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Número 27º - Abril 2.002


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A solas con Don Manuel de Falla

Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.


Dentro de mi escasísimo bagaje musical hay una cosa que me hubiera gustado hacer: tener una breve charla con Manuel de Falla. Hacerle unas pocas preguntas a este genial compositor, más concretamente sobre "El amor brujo" una pieza imprescindible en cualquier colección de música clásica que se precie.

No se dejen engañar por las apariencias, no se crean que las preguntas que yo pudiera hacerle a Falla tendrían algo que ver con la parte técnica del asunto, más bien tendrían que ver con las fuentes de inspiración de una historia tan fuerte. Si se basó en un hecho real, como muchos apuntan, debió ser algo realmente singular.

Los sentimientos que debieron recorrer al autor durante la composición de la pieza debieron ser dignos de admiración. Y es por eso mismo por lo que en mi mente surge una pregunta que aparentemente no tienen una respuesta fácil: si una persona es capaz de hacer sentir a los demás sentimientos tan fuertes y puros... ¿es capaz de vivirlos en su propia vida?

Reconozco que no soy un erudito en la materia, pero la verdad es que en las tres o cuatro biografías que he leído de Falla no se menciona el hecho de que se casara o tuviera ninguna relación estable.

A mi modo de ver sólo me deja dos alternativas:

- en la primera de ellas supongo que el amor de su vida tuvo lugar pero no llegó a presentarse con la suficiente fuerza como para consumarse. Teniendo en cuenta la fuerte formación religiosa de Falla es más que seguro una boda en toda regla. Por lo tanto ese amor de su vida lo dejó marcado e incapaz de mantener otra relación estable.

- la segunda alternativa es un poco más dulce. Falla no encontró realmente a ninguna mujer en su vida que fuera capaz de llenarle por completo. Por lo tanto, buscó esa plenitud en el contenido de sus obras paliando en parte esa carencia que sufrió en su vida. Romántico, ¿verdad?.

Antes de que se escandalicen los expertos en Falla (aunque creo que es un poco tarde) quiero decir que este artículo se ve eximido de cualquier rigor posible y debe sus fundamentos a conjeturas fruto de la lectura de biografías. Quizás las que haya consultado no son las más rigurosas, pero han servido como base a mis conjeturas.

Ver la vida de una forma romántica no tiene nada de malo, por lo menos bajo mi punto de vista. La vida de Falla estuvo plagada de viajes y cambios de residencia: Cádiz, Madrid, París, Granada, Buenos Aires,... Conoció a los compositores de su época y a los escritores españoles que marcarían las diferencias. Uniendo todo esto a la vida bohemia de principios del siglo XX no cabe comprender la soledad de Falla.

Seguro que Falla conoció a un montón de gente en su vida y me extraña que no conociera a ninguna mujer que fuera digna de compartir su vida con él. Es por eso que se han formado en mi mente las dos opciones descritas dos párrafos más arriba.

Encontrar a la persona adecuada nunca es fácil. Muchas veces resulta casi imposible, son muchos los factores que intervienen un una operación de esta clase y son pocas las situaciones en los que todos convergen en una perfecta armonía. Cuando esto sucede saltan los fuegos artificiales.

Afortunadamente cada vez tenemos más recursos para encauzar la búsqueda de la media naranja. Sin ir más lejos el karaoke. No hace mucho pude ver lágrimas en los ojos de tres hermosas doncellas al oírme cantar una canción romántica junto a un amigo mío en uno de esos locales de karaoke que tanto éxito tienen últimamente. Prometo cantar muchas más, y nunca solo.