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Número 40º - Mayo 2.003


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Expresión dramática y música con niños pequeños

 

Por Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum.

 

  

Hace tiempo leí en un libro estas palabras de un pedagogo: “Nunca sentí la música tan en profundidad como cuando me moví. La posibilidad de poder utilizar mi cuerpo en el espacio y modelar los sonidos con mis manos me ha dado otra dimensión de la comprensión musical”. Si a los adultos la música nos da esta dimensión, cuanto más a un niño de edad tempana, que se va adaptando al mundo a través de su cuerpo y es la música una fiel compañera en este camino.

 

Entre el lenguaje musical y corporal existe un fuerte vínculo en las primeras etapas educativas. Los pequeños empiezan a vivir ritmos, gestos, juegos motrices...   a través de canciones y danzas. La música les ayuda al descubrimiento de sí mismos.

 

Un logro crucial en el niño es el desarrollo de la autoconciencia. El sentido del “yo” y “lo mío” se convierte en la base fundamental para desarrollar una nueva conciencia ante los demás.

 

Durante los primeros años de vida, los niños van tomando conciencia de la existencia de sí mismo como sujetos independientes de los otros, y a partir de esa edad enriquecen ese autoconcepto. La música ayuda al niño a entenderse a sí mismo, regular su propio comportamiento y desarrollar su autoestima. El  sentimiento, aceptación y conocimiento corporal es necesario para el desarrollo de la sensibilidad, la autoestima y el autoconcepto.

 

La expresión dramática trabajada junto a la música les ayuda a los niños a sentir su cuerpo, expresar sus emociones y vivencias; empiezan percibiendo las propias y después van conociendo las de otras personas.

 

A la hora de trabajar el proceso dramático en el aula comenzaremos utilizando las propias acciones infantiles: llorar, reír, sonreír... Las distintas modalidades expresivas se irán integrando en un todo. El conocimiento del cuerpo, no sólo es conocer sus partes, sino que incluye el conocimiento de sus posibilidades perceptivas que realiza a través de los sentidos.

 

Las modalidades expresivas se manifiestan de forma espontánea en el juego. Los niños pueden dar forma dramática a sucesos o actividades que no la poseen, improvisar a partir de diversos elementos y con la ayuda de apoyos dramáticos... La función lúdica y creativa se potencia mediante la realización de estas actividades en la que los pequeños se divierten experimentando.

 

También se puede trabajar la expresión dramática con música, elaborando y representando escenas, personajes y situaciones en las que se utilice el cuerpo como principal recurso. Al improvisar patrones rítmicos, espaciales y de estados anímicos a través del mimo, los niños logran el desbloqueo o desinhibición y la espontaneidad de gestos y movimientos.

 

 Al introducir a los niños en la dramática creativa o las producciones colectivas, entrarán en contacto con conceptos formales de la expresión dramática y teatro,  y adoptarán las pautas de expresión y comunicación que consideren más importantes.

 

Como aparece recogido en la Colección de Materiales Curriculares de Educación Primaria de la Junta de Andalucía, el conocimiento de los elementos básicos del juego dramático: personajes, conflicto, trama, espacio y tiempo posibilitará el uso de diversas técnicas dramáticas (títeres, teatro de sombras, animación, luz negra, etc.). La utilización de estas técnicas permitirán al alumno explorar los recursos materiales (música, luces, elementos plásticos, etc.) para realzar la fuerza expresiva del propio cuerpo.

 

Tenemos que preparar al niño para la realización del acto expresivo. E1 niño puede utilizar unos medios propios como son el cuerpo y la voz, articular un lenguaje gestual y oral, utilizar el juego dramático para imitar a personas, animales, representar sus impresiones de la vida, de las cosas, estados de ánimo, estados afectivos... La música les ayudará a exteriorizar su vida interior, conocerse y reconocerse a si mismos y a los demás y dar respuesta al mundo que les rodea.

 

El infante debe tomar conciencia del acto expresivo realizado: analizar los conceptos, las ideas manifestadas, lo que se ha “dicho” y lo que se ha logrado comunicar, ver qué elementos faltan para que la expresión sea acabada, qué elementos oscurecen o dificultan tanto el acto comunicativo como el receptivo.

 

Con la expresión dramática y la música podemos facilitar a los discentes el descubrimiento de nuevas vías de comunicación y relación. Es necesario que contemplemos diferentes aspectos, tanto la producción y la expresión (cantar, bailar, tocar instrumentos) como ser espectadores (escuchar audiciones, ver bailes, presenciar pequeñas obras de teatro). E1 niño con el análisis de su actuación valorará, conocerá y comprenderá a  sí mismo y a los demás, así estaremos sentando las bases de un sentido crítico.