|
|
La Educación musical en la Enseñanza Primaria Por Sara Ruiz Santos. Maestra de Educación Musical.
Por muchos es sabido, sobre todo por aquellos que nos dedicamos a la música o que nos gusta especialmente, que es un fenómeno o un arte que influye positivamente en la persona, ya sean niños o adultos, o incluso en el feto que se encuentra en el vientre materno. Ya desde la antigüedad se intentaba plasmar el importante valor formativo de la música, considerada como una de las asignaturas o materias fundamentales para la educación del hombre. Aún así, parece que ha costado algún tiempo buscar “un lugar” para este arte dentro de la escuela. No me estoy refiriendo a una clase o a un hueco en el horario, sino más bien a una consideración adecuada sobre el área y sobre lo que en ella se enseña. El primer paso fue el de preparar a las personas para que alcanzaran los requisitos básicos para enseñar esta materia. Posteriormente se habló de dotar a los centros escolares de los materiales adecuados para llevarla a cabo. Y digo bien, se habló, ya que aunque no en la mayoría, si hay muchos centros escolares que no poseen los elementos adecuados para llevar a cabo correctamente el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero que mirándolo por el lado positivo, desarrolla en el docente sus capacidades para improvisar, inventar y adaptarse a las nuevas y a veces, difíciles situaciones. Sin olvidar este último aspecto, añadiremos que además de estas dificultades, también contamos con el hecho de que la música, al contribuir a la consecución del desarrollo integral en los niños/as, va a fortalecer una serie de capacidades basadas en tres áreas fundamentales: área afectivo-social, área cognitiva y área psicomotriz, con el obstáculo de no poder contar con las horas suficientes como para abordar los aspectos que serían adecuados, a través de los distintos bloques de contenido: lenguaje musical, expresión vocal y canto, expresión corporal, práctica instrumental y audición activa. Lo ideal sería tratar todos y cada uno de ellos en nuestras clases, algo en ocasiones complicado, teniendo en cuenta que es una materia que se trabaja una vez a la semana, y que en el horario ocupa a veces aquellas franjas en las que los minutos se ven reducidos. La preocupación llega cuando sabemos que lo importante en esta materia no es sólo conseguir asimilar unos contenidos, sino que el niño disfrute del fenómeno sonoro, que disfrute con sus creaciones musicales, que se convierta en una persona sensible musicalmente y que aprenda, entre otras cosas, a expresarse y comunicarse a través de la música. Para abordar todo ello, podemos hacer uso de las distintas corrientes pedagógicas del siglo XX, escogiendo de cada una de ellas los aspectos más positivos o adecuados para nuestra realidad educativa, dejando a veces de lado a algunos de ellos, no por ser innecesarios, sino por ocupar gran parte de nuestro tiempo en aprender ciertas premisas del método que, aunque a la larga supongan un enorme avance, provoca que dejemos de lado algunos bloques de contenido, ya que solo contamos con aproximadamente 30 o 35 horas anuales, con suerte. Si nos comparamos con otros países europeos, como Hungría o Alemania, las horas destinadas a la enseñanza musical son superiores a las nuestras. Y ahora bien, ¿realmente podemos los maestros sentirnos contentos con que se le haya dado a la música la importancia que debía, cuando aún hoy seguimos contando con escasez de recursos y sobre todo de tiempo? Y más cuando, en el Real Decreto 1513 de la nueva ley de educación, además se pide que todas las materias escolares trabajen una serie de competencias, atiendan a la diversidad y además trabajen exhaustivamente una serie de valores, aspectos que, por supuesto, veo positivos y además necesarios para formar “buenas personas”, pero que inevitablemente nos hace volver a la pregunta anterior. Aún así, somos un gran número los que seguimos luchando y creyendo en nuestra asignatura y en nuestra vocación como maestros o profesores de esta maravillosa asignatura y que tantos buenos ratos nos hace pasar con los alumnos, aprendiendo cada día y sacando de los acontecimiento más mínimos que hay a nuestro alrededor, recursos para nuestra aula y nuevas experiencias para todos.
|