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THE
SALIERI ALBUM
Por
Fernando López Vargas-Machuca.

Este
disco repite la misma fórmula de aquel estupendo lanzamiento dedicado a
Vivaldi que tan lustrosos beneficios reportara a Decca, y que ya diera
lugar a una no menos admirable secuela consagrada a Gluck (comentada
en FILOMÚSICA por Pedro Coco). Vuelve así Cecilia Bartoli a unir sus
fuerzas a las de una reputada agrupación historicista, en este caso la
espléndida Orchestra of
the Age of Enlightenment, para ofrecernos todo su muestrario de agilidades
y expresividad en un repertorio escasamente conocido pero lleno de
bellezas, envolviendo el producto con una presentación de lujo que ha de
hacer las delicias de los numerosísimos fans de la
mezzo (o soprano, o lo que se quiera),
a la que se retrata revestida de una aureola de diva que entra en
contradicción con su imagen de italiana simpática y campechana como pocas,
siempre dispuesta a agradar a sus admiradores y a disfrutar de la otra
gran pasión de su vida, que no es otra que el más puro baile flamenco.
Pues bien, lo cierto es que no se
alcanzan ahora resultados tan admirables como en las dos ocasiones
anteriores. Huelga decir que Bartoli no sólo resuelve con singular
maestría las agilidades a las que se enfrenta, sino que ofrece una
espectacular exhibición de dominio de la coloratura que despierta todo
nuestro entusiasmo. Tampoco hace falta señalar que su voz pastosa y
sensual, la morbidez de su fraseo y su acariciante legato, en conjunción
con la fresca y extrovertida comunicatividad de la intérprete, logra
estremecer lo más profundo de nuestra sensibilidad por encima de ciertas
desigualdades vocales, como pueden ser sus emblemáticos cambios de color.
El problema es que en este registro se
hace demasiado presente su tendencia, en aumento desde hace algunos años
por el contacto con determinados directores (ahí está su discutibilísima
Donna Elvira con Harnoncourt en DVD), a anteponer una hiperexpresividad
rayana en el histrionismo, recurrente a una serie de tics ya convertidos
en marca de la casa, por encima de la relativa contención que pueden
demandar determinadas partituras. Y si Vivaldi o el Gluck anterior a la
reforma soportan bastante bien el desmelene de la cantante, en Salieri la
cosa cambia. Repásense si no las bellísimas esculturas de Antonio Canova
escogidas para ilustrar el libreto del disco por su casi exacta
coincidencia cronológica con la vida del compositor, para reparar en que
la estética del Neoclasicismo exige una moderación y un equilibrio entre
forma y contenido (lo que no ha de confundirse con blandura,
distanciamiento o frialdad) que la cada día más narcisista Bartoli no
siempre se halla dispuesta a respetar.
Punto y aparte merece la labor de Adam
Fischer (hermano de Iván, otro conocido director). El maestro húngaro ha
ido descubriendo a lo largo de la pasada década las posibilidades que el
movimiento historicista ofrece para la interpretación del repertorio
clásico, circunstancia que se evidencia en la integral de sinfonías de
Haydn grabada entre 1987 y 2001 para Nimbus (ahora baratísima en Brilliant
Classics), en la que usando siempre una formación de instrumentos modernos
va aplicando conforme pasan los años criterios más "filológicamente
rigurosos". En esta ocasión, ahora con una orquesta de instrumentos
originales a su servicio, se lanza de lleno a ofrecer unas lecturas en las
que hace gala de un instinto teatral, una incisividad, un instinto para el
color y un sentido de los contrastes que casan a la perfección con las
pautas seguidas por la cantante. Claro que su labor tampoco resulta
convincente al cien por cien, pues se echa de menos un fraseo más
cantabile y no tan pimpante como en ciertas ocasiones en las que llega a
ser un poco frívolo y superficial.
Sea como fuere, este en todo caso muy
bien interpretado disco merecería la pena aunque fuera sólo por la música,
una apretada selección de las treinta y nueve (!) óperas compuestas por
Antonio Salieri. Y es que, con todas las pegas que les queramos poner,
Bartoli y Fischer nos descubren unas partituras (el noventa y cinco por
ciento de ellas conocen aquí su primer registro mundial) escritas con
estupendo oficio y una nada desdeñable inspiración, en las que el en su
momento prestigioso Kapellmeister de la corte de Viena evidencia un sólido
conocimiento de la tradición y deja plantadas algunas semillas para el
futuro. Que Salieri no es Mozart ya lo sabemos. Lo que no conocíamos es
que su música vocal resultara, dentro de sus limitaciones, tan hermosa y
digna de atención. Compacto recomendabilísimo, pues, que también se
encuentra disponible en formato Super Audio CD.
REFERENCIAS
The Salieri
Album.
Obras de Antonio Salieri.
Orchestra of the Age of Enlightenment.
Adam Fischer, director. 68'
Decca 475
100-2.
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