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EL SONIDO BIONDIPor Elisa Ramos. Lee su curriculum.Europa Galante. Fabio Biondi, violín y director. Violines: Raffaello Negri, Carla Marotta, Lorenzo Colitto, Andrea Rognoni y Luca Giardini. Violas: Ernesto Braucher y Stefano Marcocchi. Violonchelos: Mauricio Naddeo y Antonio Fantinuoli. Violone: Patxi Montero. Clave: Sergio Ciomei. Programa: I G.B. Sammartini, Sinfonía en sol mayor, J.C. 26; A. Vivaldi, concierto op.0, nº 9 en re menor para violín y cuerdas (Edición Turín); A.Scarlatti, Concerto grosso en do menor, nº 2; D. Scarlatti, Sinfonía para cuerdas en do mayor; A.Vivaldi, Concierto para cuerdas en sol menor, RV 157. II G.F. Händel, Sonata (Concerto) en si bemol mayor para violin y cuerdas, HWV 288; A. Scarlatti, Obertura de la Serenata Clori, Dorino e Amore; A. Vivaldi, Concierto para violin, violonchelo y cuerdas en si bemol mayor, RV 547 (Mauricio Naddeo, violonchelo); A. Corelli, Concerto grosso Op. 6, nº 4 en re mayor. Consorcio Salamanca 2002. Concierto patrocinado por EULEN. Palacio de Congresos de Salamanca. 8 de febrero de 2002. Fue todo un lujazo escuchar a
los ‘chicos Biondi’ en directo con su excelentísimo sonido al
‘natural’ y el gusto que da contemplar como se comportan en escena.
Irradiando tranquilidad y simpatía eluden la pose teatral mostrándose
como un amigable grupo. El jefe Biondi reparte autoridad y compañerismo
en un alarde de facultades: se integra con ellos, dirige, protagoniza
solos increíbles y todavía le queda hueco para lanzar gestos de
complicidad al público. Parece que en lugar de dar un concierto su
pretensión es disfrutar del placer de hacer música juntos. Pero, ¡Cómo
lo hacen! En perfecta comunión, vibrando y respirando musicalidad. Así
pasa lo que pasa. El artificio está implícito en las partituras,
ellos le dan su toque de gracia y, además, hacen fácil lo difícil. El
dominio instrumental fluye como la cosa más natural del mundo con una
precisión integral que va mucho más allá del simple virtuosismo técnico,
imprimiendo carácter y estilo a la interpretación. Acordes que suenan
llenos y brillantes sin caer en el exceso, matices en pianissimi
casi inexplicables, tempi ajustados
con contrastes que rayan el colmo de la sutileza y una intensidad en los
pasajes fuertes que brota enérgica pero delicada al mismo tiempo. La música
discurre sin fisuras volando con un sonido transparente y ágil. Se trate
de un rapidísimo Presto, un rápido
Allegro, un reposado Andante,
o La tensión expresiva hila el sonido de melodías,
contrapuntos y ritmos en perfecto enlace resaltando los temas sin
brusquedad. Los arcos surcan melodías acariciando las cuerdas, caen sobre
ellas con exquisitas articulaciones y establecen sus correspondientes diálogos.
El sonido del clave se integra a la perfección en la fiesta, los enlaces
se dan la mano y los fraseos redondean su excelencia en maravillosos
finales. Cuando de protagonismos se trata, los fragmentos en
cuarteto (violín, viola, clave y violonchelo) son delicadísimos y muy
bien subrayados por todo el grupo. Los virtuosísimos solos del violín de
Biondi y el violonchelo de Naddeo alcanzan lo imposible, luego dialogan
y la intencionalidad del clave de Ciomei protagoniza con ellos
espectaculares momentos. Todos gradúan la intensidad de forma increíble,
se apoyan, se dan el relevo y se unen en perfecto ensamblaje sonoro. Si me ponen en la tesitura de destacar algo entre
todo lo bueno que escuché me quedo con la interpretación de Händel, el Concierto
para violin, violonchelo y cuerdas de Vivaldi y el Concerto
grosso de Corelli. La punta del arco de Biondi marcaba, de forma casi
invisible, dos tiempos de silencio para iniciar la pieza que terminando de
forma apoteósica cerraba magníficamente el programa. Muchos aplausos, varias salidas a saludar y dos
propinas. Uno de los músicos llamó la atención al jefe antes de
iniciar la primera. Después, Biondi se dirigió al público sonriendo con
malicia para explicar que su compañero apuntador le recordaba la
conveniencia de anunciar la primera aunque él no lo consideraba
necesario. El público sonrió también al reconocer y disfrutar un magnífico
y caluroso Verano vivaldiano. Tanto como los enérgicos y prolongados aplausos
que provocaron el anuncio de la segunda. Las variaciones de Geminiani
sobre una folía de Corelli y la sonoridad especial en los pizzicatti
de los chelos y el violone pusieron punto final a una intensa
velada musical. ¿Se puede pedir más? Sólo una cosa. ¡Que vuelvan
pronto! Violines: Raffaello Negri,
Carla Marotta, Lorenzo Colitto, Andrea Rognoni y Luca Giardini. Violas:
Ernesto Braucher y Stefano Marcocchi. Violonchelos: Mauricio Naddeo y
Antonio Fantinuoli. Violone: Patxi Montero. Clave: Sergio Ciomei. |