FRANCIA 2 - ITALIA 1

 Por "Don Profondo".

Sin ser seguramente un prodigio, el nombre de Christophe Rousset ha de ser tenido muy en cuenta en el actual panorama de directores historicistas. Clavecinista más que notable, al frente de sus Talens Lyriques ha venido desarrollando una labor sólida, honesta y muy profesional. También ha tenido la suerte de colaborar en la película Farinelli, que tanto hizo por lanzarlo al estrellato, y de contar con voces de lujo para algunas de sus más recientes grabaciones operísticas. Hace un par de años triunfó con su espléndido registro de las Leçons de ténèbres de François Couperin. Ahora vuelve al mismo autor para grabar Les goûts-Réünis, donde se nos muestra como un director sobrio -quizá algo impersonal-, que conoce bien el lenguaje, traza un adecuado bajo continuo, ornamenta con buen gusto y hace dialogar a sus compañeros con auténtico talante camerístico. Se han escuchado mejores intérpretes para el Barroco francés (Christie, Savall), pero se merece toda nuestra estima.

Muy buenas interpretaciones, pues, para estos diez conciertos -o mejor, suites de concierto- que Couperin publicó en 1724 bajo el sobrenombre de Los gustos reunidos, a modo de secuela de los cuatro Conciertos reales que había compuesto años atrás para interpretar en sesiones dominicales privadas destinadas a paliar la melancolía del ya decadente Luis XIV . De hecho, como se nos explica en las muy interesantes notas de la carpetilla, buena parte de las páginas aquí incluidas pudieron tener origen en aquellos tiempos y circunstancias.

De instrumentación variable y variada, a veces libre, ofrecen cada uno de estos conciertos un preludio y una sucesión de danzas donde se combinan la estructura de la "sonata da chiesa" y otras maneras italianas con fórmulas francesas. Y de ahí precisamente viene el sobrenombre de esta colección: del deseo por parte de Couperin de reunir las maneras de Italia y Francia, por entonces consideradas enfrentadas y antitéticas, en una misma composición, si bien las maneras latinas quedarían filtradas por el gusto francés. Rousset y sus muchachos asumen tal punto de partida y ofrecen, con las virtudes arriba señaladas, un doble compacto muy hermoso. La grabación, magnífica, tiene ya más de siete años. ¿Por qué se espera tanto para editar registros tan notables?