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CAMALEÓNICOS
Por
Rubén Flórez
Bande
Martha Argerich
vuelve a compartir disco con algunos de sus amigos para interpretar obras
camerísticas de Brahms y Schumann. De Brahms nos interpretan el
Cuarteto para piano Nº1 en Sol menor.
La pianista se erige, como de costumbre, en centro de la versión, girando
y rindiéndose a sus criterios el resto -Kremer (violín), Bashmet (viola) y
Maisky (cello)-, e imprimiendo ella desde los primeros compases sus
"virtudes" ante el teclado: sequedad a la hora de abordar frases (además
de sequedad expresiva), contundencias innecesarias, arrebato forzado, etc.
Esta elección de criterios interpretativos no creo que sea la más
apropiada, ya que esta música requiere más otro tipo de "tacto" como
ciertas sutilezas, otro tipo de fraseo más romántico que expresionista,
cierto melodismo "callado", y un lirismo del que aquí no hay rastro,
aparte de esa "otoñalidad" tan prematura en la música del compositor
hamburgués.
El primer movimiento, "Allegro", en manos de estos músicos, con la
argentina a la cabeza, parece una marcha, con ritmo encorsetado y
agarrotado, que impide que salgan a la luz las características
anteriormente expuestas. El "Intermezzo", quizás algo más conseguido,
juega más con los timbres de los instrumentos de cuerdas, pero quizás no
sean estas cuerdas las apropiadas para estas músicas: Kremer luce su
característico y peculiar timbre; Bashmet, quizás el mejor de los tres
(mejor dicho, de los cuatro), en su discreto papel, muestra cierta
sensibilidad de la que carecen el resto de sus compañeros; y Maisky,
irregular como acostumbra, se va de un sonido almibarado por un lado, a la
contundencia por otro; es por eso que queda un movimiento correcto en
ejecución, pero muy disonante en su resultado final. El "Andante con moto"
aparece demasiado comedido y cuadriculado por parte de la pianista (que,
al no tener gran papel de lucimiento, no sabe qué decir), y las cuerdas a
su vez se ven coaccionadas y hacen lo que buenamente pueden... que no es
mucho. El último movimiento, "Rondó alla zingarese", pondrá a más de uno
al borde del sillón por la velocidad y arrogancia que imprime la Argerich,
que se lleva a los otros tres a rastras, como si ella quisiera ir a más;
pero claro, pecan de dejadez, preocupándose más de quién acaba antes, que
de (por ejemplo) buscar el rubateo "gitano", o la expresividad de esta
música, que no aparece por ningún lado. Al final, tanto mamporrazo, tanta
contundencia, tanto sometimiento, tanta constricción... acaban aburriendo,
al menos a un servidor.
Con este panorama ya temía lo peor para la obra de Schumann, compositor
heterodoxo, en cuanto su estilo le permite, más delicado que Brahms y
mucho más sensual que sutil. La obra que se incluye aquí son las
infrecuentes Fantasiestücke Op.88 para piano, violín y cello.
El cambio es sorprendente, parecen que están tocando otros músicos, y todo
en el mismo disco: la Argerich deja de lado su contundencia y arrebato
forzado, y se nos deja ver más dúctil, más delicada, más "gatuna" (será
que la edad va amansando a las fieras); Kremer, con su sonido peculiar,
intenta limar las asperezas del mismo y plegarse a las sonoridades del
compositor, mientras que Maisky, comedido, no cae en sus defectos
habituales y aparece en un correcto segundo plano. Lo más interesante son
sin duda los movimientos intermedios, la "Humoreske", interpretada con
mucha gracia, y grandes dosis de humor, analíticamente tocada, pero sin
perder frescura (sobre ella vuelan aún melodías de los Estudios
Sinfónicos), muy rica en matices expresivos. El "Duetto" es un
diálogo entre el violín y el cello, sobre una línea armónica constante del
piano, este movimiento bien podría ser un "lied sin palabras" muy lírico,
con grandes dosis de melancolía, tiene en Kremer y Maisky dos entregados
intérpretes. La "Romanza" inicial y la marcha conclusiva no tienen el
"empaque" de los dos movimientos mencionados, pero no decae su atención en
esta magnífica música.
Un disco que tiene de todo un poco: curiosa, incluso interesante la obra
de Schumann, y no muy acertado el Cuarteto de Brahms, donde es
preferible la perfectamente romántica versión de Stern, Laredo, Ma y Ax, e
incluso la más sofisticada, algo fría quizás, de Perahia con miembros del
Cuarteto Amadeus.
REFERENCIAS:
BRAHMS: Cuarteto para piano Nº1 en sol menor, Op.25.
SCHUMANN: Fantasiestücke Op.88 para piano, violín y violonchelo.
Piano: Martha Argerich. Violín: Gidon Kremer. Viola: Yuri Bashmet.
Violonchelo: Mischa Maisky.
DG 463 700-2
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