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Albéniz y Granados sobre las tablas Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Programa doble. San Antonio de la Florida, zarzuela escénica en un acto y dos cuadros, música de Isaac Albéniz y libro de Eusebio Sierra. Reparto: Raquel Lojendio, Raquel Pierotti, María José Suárez, Ana Santamaría, Luis Álvarez, Joan Cabero, Gustavo Peña. Goyescas o Los majos enamorados, ópera en tres cuadros, música de Enrique Granados y libreto de Fernando Periquet. Intérpretes: Carmen Serrano, Cecilia Díaz, Eduardo Santamaría, Enrique Baquerizo. Dirección de escena: José Carlos Plaza. Coreografía: Goyo Montero. Dirección musical: José Ramón Encinar. Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro de la Zarzuela) y Coro del Teatro de la Zarzuela. Teatro de la Zarzuela de Madrid, 4 a 9 de abril de 2003. Nueva producción del Teatro de la Zarzuela (San Antonio de la Florida, 2003); Producción del Teatro Lírico di Cagliari (Goyescas, 2001). Teatro de la Zarzuela de Madrid, 4 al 13 de abril de 2003. La ópera Merlín de Albéniz fue un interesante y reciente descubrimiento que se convirtió posteriormente en un gran éxito discográfico. El Teatro Real la llevará en mayo y junio a su escenario. Al hilo de este triunfal trayecto, el Teatro de la Zarzuela ha rescatado otro título olvidado del mismo autor, San Antonio de la Florida, en una reconstrucción realizada por José de Eusebio a partir de unos materiales localizados por Emilio Casares en La Habana. Había cierta expectación ante el reestreno, que ha resultado defraudada. Esta zarzuela padeció un merecido olvido. Se trata de una pieza sin unidad dramática ni musical, aunque en algunos momentos la partitura revela el talento del compositor. De todas formas, hay que aplaudir el esfuerzo del Teatro de la Zarzuela por dar a conocer nuestro patrimonio musical, asumiendo un riesgo calculado que, en todo caso, amplia nuestro conocimiento sobre la figura, fundamental, que es Albéniz. El texto es confuso y se vio perjudicado por los intérpretes, que ejecutaron las partes habladas en un tono chillón y completamente incomprensible. La amplificación de refuerzo, dura y fea, contribuyó a empeorar aún más el resultado. El texto estaba en español pero no se entendió nada y el público echó en falta los sobretítulos. La parte musical fue irregular. A pesar de la presencia de algunas voces de calidad, toda la interpretación fue estridente, con desajustes entre coro y orquesta. La puesta en escena de Plaza fue descuidada y cayó en gestos torpes y apelotonamientos. En Goyescas de Granados, todo fluyó algo mejor, gracias a una parte coreográfica vistosa pero convencional y a una partitura de mayor envergadura, mucho más redonda y sinfónica, que en algún momento alcanza lejanas resonancias wagnerianas. Texto e historia resultaron igualmente confusos. Lo más bonito de la función fueron los decorados "virtuales" de Francisco Leal y Enrique Marty inspirados en Goya y realizados con proyecciones. El espectáculo visual se impuso sobre el musical, con una excelente plástica, llena de colorido, en la que también destacaron el atrevido "vestuario pictórico" de Pedro Moreno y la perfecta iluminación de Francisco Leal.
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