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REEDICIÓN DE "LA BOHÈME"
DE BEECHAM
Por Angel
Riego Cue. Lee su Curriculum.
En Filomúsica
hemos tratado ya en otra ocasión las reediciones de óperas célebres del
catálogo EMI en su serie G.R.O.C. , o "Great Recordings of the
Century" (número 22, noviembre de 2001); asimismo, también rendimos
un pequeño homenaje a la figura del director británico Sir Thomas
Beecham, al cumplirse el 40 aniversario de su muerte (nº 15, abril de
2001). Este artículo puede tomarse como una continuación de ambos, ya
que comentamos la reedición de una ópera completa dirigida por Beecham,
que está asimismo entre las grabaciones de ópera más célebres del
siglo XX.
Se trata, como no podía ser de otra manera, de La Bohème de
Puccini grabada en Nueva York entre marzo y abril de 1956 por Beecham al
frente de la Orquesta RCA Victor (no confundir con la Orquesta de la RCA
Italiana), y con la pareja protagonista formada por la Mimí de Victoria
de los Ángeles y el Rodolfo de Jussi Björling. La orquesta era en
realidad una reunión de músicos de distintas formaciones americanas, que
no habían tocado antes juntos, y esto era debido al carácter de
improvisación con que se montó este registro, decidido "sobre la
marcha" por Andrew Schulhof (representante de Beecham en Estados
Unidos) al darse cuenta de que director, tenor y soprano coincidirían en
Nueva York durante aquellos dos meses. El resto del reparto se buscó
entre los habituales del Metropolitan Opera House.
A pesar de este carácter de improvisación, o quizás gracias a él y a
la espontaneidad que traía consigo, se produjo el milagro, y la versión
resultante de La Bohème entró en la leyenda, siendo durante
muchos años la grabación más vendida en el mundo de cualquier ópera
completa, y la versión de referencia de esta ópera, un logro que no
llegaron a igualar en los años 50, reuniendo a sus estrellas más carismáticas,
ni la propia EMI con Callas-Di Stefano ni la Decca con Tebaldi-Bergonzi.
Sin embargo, en 1972 La Bohème de Beecham fue al fin destronada
por otra grabación que desde entonces ha sido considerada como la mejor Bohème
existente en discos: la dirigida por Karajan para Decca, con la pareja
protagonista formada por Mirella Freni y Luciano Pavarotti. Sin embargo,
esta grabación de Beecham ha seguido conservando un aura
"especial", y la prueba es que hasta este mismo año 2002 no ha
pasado a precio medio, es decir, seguía vendiéndose en serie alta pese a
ser una grabación de 1956, cuyo sonido es impecable pese a ser
"mono".
¿Cómo es esta Bohème de Beecham escuchada hoy? ¿Mantiene la
"magia" que tuvo en su época o está ya superada? Los años
transcurridos, y sobre todo el contar con la versión de Karajan, hacen
que no se la escuche hoy como cuando apareció por primera vez.
Pues escuchada hoy, la mayor baza de esta Bohème está en la
dirección de Beecham. La dirección de su "destronador" Karajan
ha sido unánimemente elogiada: nadie ha dirigido la parte orquestal con
mayor virtuosismo y refinamiento que el maestro austríaco, apoyado en una
Filarmónica de Berlín sin competencia posible, y sin caer en el habitual
defecto karajaniano de hacer sonar a la orquesta tan fuerte que tape a los
cantantes. ¿Qué más se podría pedir? Poniéndonos muy exigentes, sólo
se nos ocurre una cosa: sentido del humor. Karajan suena con un lujo y una
perfección increíbles, pero a veces puede pecar de "demasiado
serio".
Aquí está el fuerte de un "bohemio auténtico" como Beecham,
un hedonista del sonido que nunca cae en la rutina, y siempre nos aporta
cosas nuevas. Desde el primer acorde del acto I, escuchamos magistralmente
expresada la alegría de vivir de los protagonistas, indiferentes a su
miseria; en el acto III, se siente la desolación del invierno climatológico,
que es real pero también una metáfora del "invierno" amoroso
que atraviesan Mimí y Rodolfo; en el IV, aunque volvemos a la buhardilla
del I, y a su misma alegría y despreocupación, algo flota en el ambiente
que lo empaña (y se nota en la especial tímbrica de la orquesta): falta
Mimí.
Todo esto lo consigue Beecham con una orquesta que suena asombrosamente
bien, dado su origen, y que se permite incluso una riqueza tímbrica que
muchas veces no se escucha ni a las más "profesionales". En los
pasajes de arias y dúos (o sea, en la mayoría de esos tres actos, I, III
y IV) sólo se le pueden hacer a la dirección reproches menores, como
alguna descoordinación entre orquesta y cantantes. Pero lo peor viene en
el acto II, con su enorme complejidad de coros y números de conjunto; en
estos pasajes es donde Beecham se pierde, "ayudado" además por
la baja calidad del coro empleado. En todo este acto, la superioridad de
Karajan es aplastante.
Para terminar con la dirección, digamos dentro del lado anecdótico que
Beecham dirigió La Bohème en los escenarios de ópera unas 300
veces, que ya en 1936 había grabado el acto IV suelto, con Dora Labette y
Heddle Nash, y que llegó a preparar la obra en Londres en 1920 con el
propio compositor (con quien tuvo una disputa por haber suprimido la Suor
Angelica de una representación del Tríptico). En fin,
también que el año del estreno de La Bohème, Beecham cumplía
los 17: ¿cómo no se iba a identificar con los jóvenes que aparecen en
la ópera?
En cuanto al reparto, su gran baza continúa siendo hoy la Mimí de
Victoria de los Ángeles. Cierto que después de oír a Mirella Freni, con
Karajan (justamente considerada por toda la crítica como "la Mimí
del siglo") es difícil imaginarse a la modistilla de otra manera,
con esa voz radiante en los dos primeros actos y esa evolución en los dos
siguientes hacia un personaje enfermo y desilusionado de la vida. Pero
Victoria aún sale airosa de la comparación; no tiene los agudos que
necesitaría para "Sì, mi chiamano Mimí", el timbre es menos
bello que el de Freni; pero ninguna Mimí ha hecho tan cierta la definición
que de ella da Musetta: "un ángel del cielo". Desde su primera
aparición, canta con una ternura (casi maternal) que nos hace sentir que
es imposible que quien cante así sea una mala persona; en los últimos
actos, su resignación ante el destino nos muestra a una persona que ha
madurado a medida que la vida hace estragos en ella. Cuánta diferencia
con las cantantes que se limitan a dar las notas...
Más difícil lo tiene Björling, porque aquí sí que después de
escuchar a Pavarotti cuesta aceptar un Rodolfo tan poco efusivo como el
del tenor sueco. Compone un personaje doliente, "sufriente",
angustiado cuando le falta Mimí o cuando luego llega muy enferma (en este
sentido, lo mejor de su interpretación es el acto IV), y aún conserva
una hermosa voz, pero no da el tipo de poeta alegre y despreocupado,
extravertido, del acto I. Escuchado hoy, tiene al menos la virtud de
ofrecer un Rodolfo "diferente".
En cuanto al resto del reparto, destaquemos el buen hacer de Merrill como
Marcello, Reardon como Schaunard (de acento quizá demasiado anglosajón),
que Corena está como Alcindoro/Benoit menos bufonesco que con Serafin,
que Tozzi es un Colline esplénddio, y su "Vecchia zimarra" la
canta de modo impecable, y que Lucine Amara no pasará a la historia entre
las grandes Musettas. En fin, una grabación de la que aún hoy pueden
disfrutar plenamente todos aquellos que gusten de "quelle cose che
han nome poesia".
REFERENCIAS:
PUCCINI: La Bohème
Victoria de los Ángeles (Mimí), Jussi Björling (Rodolfo), Lucine Amara
(Musetta), Robert Merrill (Marcello), John Reardon (Schaunard), Giorgio
Tozzi (Colline), Fernando Corena (Benoit y Alcindoro), William Nahr
(Parpignol), Thomas Powell (aduanero), George del Monte (sargento)
Coro RCA Victor (dir.: Thomas Martini)
Coro de niños Columbus (dir.: Herbert Huffmann)
Orquesta RCA Victor/ dir. Sir Thomas Beecham
EMI "Great Recordings of the Century" 7243 5 67750 2 2 (2 CDs)
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