Revista mensual de publicación en Internet
Número 38º - Marzo 2.003


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

EL OTRO BEETHOVEN DE LA MUTTER

Por Rubén Flórez Bande

          

Veintitrés años después, Anne-Sophie Mutter, vuelve a grabar el Concierto para violín de Beethoven para su sello de siempre, Deutsche Grammophon. En su primera grabación, la Mutter contaba con 16 años, y empezaba su (gran) carrera como concertista; ya habían sido un éxito los Conciertos nºs 3 y 5 de Mozart, respaldada por Herbert von Karajan, y en la grabación de Beethoven también la respaldaba su mentor, junto con "su" Filarmónica de Berlín.

En aquella primera grabación la Mutter adolecía de inexperiencia y de juventud, aunque también tiene sus puntos favorables: la técnica y la afinación ya eran aquí "marca de la casa", y el virtuosismo al modo romántico empezaba a aparecer. Se pueden apreciar también sus virtudes, para algunos y sus defectos, para otros; como esa forma de "languidecer" las frases, haciéndolas dolientes y elegíacas. Pero, aún así, a la interpretación le faltaban personalidad, soltura, empaque... resultando un producto algo tímido. El acompañamiento de Karajan era de los mejores que le he escuchado en su última época, nada que ver con el acompañamiento que le da a Ferras en este mismo concierto unos años antes; con la Mutter, en todo momento está guiando a la solista, pendiente de todo detalle sin quitarle nada de protagonismo.

Ahora la Mutter, a punto de cumplir los 40 años, se anima a volver a grabar el Concierto, en compañía de Kurt Masur y la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

¿Los resultados?

Pues empezamos por el principio. La Mutter tiene una concepción del Concierto, no tan al modo trágico como lo pudiera tener un Oistrakh, ni con un sonido tan burgués como un Grumiaux, ni tan alemán como un Schneiderhan; el de ella es un concepto más melancólico, más elegíaco, dejando a partes iguales el lado expresivo, y el lado melódico, cuidando mucho todos los "tecnicismos" que requiere: dinámicas, dobles cuerdas, legatos...

El primer movimiento alcanza los 27 minutos (¡!) y en él la Mutter se "explaya" a gusto todos los temas y frases, perfectamente "cantados", en algunas ocasiones algo "aterciopelados", que no sé hasta que punto esto es bueno, pero que no rompe el conjunto del movimiento; la afinación soberbia, el color del violín, pues de lo mejor del momento... y para momentos, qué poder expresivo en la repetición del tema principal al final de la coda (que es la de Kreisler, como la del tercer movimiento, soberbias ambas, muy bien acopladas al conjunto) a dúo con las cuerdas en pizzicatto, una forma de detener el tiempo, en legatissimo, como pocas veces he escuchado.

El segundo movimiento, sigue más o menos los conceptos del primero, permitiéndose la violinista alguna que otra licencia: languidecer las frases, detener el "tempo"... no es para todos los gustos, muy al "estilo Mutter", pero impresiona de todas formas. Y yo me pregunto ¿Por qué cierto sector de la crítica no le permite estas licencias?, ¿Acaso no se permitían licencias Oistrakh, Heifetz, Grumiaux, Szeryng, Kreisler...?

Y el tercer movimiento es pura jovialidad, sin cortar las frases, dichas con energía, sin amedrentarse, todas las ideas temáticas (que ya sé, son pocas) muy claras, con un sonido limpio y sin ningún problema con los virtuosismos, permitiéndose, incluso, alguna pequeñita "floritura", como queriendo con esto volver a su juventud.

En fin, para mí, una de las mejores interpretaciones en grabación digital de este concierto, del que uno siempre piensa que ya está todo dicho. Pero... sí, hay un "pero", la dirección, si bien Masur prometía en los primeros movimientos, no destacándose mucho, permaneciendo en un segundo plano, sólo apareciendo para acompañar en los momentos clave a la solista, cae, y de morros, en el tercer movimiento. Masur no puede seguir la jovialidad de la Mutter, y su lectura es pesadota, y densa, es la Mutter la que intenta tirar de la orquesta.

Conclusión: Una gran interpretación, para tener en cuenta. El disco se completa con las dos Romanzas de Beethoven, tocadas con mucha elegancia, y mucho "vistosismo", quizá una pizca de expresividad no le vendría mal, tanto hedonismo sonoro empacha. Para los fans, en el libreto se pueden ver unas cuantas fotos de la diva, acompañada de una entrevista, en torno a su concepción sobre el Concierto.



REFERENCIAS:

BEETHOVEN: Concierto para violín y orquesta en Re mayor, Op. 61. Romanza para violín y orquesta Nr. 1 en sol mayor, Op. 40. Romanza para violín y orquesta Nr. 2 en fa mayor, Op. 50.
Orquesta Filarmónica de Nueva York. Dir: Kurt Masur
DG 471 349-2