Revista mensual de publicación en Internet
Número 26º - Marzo 2.002


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ÓPERA CHINA ANTIGUA

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

En el Jardín de los Perales (Ye Ke Xing). Compañía Han Tang Yue-Fu. Directora: Chen Mei-O. Puesta en escena e iluminación: Lin Keh-Hua. Vestuario: Kam-Tim Yip. Círculo de Bellas Artes de Madrid, febrero de 2002.

 La ópera china antigua presentada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid ha sido un espectáculo completo, en el que pudimos apreciar más los aspectos escénicos que los musicales. La puesta es escena fue de una exquisita sobriedad. La iluminación y los decorados fueron los justos para concentrar la atención en los artistas y resaltar la belleza de un vestuario espectacular diseñado por Kam-Tim Yip, que ha recibido un Óscar hace poco por su participación en la película Tigre y Dragón. Pero lo más llamativo fueron las maravillosas coreografías que convertían los movimientos más sutiles en unos gestos repletos de carga expresiva. Las manos y el cuello eran muy elocuentes y los pies, invisibles, hacían deslizarse las figuras flotando sobre la tarima. Todo el espectáculo estaba regido por un fluido hieratismo, que superaba la aparente contradicción que encierran estos términos. La música de esta ópera pertenece a una vieja tradición cortesana nacida en China en el siglo XII y desarrollada en Taiwan a partir del siglo XVI bajo el nombre de Nan-Kuan. La musicóloga Chen Mei-O ha rescatado este repertorio y ha fundado hace veinte años en Taipei la Compañía Han Tang Yue-Fu que, bajo su dirección, da nueva vida a estas músicas ancestrales. Se trata, por ello, de una reconstrucción que encierra un valor histórico difícil de apreciar para nosotros. El trazo de las melodías es sencillo pero se enriquece con unas interpretaciones llenas de matices y de adornos exuberantes. Las voces fueron reforzadas con una amplificación un poco torpe. El espectáculo ofrecido se titula El Jardín de los Perales en alusión al jardín del emperador donde se representaban estas óperas. Está formado por cinco fragmentos independientes que son una escogida muestra de la riqueza del repertorio. Constituyen un variado catálogo de las posibilidades de la voz sola o acompañada, de los instrumentos, de la danza y de la percusión, que estuvo representada por un número en el que cinco bailarinas tocaban unos palillos muy parecidos a los que se emplean por nuestra geografía a la manera de las castañuelas. Lamentablemente los textos cantados eran incomprensibles, no aparecían en el programa de mano y las notas tampoco eran muy clarificadoras. Por eso solo pudimos apreciar el valor puramente sensorial del espectáculo, que no era poco. Para poder degustar de estos manjares procedentes de tierras lejanas es necesario tener los ojos y los oídos dispuestos, pero alguna información adicional más detallada hubiera sido muy oportuna. La presentación, concepción y duración del espectáculo está perfectamente calculada para ilustrar sobre este género tan desconocido sin cansar lo más mínimo. 

Próximos conciertos en el Círculo de Bellas Artes

 

 

www.circulobellasartes.com