UNA NOCHE RUSA EN MADRID

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Una noche en Madrid, de Glinka, Concierto núm. 1 para violonchelo y orquesta de Shostakovich, Sherezade de Rimsky-Korsakov. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dimitri Furnadjiev, violonchelo. Director: Sabas Calvillo. Auditorio Nacional de Madrid, 20 de marzo de 2002.

La Orquesta de la Comunidad de Madrid ha presentado un programa atractivo, con obras de repertorio sinfónico y el concierto de Shostakovich como pieza central. Es una agrupación joven en historia, composición y público. Sus mejores cualidades residen en su entusiasmo y energía que compensan, en alguna medida, la falta de veteranía. Sin embargo, en esta sesión, la orquesta manifestó una sólida madurez. Las cuerdas se mostraron ajustadas, la sección de vientos confirmó su gran nivel y los solistas su desenvoltura. El maestro Sabas Calvillo supo extraer un sonido lleno de relieve y profundidad, a través  de una dirección aparentemente despreocupada pero que consiguió implicar a todos los profesores en la faena. El programa fue variado y resultón. Furnadjiev es un virtuoso del violonchelo que lo toca como si fuera un violín: digo esto por la brillantez de su color, por su agilidad, por su talante de solista irrenunciable. No delata para nada el complejo de inferioridad propio de algunos intérpretes de la cuerda grave que tan magistralmente describió Patrick Süskind en su novela titulada El contrabajo. Furnadjiev ofreció una versión impecable, con un dominio absoluto de la partitura y un gran rigor de concepto, totalmente adecuada a esta soberbia obra. El concierto se abrió con la música madrileña de Glinka, llena de alusiones tan simpáticas como superficiales al folklore hispano supuestamente recogidas de testimonios directos. El padre de la escuela rusa lo es también, en cierta medida, del hispanismo musical. Sherezade de Rimsky-Korsakov sirvió de broche a una velada en la que la calidad de los intérpretes estuvo felizmente maridada con altura de las partituras seleccionadas.