Revista mensual de publicación en Internet
Número 38º - Marzo 2.003


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LA GRAN PARTITA POR NACHTMUSIQUE

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.

 


 

La película Amadeus de Peter Schaffer -basada en un guión teatral del propio autor- y dirigida por Milos Forman proyectó la  imagen de un Mozart frívolo, infantil y caprichoso pero supo cuidar mucho la música, que se convirtió en uno de los mejores avales de la cinta junto a una cuidada recreación de la Viena de la época y sus gentes. A través de la banda sonora, perfectamente acoplada a la imagen y al discurso narrativo y magníficamente interpretada, mucha gente descubrió la belleza y el poder de la música de Mozart [1]. El director se preocupó de no usar sus obras más trilladas e incluyó una selección de interesantes fragmentos, poco familiares para el gran público, pero que sirvieron para abrir el apetito musical al espectador curioso. 

En una de las escenas, el viejo Salieri recuerda ante un sacerdote el impacto que le provocó el encuentro con la música de Mozart. Como ejemplo musical, usa el inicio del "Adagio" de la Gran Partita en Si bemol mayor. En la película, Salieri describe así ese momento:

Un comienzo simple, casi cómico. Un ritmo -a base de fagotes y cornos- como el de un acordeón oxidado. Luego, de pronto, por encima, un oboe; una sola nota, mantenida firme, hasta que un clarinete la recoge y la convierte dulcemente en una frase maravillosa. ¡Esto no había sido compuesto por un mono de feria! Era una música que yo nunca había oído, teñida de tal anhelo, un anhelo irrealizable, que hizo estremecerme. Me parecía estar escuchando la voz de Dios.”

La Gran Partita, compuesta para trece instrumentos, doce de viento y contrabajo [2], es una de las obras más importantes del salzburgués y junto a las dos Serenatas para vientos, K 375 y K 388 conforman un tríptico imprescindible que todo aficionado debe conocer. Como ocurre con casi todas las grandes obras, hay aún muchas interrogantes a su alrededor: ¿cuándo fue compuesta exactamente?, ¿por qué tal atípica instrumentación?, etc. Varias teorías apuntan a 1784 como el año de composición y estreno, otras a 1781 cuando Mozart se estableció en Viena. Esta última opción se apoya fundamentalmente en el análisis de papel del manuscrito elaborado por Tyson. Según los resultados de dicho análisis el papel usado se podría fechar entre los años 1781 ó 1782. Sin embargo, dicha teoría es rebatible ya que no podemos descartar que Mozart usara el papel más tarde. La primera opción se basa en los documentos que hablan del estreno de una obra para instrumentos de viento en un concierto a beneficio del clarinetista Anton Stadler, en el Burgtheater de Viena, el 23 de marzo de 1784, donde se interpretó la obra aunque no completa. Esta teoría además corrobora la opinión de que tanto el carácter general como lo ambicioso de la pieza hacen pensar que fuera posterior a las otras dos serenatas de viento K 375 y K 388, compuestas en 1781 y 1782 respectivamente. 

El sobrenombre de “Gran Partitta” (sic) que aparece en el manuscrito fue, según se cree, añadido posteriormente y no por Mozart aunque debemos reconocer que sienta bien a la obra. Otro aspecto interesante es la instrumentación elegida por Mozart. Normalmente para este tipo de divertimentos y serenatas de viento, conocido en Alemania y Austria por el nombre de Harmoniemusik, lo habitual era una disposición de entre seis y ocho instrumentos; es decir, sexteto u octeto, este último formado por dos oboes, dos clarinetes, dos trompas y dos fagotes. Sin embargo, para esta obra Mozart aumentó los efectivos hasta el curioso número de trece: dos oboes, dos clarinetes, dos cornos di bassetto, dos fagotes, cuatro trompas (dos y dos, con distinta afinación) y para reforzar el registro grave, un contrabajo. De este modo dotó a la obra de una consistencia poco habitual y que unida a su larga duración (casi 50 minutos) la convierte en una composición peculiar, muy ambiciosa, y que no puede ser calificada de música de entretenimiento como la mayoría de sus divertimentos para viento de la época salzburguesa. 

Una breve mención ahora al corno di basetto (ver imagen). Este instrumento pertenece a la familia del clarinete pero da un sonido más grave, oscuro y más tupido. Tiene forma angulada, una sonoridad intermedia entre el clarinete y el clarinete bajo y está afinado en Fa. Muy popular en aquella época, Mozart lo utilizó en varias obras junto también al “clarinete di bassetto”, otro instrumento de bello sonido para el que Mozart compuso una de sus últimas obras maestras: el Concierto para clarinete y orquesta, K 622 [3]. La colaboración de Mozart y el clarinetista, Anton Stadler -relacionada con su vinculación a la masonería- traería una pléyade de obras maestras que todavía hoy conforman lo mejor del repertorio para este instrumento. El mencionado concierto, seguramente el más importante del abundante repertorio para clarinete, es buena prueba de ello. 

Existen buenas grabaciones en disco de la Gran Partita. Los conjuntos ingleses han ocupado generalmente los primeros puestos en la lista de recomendaciones. Por ejemplo, los London Wind Soloists de Jack Brymer (Decca), la ASMF de Neville Marriner (Philips), la sección de viento de la Philarmonia Orchestra de Otto Klemperer (EMI) y la English Chamber Orchestra de Daniel Barenboim (EMI). Otras versiones dignas de mención son la firmada por Karl Böhm con los solistas de la Filarmónica de Berlín (DG), intensa, corpulenta y de sonoridad muy germana y la de la Orpheus Chamber Orchestra (DG), de gran virtuosismo y musicalidad aunque algo aséptica. Con instrumentos originales, son también varias las opciones: Nikolaus Harnoncourt (Teldec), Frans Brüggen (Philips) y los Amadeus Winds (Decca). Sin embargo, no podemos olvidar una de las grabaciones pioneras que, a pesar de las inconsistencias por la antigua edición utilizada, permanece en lo más alto de las listas [4]. Nos referimos a la grabada en Viena a finales de 1947 por solistas de la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Wilhelm Furtwängler (EMI CDH 63818-2). A pesar de las dificultades políticas, sociales y técnicas propias de la época (la orquesta había reanudado sus conciertos hacía tan sólo dos años, en Octubre de 1945 y debido a los problemas de suministro eléctrico las sesiones de grabación eran un calvario) los músicos demuestran su altísimo nivel, su perfecta conjunción y nos entregan una versión dulce, espiritual, compacta y musicalmente insuperada bajo el aura de un Furtwängler que dirige con pulso firme, unidad y su particular sentido del fraseo. El innominado oboísta da una lección de musicalidad a todos sus colegas de versiones posteriores [5]. 

Ahora nos llega la versión del conjunto Nachtmusique, liderado por el clarinetista y constructor de instrumentos Eric Hoeprich, que utiliza instrumentos originales o fieles copias de originales y busca recuperar el tipo de sonido que pudo haber conocido Mozart, muy diferente al de los instrumentos modernos [6]. En general, oboes y clarinetes tienen un sonido más delgado y oscuro, y tanto fagotes como trompas tiene un sonido rústico y áspero, de gran atractivo. 

En esta versión se presta una atención escrupulosa a la partitura. También los músicos toman posición sobre las indicaciones de tempo en la época de Mozart, que no se corresponden exactamente con las actuales. Por ejemplo, Hoeprich interpreta el "Adagio" a un tempo más rápido de lo que es habitual basándose en las indicaciones de Leopold Mozart que especifica que un "Largo" es más lento que un "Adagio". Afortunadamente, la música mantiene intacta su hondura. En el "Molto allegro" inicial opta por un tempo cómodo, lejos del habitual carácter ligero. Como consecuencia, el movimiento se tiñe de un aire de sosiego pero, por contra, se pierde la gracia y efervescencia en las frases de clarinetes y fagotes. Por lo general, Hoeprich envuelve a la obra en una aureola de serenidad, de refinamiento sonoro, de suavidad y calidez, aunque a veces la despoje de los contrastes de otras versiones.

Nada en la obra tiene desperdicio pero hay cuatro movimientos particularmente interesantes: el "Allegro" inicial, el ya mencionado "Adagio", el impresionante "Tema con variaciones" y el "Finale" [7]. Hoeprich quizás no acierte en su versión del "Allegro" que queda un tanto descolorida, hace un "Adagio" de gran serenidad aunque sin el aliento espiritual de otras y nos da unas variaciones bien contrastadas, galantes en los movimientos rápidos y plácidas en los lentos, donde se resalta bien el colorido de las diferentes voces. Por suerte, el movimiento final es enérgico y con empuje. Los instrumentistas de varias nacionalidades, algunos españoles (ver ficha más abajo), demuestran aquí su virtuosismo y ponen punto final a una versión que no decepcionará aunque por momentos nos suene a poco. 

El disco se completa con excelentes versiones de otras obras menores de Mozart para el corno di bassetto, no siempre fáciles de encontrar en disco, que nos permite disfrutar de la calidez y especial color de este instrumento en diferentes combinaciones. Sensacional la versión del Adagio K 411, para dos clarinetes y tres cornos di basetto, una pequeña obra maestra. Excelentes y extensas notas a cargo del propio Eric Hoeprich y una presentación de nivel como acostumbra el sello español Glossa.


Notas:

[1] Para la banda sonora se buscó a un reputado director mozartiano, Neville Marriner que con su orquesta, la Academy of St Martins-in-the-fields grabaron los fragmentos musicales especialmente para la película. El inglés puso como condición que no se cambiara ni una sola nota escrita por Mozart, lo cual fue respetado, aunque durante el concierto de la Gran Partita, cuando el indisciplinado Mozart entra tarde a dirigir su música, se una el comienzo del Adagio con el final de la obra. 

[2] Mozart pide específicamente un instrumento de cuerda aunque durante mucho tiempo se utilizara un contrafagot como el instrumento de viento nº 13. De ahí, el nombre de Serenata para trece instrumentos de viento que, como se ve, no es correcto. En la mayoría de las versiones modernas se opta por el contrabajo a pesar de lo que digan algunas guías. Un momento donde se puede apreciar claramente el papel de este instrumento es en el Trio del primer "Minueto" donde lo escuchamos en un bello pizzicato. La de Furtwängler (1947) es la única de las varias que hemos manejado con contrafagot en lugar de contrabajo. 

[3] Hoeprich y Brüggen han grabado para Glossa este concierto que ha sido comentado recientemente en estas páginas. Véase Filomúsica, Enero 2003.

[4] Debido a la edición utilizada incluye errores que no fueron corregidos hasta la publicación de la Neue Mozart Ausgabe en 1979. 

[5] Aunque los créditos del disco no facilita nombres, es más que probable que el oboe fuera Hans Kamesch, primer oboe en la Filármonica de Viena por aquellos años. A su lado estarían músicos de la talla de Leopold Wlach (clarinete), Karl Öhlberger (fagot), Gottfried von Freiberg (trompa), y Alfred Boskovsky (corno di bassetto), primeros atriles de la orquesta tras la guerra y todos ellos, menos Boskovsky, miembros por entonces -junto al flauta, Hans Reznicek- de la Bläservereinigung der Wiener Philharmoniker. 

[6] El conjunto toma su nombre de la Serenata para vientos en Do menor K 388, conocida también por “Nacht musique”. Según Roger Hellyer, la asociación del término con esta obra puede ser errónea. Mozart lo usa dos veces: primero en 1781 para referirse a la versión para sexteto de la K 375 y otra vez, al año siguiente, para referirse a la posterior versión aumentada para octeto. De lo que se colige que el sobrenombre de "Nachtmusique" debiera corresponder a la primera de las serenatas. (Citado en “Harmoniemusik and other works for multiple wind instruments”, pp 284 y 286. The Mozart Compendium. H.C. Robbins Landon, Ed. London, 1990).

[7] Este movimiento es prácticamente idéntico al segundo del Cuarteto para flauta, K. Anh. 171. Durante algún tiempo se dudaba si Mozart era el autor de ambas y también cuál había sido compuesta en primer lugar. Hoy se cree que la versión para flauta es un arreglo anónimo de la Serenata, encargada por Bossler que publicó el cuarteto en 1788. (Roger Hellyer, 1999).


REFERENCIAS:

MOZART, W. A. : Serenata en Si bemol mayor, “Gran Partita”, KV 361, Allegro assai, KV 484b, Adagio, KV 411, Adagio, KV 580a, Adagio, KV 410, Dúos 10, 7, 11 & 12, KV 487. Nachtmusique: Michael Nieseman, oboe. Piet Dhont, oboe. Eric Hoeprich, clarinete, corno di bassetto y dirección. Toni Salar Verdu, clarinete y corno di bassetto. Carles Riera, corno di bassetto. Albert Gumí, corno di bassetto. Jane Gower, fagot. Javier Zafra, fagot. Teunis van der Zwart, trompa. Helen MacDougall, trompa. Erwin Wieringa, trompa. Bolko Kloosterman, trompa. David Sinclair, contrabajo. GLOSSA GCD 920605.

Distribuidor en España: DIVERDI
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