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MÚSICA TEÓRICA / MÚSICA PRÁCTICA
en El Melopeo y maestro de Pietro CERONE
Por
David Martín Sánchez (Licenciado en
Historias y Ciencias de la Música, Salamanca).
Una página del libro
El Melopeo y maestro
representa un tratado musical fundamental del siglo XVII en el que Pietro
Cerone, a lo largo de 1160 páginas distribuidas en 22 libros, se convierte
en el iniciador de la nueva teoría musical española del Barroco.
Centraremos nuestra reflexión en la
distinción, tan acusada en la época, entre música teórica y música
práctica con el fin de conocer cual era más valorada y qué función tenía
cada una.
El
primer aspecto a tratar al acercarnos a esta obra es el título de la misma
cuya explicación viene dada por el propio autor, quien reconoce que eligió
este título para su extenso tratado porque “melopeo” significa músico
perfecto y “maestro” porque serviría para enseñar a los que hubieran
recibido malas enseñanzas de maestros españoles[1].
Según Palisca[2]
se conservan cuarenta y nueve ejemplares de la obra en bibliotecas
públicas, nueve de ellos en España, lo que supone cifras muy altas para un
libro de la época y lo que nos permite pensar en la amplia difusión que
debió de tener.
La gran
extensión del tratado se explica por el aspecto en que se centra nuestra
reflexión: la división existente entre teoría y práctica y que el propio
Cerone explica en el segundo libro de la siguiente manera: “... a veces
son necesarios los tratados largos y copiosos a fin que con la teoría, la
práctica sea más dilucidada”; su objetivo es que “con poco gasto,
todo hombre puede tener el Maestro que le muestre en su casa”, lo que
nos indica el carácter autodidacta que quiere dar a la obra, señalando que
hay dos maestras, una especulativa y otra práctica y que ambas son
necesarias para el conocimiento de la buena música.
Señala como aspecto
destacado y novedoso de este tratado el hecho de que une ambos tipos de
música, de forma que en la dedicatoria a Felipe III (rey de las Españas)[3]
dice: “... y para que la gente moza, que por gusto o necesidad desea
saberla, la pueda aprender con mayor comodidad y con más facilidad, he
ordenado este presente volumen engastando (como cosa nueva) la
teórica en la práctica”.
El
siguiente aspecto que debemos tratar es qué entiende por música teórica y
por música práctica. “Música inspectiva o teórica es una ciencia que
examina, no con el oído sino con el ingenio y razón, las voces o sones
formados con instrumentos, así naturales como artificiales”, o también
“música teórica es la que consiste en contemplar, mirar y escudriñar
las cosas de la música, contentándose con sólo conocerlas, sin oírlas”[4].
Por otro
lado, “música práctica es aquella que canta conforme los preceptos del
arte, artificiosamente y con gusto; y la que ejercita con reglas los
cánticos, no haciendo caso de contemplar, mirar, ni de escudriñar las
cosas de la música, contentándose con sólo oírlas, sin conocerlas”[5].
Del mismo
modo en su libro segundo también establece otras divisiones dentro de cada
tipo de música, como recogemos en el siguiente cuadro:
HARMÓNICA:
“ciencia que con el sentido y con la razón pesa y tantea las
diferencias de los tonos graves y agudos; distingue y examina las
diferencias de los sonidos; considera y mira los sonidos que son buenos
para la harmonía, desechando los que no son tales”.
TEÓRICA[6]
RÍTMICA:
“Es la que mide y advierte diversas
tardanzas e intervalos en pronunciar, guardando la orden de los tiempos en
la presteza o tardanza y la cual considera cuánto se haya de tardar en la
pronunciación del sonido o voz”.
CANTO LLANO:
establece analogía con la música harmónica y señala que “música
harmónica, canto común, canto plano, canto uniforme, canto inmensurabil,
canto fermo, canto llano y canto gregoriano es todo lo mismo”.
PRÁCTICA[7]
CANTO DE ÓRGANO:
establece analogía con la música rítmica y señala que “música rítmica,
canto variable, canto mensurable, canto figurato y canto de órgano es lo
mismo”.
Tras
definir los distintos tipos de música el siguiente paso es decidir cual es
“más digna y más noble”, a lo que afirma: “de las dos ciencias en
música, la teórica es más noble y es porque más vale la ciencia que el uso
de ella y también porque es mejor el saber obrar que la misma obra”.
Dice también que “la razón y especulación (que son las que hacen al
teórico) mandan como señoras y los dedos y voz, que dan el ser al
práctico, obedecen como siervos (...) y es porque una tiene su morada en
el anima y la otra en el cuerpo”, a lo que añade que “el músico
especulativo o teórico es antepuesto al músico activo o práctico y tanta
diferencia hay del práctico al teórico como del criado al amo”.
Tras dejar clara su
postura de primacía de la teórica sobre la práctica, reconoce que “la
música mezclada de práctica y teórica es de más quilates que la teórica o
la práctica sola porque tiene una cosa y otra”, pero es consciente de
que la práctica tendrá siempre una aceptación mayor, reconociendo que “en
lo que toca al provecho y satisfacción universal, digo que de más provecho
es la práctica que la teórica: porque la teórica da satisfacción sólo a
los versados en la especulación, que son muy pocos y la práctica da gusto
a todos”[8],
a pesar de ello no hay por qué prescindir de la música teórica, postura
que deja muy clara cuando expresa lo siguiente: “cuanto a lo
que dicen algunos, que en la música no ha de haber más que práctica, digo
que es yerro manifiesto: porque caso que la práctica sea útil, ¿quién no
ve cuánto mejor será si fuese acompañada con arte y teórica, para que sepa
las cosas por sus principios y causas, que sola por sí?”[9]
Para
finalizar recogemos su definición de músico teórico, por ser considerado
como el auténtico y verdadero, porque “la teórica enseña los preceptos
y la práctica muestra el uso de ellos”[10]:
“Por teórico se ha
de entender aquel que doctrinal y científicamente de la música sabe hablar
y discurrir”. “Sólo aquel alcanza con justo título este nombre de
músico, el cual no solamente trata, mas así mismo pone en obra con razón
las partes de la música; teniendo conocimientos de la Práctica y de la
Especulativa. Este es pues el verdadero y absoluto músico, (...) el
cual, según los más antiguos, también se puede llamar MELOPEO, que quiere
decir músico perfecto”.[11]
BIBLIOGRAFÍA:
-
HUDSON, Barton:
“Cerone, Pietro” en SADIE, Stanley (Ed.): The New Grove Dictionary of
Music and Musicians, Ed. Macmillan,
Londres, 1980.
-
LÓPEZ-CALO, José:
Historia de la música española. Vol 3 s. XVII, Ed. Alianza, Madrid,
1988.
-
MITJANA, Rafael:
Historia de la música en España, Centro de documentación musical (INAEM),
Madrid, 1993.
-
PALISCA, Claude V.:
“Cerone, Pietro” en CASARES RODICIO, Emilio (Dtor.): Diccionario de
la música española e hispanoamericana, SGAE, Madrid, 1999.
[1]
CERONE, Pietro: El Melopeo y maestro, Libro I, Capítulo III, p.
9.
[2]
PALISCA, Claude V.: “Cerone, Pietro” en CASARES RODICIO, Emilio (Dtor.):
Diccionario de la música española e hispanoamericana, SGAE,
Madrid, 1999.
[3]
Hay que tener en cuenta que cuando publica su tratado (1613), Nápoles
pertenecía a la corona española.
[4]
CERONE, Pietro: op. cit. libro II, cap. IV, p. 209.
[5]
Ibid. libro II, cap. V, p. 210.
[6]
Ibid. libro II, cap. VI, p. 210.
[7]
Ibid. libro II, cap. VII, p. 211.
[8]
Ibid. libro II, cap. VIII, p. 212.
[9]
Ibid. libro II, cap. X, p. 215.
[10]
Ibid. libro II, cap. VIII, p. 212.
[11]
Ibid. libro II, cap. XI, p. 219.
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