubrick se interesó o trataron de
interesarle fueron la adaptación de Entrevista con el vampiro
de Anne Rice, y de El perfume de Patrick Susskind. Mucho más
avanzó la idea de rodar una película ambientada en la Segunda Guerra
Mundial, que tratase el tema del Holocausto. Para ello había comprado
los derechos de la novela Wartime Lies (Mentiras de Tiempos
de Guerra) del Louis Begley, autor polaco que vivía en Nueva York, y
que trata sobre un joven judío de familia rica que se las ingenia
para sobrevivir ocultándose de los nazis. En abril de 1993, la Warner
anunció el proyecto de rodar una película cuyo título sería Papeles
arios (es decir, el certificado de que alguien es
"ario", y por tanto no judío). Se hizo la localización de
exteriores en Dinamarca, y Kubrick afirmó que ya tenía los
escenarios que necesitaba. Pero por esas mismas fechas, Spielberg
empezaba a rodar La lista de Schindler (un libro por el que
se había interesado el propio Kubrick) y entre que el tema del
Holocausto ya se lo habían "pisado" y por otra parte el que
(según su mujer) Kubrick, como judío, aparecía "visiblemente
afectado" por trabajar en ese proyecto, el caso es que también
se abandonó.
Tras más de un año sin saber qué hacía Kubrick, entre rumores de
que retomaría A.I., en diciembre de 1995 la Warner dio la
sorpresa anunciando el rodaje de Eyes Wide Shut,
protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman, y con guión de Frederic
Raphael. El título (que pronto se conoció por sus inciales EWS)
venía a significar algo así como "Ojos cerrados de par en
par"; en realidad, los ojos pueden estar abiertos de par en par,
no cerrados, el título era un juego de palabras que parece sugerir o
un sueño (se sueña con los ojos cerrados) o a alguien que cierra sus
ojos ante la realidad (ya se sabe, "no hay peor ciego que el que
no quiere ver"). Inicialmente se dijo que la película era
adaptación de una novela del propio Raphael, una de tantas
"cortinas de humo" con que Kubrick gustaba de despistar a
los críticos para mantener el secretismo sobre sus películas. En
realidad, se trataba de la Traumnovelle (Novela de un sueño,
o Novela soñada) de Arthur Schnitzler, médico vienés fallecido en
1931 muy influido por el psicoanálisis freudiano. Kubrick había
conocido a Schnitzler cuando vio La Ronda de Max Ophuls,
basada en otro libro suyo (Reigen), y se mostró interesado
por esas historias de moral sexual "decadente". El proyecto
no era ni mucho menos nuevo, pues ya en 1971, cuando estaba a punto de
estrenarse La naranja mecánica, un ejecutivo de Warner
anunció que la siguiente película que rodaría Kubrick sería una
adaptación de la Traumnovelle. Tardaría aún un cuarto de
siglo.
El comienzo de Eyes Wide Shut nos muestra al matrimonio
formado por el doctor Bill Harford y su mujer, Alice; ambos puede
decirse que lo tienen todo: son jóvenes, guapos y con dinero. Viven
en Nueva York y tienen una hija, Helena, que queda en la casa, cuidada
por una "canguro", mientras los dos van a una fiesta de
Navidad que organiza su amigo Victor Ziegler. La cámara nos presenta
intimidades de la pareja, como a ella desnuda, mientras se viste, o más
tarde en el retrete limpiándose con papel higiénico (algo que parecía
un tabú el que se viera en el cine norteamericano). En la mansión de
Ziegler, ella se separa de él con la excusa de ir al baño, pero en
realidad se va a beber champán; allí la encuentra un caballero de
aspecto maduro, que se anuncia como Sandor Szavost, húngaro, y
pretende seducirla; ella le sigue la corriente un rato, bailando con
él, pero luego se despide, recordándole que es una mujer casada.
Mientras tanto, Bill ha estado "tonteando" con dos modelos,
que le invitan a ir con ellas "más allá del arco iris",
una sugestiva propuesta si no fuera porque en esto llega un mensaje
urgente de Ziegler, que quiere que Bill suba a verle de inmediato. En
el piso de arriba hay una mujer desnuda, que responde al nombre de
Mandy, y que ha sufrido un ataque tras consumir heroína y coca; el
propio Ziegler está semidesnudo. Bill consigue reanimarla, y Ziegler
le pide que el suceso quede entre ellos dos. Al llegar a casa, se ve a
Bill y Alice desnudos ante un espejo (secuencia que se usó para
promocionar la película); él la besa pero ella está ausente, tiene
el pensamiento en otro sitio.
Al día siguiente, al llegar él del trabajo, Bill y Alice tienen una
tensa conversación en el lecho. Ella le pregunta si "se folló a
las dos chicas", y él que con quién estaba bailando ella. Alice
le cuenta el "acercamiento" de Sandor Szavost, y según él
sus intenciones estaban claras, al ser Alice tan guapa. Esto hace que
Alice le pregunte que, ya que cuando un hombre habla con una mujer
guapa es para "tirársela", si eso era lo que deseaba él
con las modelos, a lo que él se declara una excepción en el
comportamiento general de los hombres. Las preguntas de ella derivan
entonces (mientras él achaca el malestar de ella a los efectos del
"porro" que se ha fumado) a si se siente
"excitado" al tocar las tetas de las pacientes de su
consulta, o si se sienten ellas por que las toque. Al negarlo él,
incluso esto último (¿cómo sabe lo que piensan las mujeres?) ella
le cuenta una anécdota para mostrarle lo poco que conoce al sexo
opuesto: durante unas vacaciones de verano en un hotel, en las que un
oficial de marina le lanzó una mirada, ella sintió que si el marino
se lo hubiera pedido, por él lo hubiera dejado todo.
En esto, una llamada telefónica comunica a Bill que acaba de morir
uno de sus pacientes, Lou Nathanson. Debe ir a su casa en plena noche.
Por el camino, comienza a imaginarse obsesivamente lo que pudo pasar
entre su mujer y el marino. A la llegada al hogar de los Nathanson,
dirige las tradicionales palabras de consuelo a su hija Marion, que próximamente
pensaba casarse con Carl, un profesor universitario. Ante la sorpresa
de Bill, Marion le besa y le declara (ante su padre, de cuerpo
presente) que sólo le ama a él; Bill reacciona achacando esas
declaraciones al trastorno sufrido por Marion tras la muerte de su
padre. Poco después, llega Carl y Bill se marcha.
De vuelta a casa, Bill sigue pensando en su mujer y el marinero cuando
tiene un encontronazo con unos jóvenes que le llaman
"marica". Se encuentra con una prostituta que atiende por
"Dominó", que le invita a pasar a su casa; acuerdan un
precio, y cuando ella le besa, él recibe una llamada de su mujer por
el télefono móvil. Decide despedirse, aunque pagándole él lo
convenido. En la fiesta de Ziegler, Bill había encontrado como
pianista a un antiguo compañero suyo de la Facultad, Nick
Nightingale, que abandonó la carrera de Medicina sin terminarla;
entonces le dijo a Bill que tocaba el piano en el "Café
Sonata" y le invitó a ir a escucharle. Eso hace Bill ahora, y
hablando con Nick este le cuenta que va a un sitio donde le avisan una
hora antes, y debe tocar con los ojos vendados; pero que una vez el
vendaje se movió y vio "lo nunca visto", y mujeres también
como no había visto nunca. En esto llaman a Nick por teléfono y
apunta la palabra "Fidelio", nombre de la ópera de
Beethoven; es la contraseña para entrar en la misteriosa fiesta a la
que va. Ante la insistencia de Bill que desea probar esa nueva
experiencia, Nick le revela en qué casa se va a celebrar, pero le
advierte que todos los invitados van disfrazados y con máscara.
Hace falta conseguir un disfraz a altas horas de la noche... Bill se
acuerda de que un antiguo paciente suyo tenía una tienda de disfraces
y va a pedirle que le alquile uno como favor, pero la tienda ha
cambiado ya de dueño, el nuevo es un hombre con acento ruso que
accede a alquilarle el disfraz a Bill a cambio de un generoso
desembolso de dólares. Durante la estancia de Bill, el dueño
descubre a su hija adolescente escondida en la trastienda con dos
japoneses ya muy maduros, y amenaza con denunciarles a la policía
como corruptores de menores. Con el disfraz y la máscara, Bill toma
un taxi hasta la mansión y le dice al taxista que espere hasta que
salga, cobrando lo que sea.
Una vez dentro, lo que ven sus ojos es ciertamente "lo nunca
visto": con una música tétrica, un encapuchado vestido de rojo
oficia una extraña ceremonia, como de una secta, rodeado por otras
figuras encapuchadas; al hacer una señal, estas se quitan las túnicas
y se descubren como mujeres desnudas; cada una es asignada a un hombre
y empieza una orgía por cada habitación de la casa. Mientras Bill,
también encapuchado, recorre las habitaciones en plan
"voyeur", una mujer le advierte que corre un grave peligro
si no se marcha inmediatamente. Bill no hace caso y es descubierto
como un intruso: se le pregunta cuál es la "otra contraseña",
aparte de "Fidelio", y no la sabe; le obligan a quitarse la
máscara, y acto seguido le ordenan desnudarse. Entonces la mujer que
le avisó se ofrece a "redimirle", expiando sus culpas y le
dejan marchar, amenazándole con gravísimas consecuencias para él y
su familia si revela algo de lo que vio allí. No se le dice qué
suerte va a correr la chica. A su llegada a casa, Bill despierta a su
mujer y esta le cuenta un sueño muy extraño que ha tenido, una
pesadilla donde muchos hombres la poseían, uno detrás de otro.
Al día siguiente, comienzan para Bill los intentos de encontrar una
explicación a los sucesos de la noche anterior, y su fracaso será
continuo, es como si intentase encontrarle lógica a una pesadilla:
averigua el hotel donde se hospeda Nick y pregunta al recepcionista,
pero este le dice que a Nick se lo han llevado aquella mañana dos
hombres fornidos; intentó dejar una carta, pero no se lo permitieron,
y además llevaba una herida en la mejilla. De vuelta a la tienda de
disfraces, devuelve lo alquilado pero ha perdido la máscara; para
mayor absurdo, el precio de reponer una pieza del disfraz es menor que
el de su alquiler. Por si fuera poco, los dos japoneses de la otra
noche se pasean tranquilamente con su hija: "hemos llegado a un
acuerdo", dice el dueño de la tienda. Nada tiene pies ni cabeza.
Bill abandona sus deberes de médico en la consulta y vuelve a la
entrada de la mansión de la otra noche; una cámara le ve llegar y un
coche acude a darle un sobre de "segunda advertencia", que
"deje de hacer preguntas inútiles". Bill comienza a
desconfiar del sueño que le contó su mujer... ¿y si ella lo sabe
todo? Intenta hablar con Marion, pero se pone Carl al teléfono;
intenta también volver a ver a Dominó, pero su compañera de piso le
dice que igual no vuelve, pues unos análisis le han confirmado que
tiene el SIDA. A todo esto, se da cuenta de que le sigue un hombre. En
un café, Bill lee en un periódico que una ex miss ha sido encontrada
en un hotel con sobredosis de drogas. Presintiendo que ahí está otra
pieza del rompecabezas, se presenta en el hospital exhibiendo su
carnet de médico (pasa media película enseñándolo, para abrirse
todas las puertas) y le informan de que Amanda Curran ha muerto. Va al
depósito a contemplarla.
En esto recibe una llamada de Victor Ziegler, que le quiere hablar de
algo importante; se trata de lo que pasó la otra noche, Ziegler dice
que lo sabe todo, y los intentos de Bill de negarlo son inútiles,
pues Ziegler le dice que él estaba en la mansión y vio el rostro de
Bill a cara descubierta. El hecho de que el tapiz del billar de
Ziegler sea rojo (un color inédito en mesas de billar) parece
sugerirnos que Ziegler era el "Papa" de la secta. Le dice a
Bill que sabe que ha ido al hotel de Nick, pues le ha hecho seguir
"por su propio bien". Averiguó que fue Nick quien le habló
de la orgía, pues les vio hablar en la fiesta navideña de su casa.
Con lo de la "segunda contraseña" se le descubrió, pues no
había tal, y ya antes habían sospechado al ver el taxi esperando y
el recibo del alquiler del disfraz. Según Ziegler, Nick se ha reunido
con su familia en Seattle. En cuanto a la chica que se ofreció a
"redimir" a Bill, le confirma que es la misma que ha muerto
de sobredosis (y la misma a la que atendió Bill el día de la fiesta
navideña), pero la "expiación" era una comedia, su muerte
no tuvo nada que ver con eso, fue su adicción a las drogas y nada más.
¿Es cierto? ¿Es falso? ¿Cómo puede saberlo Bill? Los participantes
en esa ceremonia eran gente muy importante, tanto que es natural que
quieran borrar las pistas de cualquier delito.
A su llegada a casa, abatido, contempla que sobre el lecho donde
reposa Alice alguien ha dejado... la máscara que perdió. ¿Cómo ha
llegado hasta allí? Entonces se derrumba y se lo cuenta todo a su
mujer, que le escucha en silencio. Poco después, están con su hija
en unos grandes almacenes, pensando en comprar regalos navideños, y
analizando la situación. Finalmente, ella le dice que deben hacer
urgentemente una cosa; él pregunta qué es, y la respuesta es
"Follar".
Gran parte de los valores de Eyes Wide Shut están en la
novela original de Schnitzler, que está llevada fielmente a la
pantalla, con la lógica trasposición de la Viena de principios del
siglo XX al Nueva York de finales, y el cambio de carruajes por automóviles.
Bill y Alice se llaman en la novela Fridolin y Albertine, y la
aportación más original de la película es el personaje de Victor
Ziegler, que no tiene equivalente en la novela; hay también alguna
otra aportación típicamente kubrickiana, como el toque de humor
absurdo de que el dueño de la tienda de disfraces se acuerde de
preguntarle a Bill un remedio contra la caída del cabello en el
momento más inoportuno, cuando él está deseando marchar con su
disfraz.
El rodaje de EWS tuvo el "honor" de ser el más
largo de la historia del cine, de noviembre de 1996 a febrero de 1998.
Como pareja protagonista, Kubrick había pensado en el matrimonio
formado por Tom Cruise y Nicole Kidman, que aceptaron entusiasmados la
posibilidad de trabajar con el gran maestro, pese a la fama de la
dureza de sus rodajes; también estaba encantada la Warner, que veía
así asegurada la comercialidad de la película. Sin embargo, el método
de Kubrick de repetir las tomas hasta la saciedad (la escena en la que
Cruise vuelve al final a casa, abatido, y cierra una puerta se dice
que se repitió 90 veces) pronto comenzó a hacer mella en el reparto,
que vio cómo el proyecto no avanzaba y tampoco podían, por contrato,
participar en otra película mientras esa no estuviera terminada.
Harvey Keitel, que inicialmente era el intérprete de Ziegler, abandonó,
y todas sus escenas fueron rodadas de nuevo con Sydney Pollack (más
conocido como director, y ganador del Oscar por Memorias de Africa);
las malas lenguas decían que Pollack terminaría la película si
Kubrick, ya al filo de los 70 años, moría antes. También abandonó
la Marion inicialmente prevista, Jennifer Jason Leigh, siendo
sustituida por Marie Richardson. Pero Cruise y Kidman resistieron
hasta el final; ella desmostró ser una de las mejores actrices de la
actualidad y él, pese a quedar a menor altura, sí mostró una
variedad de registros interpretativos que hasta entonces no se le
conocían (la sonrisa cínica cuando Nick le cuenta las orgías, el
abatimiento cuando llega derrotado a casa...) Poco después de la película
el matrimonio se rompió, y se dijo que tal vez el rodaje tuviera la
culpa.
La fotografía de EWS, a cargo de Larry Smith, muestra a
menudo tonos irreales, que expresan a la perfección el carácter de
la película, de no distinguir el sueño de la realidad, como esos
dorados en las fiestas, esa pantalla entera en tonos de rojo cuando se
trata de expresar "pasión" o azul para expresar
"frialdad"... Por otro lado, la mansión donde se
desarrollaba la orgía es en realidad la de la familia Rotschild en
Mentmore, y algunas escenas están rodadas en en hotel Lanesborough de
Londres, del que Kubrick alquiló un piso entero durante una semana,
incluyendo una suite real de 6.000 libras por noche. De la verdadera
Nueva York se ve bien poco, hasta las calles están reconstruidas en
estudio: como siempre, Kubrick no se movió de Londres.
En la banda sonora de EWS, Kubrick recuperó la costumbre de
incluir música clásica en sus películas, y hay dos piezas que
permanecen en la memoria del espectador: el Vals nº 2 de la Suite
de Jazz nº 2 de Shostakovich, que es la música utilizada en los
créditos iniciales y finales, aparte de otros momentos, como la
actividad de Bill en su consulta diaria mientras Alice está en casa:
una música que expresa de forma ideal el ambiente guiñolesco de la
película, como diciéndonos que "Todo es una farsa". La
otra es la Música ricercata nº 2 de Ligeti, compositor al
que Kubrick recurriría por tercera y última vez en su carrera. Esta
música para piano, una obra de juventud escrita en Hungría en
1951-53, mientras su autor ya pensaba en exiliarse, suena por primera
vez cuando Bill Harford es sometido a "juicio" por la secta,
y más tarde acompaña sus desesperados intentos por averiguar qué
pasó, siempre condenados al fracaso.
Otra pieza para piano que se escucha en el film es Nuages gris
(Nubes grises) de Liszt, que oímos cuando Bill examina el cadáver de
la modelo muerta en el depósito. Y, dentro del campo de lo "clásico",
hay aún dos piezas más: Viena, ciudad de mis sueños de
Rudolf Sieczynski, que apenas se oye en la escena final de la juguetería,
y el "Rex Tremedae" del Requiem de Mozart, que se
escucha en la cafetería "Sharky's" (!!!) cuando entra en
ella el abatido Bill y lee la noticia de la modelo encontrada con
sobredosis.
Las piezas para piano suenan interpretadas por Dominic Harlan, sobrino
de Kubrick y en cuyo curriculum como pianista figura haber tenido
entre sus profesores a Malcolm Martineau y haber acompañado a la
soprano Gwyneth Jones. Para el vals de Shostakovich se utilizó una
grabación comercial, la de Riccardo Chailly dirigiendo a la Orquesta
del Concertgebouw de Amsterdam, incluida en el disco Shostakovich:
The Jazz Album editado por Decca. En cuanto al Requiem
de Mozart, en lugar de las habituales versiones de la Deutsche
Grammophon, esta vez se quiso ahorrar y se incluyó una del sello
Laserlight, la dirigida por Uwe Gronostay a la Sinfónica de la Radio
de Berlín y el coro de Cámara RIAS: una muestra de que la sonorización
completa no la llegó a hacer el propio Kubrick.
Aparte de la música clásica, el espectador sale impresionado también
por las composiciones originales que se encargaron para la película a
Jocelyn Pook, compositora inglesa nacida en 1964 y fundadora del grupo
"Electra Strings", que es quien las interpreta. Son suyas la
música que acompaña a la escena imaginada por Bill del encuentro
entre su mujer y el marino ("Naval Officer"), la de la
ceremonia de la secta ("Masked Ball"), la de los paseos de
Bill en plan "voyeur" por la mansión
("Migrations") o la del relato que hace Alice de su extraño
sueño ("The Dream").
En cuanto a otro tipo de canciones, la película está asimismo bien
nutrida de ellas, de las que la más recordada es Baby did a bad,
bad thing (Nena hizo una cosa mala, mala) de Chris Isaak, que
acompaña la escena ante el espejo que sirvió de primer
"trailer" promocional de la película; también cuesta creer
que esa sonorización la hubiera elegido Kubrick, pues no se adapta
tan bien a las imágenes como en general el resto de la música. Entre
otros "temas" conocidos podemos señalar los que se tocan en
la fiesta en casa de Victor Ziegler, al comienzo de la película:
pueden reconocerse I'm in the mood for love (Estoy en forma
para el amor) de Jimmy Mc Hugh y Dorothy Fields, It had to be you
(Tuviste que ser tú) de Gus Kahn e Isham Jones, Chanson d'Amour
(Canción de Amor) de Wayne Shanklin, Old fashioned way (A la
moda antigua) de Georges Garvarentz y Charles Aznavour, When I
fall in love (Cuando me enamoro), de Edward Heyman y Victor
Young, que suena en la escena del baile de Alice y Sandor, con intento
de seducción por parte de este) y I only have eyes for you
(Sólo tengo ojos para ti) de Harry Warren y Al Dubin, cuando Alice
deja a Sandor. Todas ellas están interpertadas por la Orquesta de
Victor Silvester, excepto It had to be you (por Tommy
Sanderson & The Sandmen).
Por último, otras cuatro canciones que aparecen en diferentes
momentos de la película son: I got it bad (and that ain't good),
en el momento en que Dominó besa a Bill, y que interpreta el Trío de
Oscar Peterson; If I had you, de Ted Shapiro, Jimmy Campbell
y Reg Connely, que suena interpretada por Roy Gerson en la escena
donde se ve a Nick tocando en el "Sonata"; Blame it on
my youth, de Oscar Levant y Edward Heyman, interpretada por Brad
Mehldau, suena cuando Nick le cuenta a Bill su "secretillo";
Strangers in the night, de Bert Kaempfert, Charles Singleton
y Eddie Snyder, que alcanzaría gran popularidad en la voz de Frank
Sinatra, suena aquí interpretado por la Orquesta de Peter Hughes en
el momento de la conversación entre el enmascarado Bill y la mujer
que le advierte en la mansión del peligro que corre. I want a boy
for Chrismas, de Benjamin Page y Christopher Kiler, interpretado
por The Det-Vets, suena en el "Gillespie's" mientras Bill
pregunta por el paradero de Nick.
A principios de marzo de 1999, Kubrick envió a Estados Unidos una
copia de EWS ya montada, pero sin sonorización definitiva,
para que la viesen Cruise, Kidman y los ejecutivos de la Warner. El
domingo 7 de marzo, el director moría en su casa de Childwick Bury,
con lo que EWS se convirtió en su testamento, y en la película
que ahora todo el mundo deseaba ver, por puro morbo; la Warner suspiró
de alivio, porque así estaba asegurado que recuperaría los 65
millones de dólares que le había costado. Y los demás mortales
pudimos ver una película atípica dentro de la filmografía del
director, con un ritmo narrativo mucho más pausado que en sus
anteriores películas (quizás no se veía algo así desde
"Lolita"), lo que puede deberse a que Kubrick no tuvo la
oportunidad de suprimir metraje después de montar la película, como
hizo en otras ocasiones. Una película que, si no es la mejor de
Kubrick como alguien llegó a decir (o llegó a decir que el propio
Kubrick dijo), sí es un soberbio estudio de cómo una relación de
pareja puede sucumbir ante sus propios fantasmas, cómo lo imaginado
tiene muchas veces mayor realidad que lo "real", y cómo la
verdadera "realidad" siempre se oculta tras máscaras y
nunca la podremos encontrar, porque tras cada máscara que se cae
siempre hay otra máscara.
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