En
tono menor
Por
Víctor Pliego de Andrés. Lee su
curriculum.
Recital de Dietrich Henschel (barítono) y Fritz Schwinghammer (piano).
Obras de Duparc,
Pfitzner, Brahms y
Poulenc. XII
Ciclo de Lied. Teatro de la Zarzuela,
Madrid, 24 de abril de 2006.
Henschel
es un artista inquieto, más intelectual que intuitivo, inclinado al
artificio y con una voz oscura, que mejora cuanto más declama y menos
canta. La elección del programa interpretado por
Henschel y Schwinghammer en Madrid
fue interesante, pero no podemos decir mucho más. Las canciones
oscilaban entre lo alemán y lo francés, entre el siglo
XIX y el siglo XX.
Henri Duparc, que es un compositor más
citado en los libros que interpretado, abrió esta velada. Su obra
pertenece al siglo XIX pero apunta maneras
que vaticinan armonías modernas. Aunque es uno de los creadores de la
escuela francesa, las influencias germánicas en su obra son evidentes.
Sus canciones están bien hechas pero no despiertan pasiones y
Henschel ofreció una interpretación
correcta y técnica, algo fría a pesar de sus esfuerzos por dramatizar
el texto. Luego abordó las canciones de Pfitzner,
autor del siglo XX con tendencias
conservadoras que, al contrario que Duparc,
tiene su mirada puesta en pasado. Su música,
Vier Lieder
Op. 15, suena a ejercicio de estilo y
Henschel tampoco supo extraerle la fuerza
que contiene. Las canciones de Brahms,
Acht Lieder
und Gesänge
Op. 58, empezaron a templar el
ambiente tras el descanso. En comparación con las precedentes, éstas
destacaron por su claridad musical y expresiva, exenta de grandes
aspiraciones pero impecables en sus líneas. Son pequeñas piezas llenas
de encanto y de oculta sabiduría. El concierto culminó con las
canciones de Francis Poulenc, Le
Travail du
Peintre, basadas en los poemas que
Paul Éluard
dedicó a pintores vanguardistas: Picasso,
Chagall, Braque,
Gris, Klee, Miró y
Villon. Son unas piezas modernas y brillantes en las que el
barítono mostró sus mejores cualidades. El final subió algo el tono
apagado del recital, en el que el cantante estuvo asistido a la
perfección por el acompañamiento desde el piano de
Fritz Schwinghammer.
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