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UN CHOLLOPor Fernando López Vargas-Machuca. Lee su curriculum.
En el último lanzamiento de la serie "Double Decca", que incluye Mahler por Solti, Schumann por Ashkenazy y Tchaikovsky por Bonynge, nos encontramos con un verdadero chollo: la integral de los conciertos de Bela Bartók, un conjunto que todo buen melómano debe tener en su discoteca para disfrutar una y otra vez, en excelentes interpretaciones. Si aún usted no dispone de él, aquí tiene sin duda la mejor opción, pues aunque existan versiones aisladas aún superiores a éstas, no encontrará todas las obras juntas en un álbum tan barato, con tan espléndido sonido y alcanzando este nivel interpretativo. Ni siquiera buscando por un lado los tres de piano juntos en un cedé (caben muy justitos) y por otro los dos de violín. Sir Georg Solti, Vladimir Ashkenazy y Kyung Wha Chung son los responsables de los resultados. Del director húngaro, que como es bien sabido llegó a ser alumno ocasional del autor de El mandarín maravilloso en su adolescencia, poco hay que decir a estas alturas: su Bartók está considerado unánimemente como referencial. Y no hay que buscar explicaciones nacionalistas ni nada por el estilo para comprender semejante sintonía. Sencillamente, a este autor -como a tantos otros- le vienen como un guante las principales virtudes del inolvidable director: objetividad, fiereza controlada, tensión indesmallable, pasmosa claridad, rico sentido del color, brillantez orquestal y renuncia a cualquier tipo de devaneo sonoro. Un Bartók directo, intenso y sincero, en definitiva. Obviamente la presencia de dos excelentes orquestas hace mucho. La Sinfónica de Chicago está sencillamente insuperable en los dos registros en los que participa, esto es, los dos Primeros, que son los grabados con sonido digital. En el resto -registrados entre 1976 y 1979, y por tanto con toma analógica- nos llevamos una grata sorpresa con la Filarmónica de Londres, no excelsa pero sí notabilísima. Lástima que ahora haya bajado tanto su nivel, como quedara en evidencia en su visita a Madrid hace unos cinco años, precisamente bajo la batuta de Solti. Ashkenazy, hoy día pianista y director de lo más irregular, hizo una fenomenal labor en estas grabaciones. Comparando sus Primero y Segundo con las justamente aclamadas grabaciones de Pollini y Abbado -en DG, con la Sinfónica de Chicago-, no encontramos una respuesta técnica tan rutilante ni una intensidad emocional tan demoledora, pero a cambio obtenemos un toque más rico en significaciones, menos percutido, quizá más bello. Aquí su mayor logro es el Primero, del que ofrecen una lectura atmosférica e inquietante; el Tercero es quizá el menos logrado, si bien Solti ofrecería años después una lectura superior junto a András Schiff (sólo en video). Kyung Wha Chung era aún joven -veintiocho años- cuando en 1976 grabó el Segundo para violín, pero ya demostraba una madurez absoluta. Seguramente después lo haría aún mejor (no conozco su celebrada versión junto a Rattle, descatalogada), pero aquí ya demuestra una total sintonía con el universo bartokiano, amén de un pasmoso dominio técnico y un sonido bellísimo, agradable al oído pero en absoluto frágil ni meloso, resultando aristado e hiriente cuando es necesario. Sensacional el Primero, acoplado en origen con una acongojante versión del concierto de Berg. Lo dicho: como en versiones sueltas no es fácil encontrar lecturas superiores, y para hacerlo habría que gastarse un buen dinero, esta barata opción de compra se convierte en un verdadero chollo.
REFERENCIAS BARTÓK: Conciertos para piano 1,
2 y 3. Conciertos para violín 1 y 2.
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