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EL BEETHOVEN DE LANG LANG
Por
Rubén Flórez
Bande
Parece que los pianistas de Deutsche Grammophon han tomado
la delantera a su empresa, o que esta parece haberse "soltado el pelo" en
comparación con hasta hace pocos años, cuando si un intérprete grababa tal
obra ya no la podía grabar ninguno más en unos años, para no hacerse
autocompetencia. Ahora tenemos, en un mismo año, conciertos de Beethoven
por tres de los pianistas de la casa: Grimaud termina de grabar el
Quinto, Pletnev la ha emprendido con la integral de los
Conciertos para piano, y Lang Lang graba los Primero y
Cuarto, que es el disco que nos ocupa. ¿No hay más repertorio para
los pianistas del sello amarillo? Está claro que Beethoven es una piedra
angular en la carrera de cualquier pianista, pero saturar el mercado, con
ofertas repetitivas en una misma casa discográfica, no sé muy bien qué
sentido tiene… ellos sabrán. Por cierto, con los directores ocurre lo
mismo: Pletnev (de nuevo) ha grabado la integral de las Sinfonías
y el debut de Welter-Möst en el sello lo ha sido con la Novena.
Yendo a lo que nos ocupa, que es el Beethoven de Lang Lang, el joven
pianista chino tarde o temprano tendría que afrontar a Beethoven, aunque
bien es cierto que lo lleva trabajando desde hace tiempo. Ya se han podido
ver por las televisiones (no españolas, claro está) varios ejemplos de
este trabajo, y ahora ha sido el momento para llevarlo al disco. El
acompañante a la batuta es un buen conocedor de este repertorio, aparte de
ser el mentor (en la carrera americana) del solista, Christoph Eschenbach,
y la orquesta que lo secunda, una de sus titularidades, la de París.
El Primer Concierto es el menos bien parado, por decirlo de
alguna manera. El primer movimiento, “Allegro con brio”, comienza con una
muy buena introducción orquestal, la orquesta suena densa, en las cuerdas
sobre todo, pero no resulta pesada, y prosigue con un pianista acertado en
el tempo, muy majestuoso, sacrificando (como es típico en él) el color por
la expresividad. En algún pasaje, suena algo “sobreactuado”, perdiendo ese
toque clasicista de la música, aunque esta afectación no desagrada, por lo
menos en esta parte. La cadencia empleada es la del propio Beethoven, y en
ella Lang Lang muestra todo un alarde técnico. La orquesta hace en este
movimiento un acompañamiento digno del pianista, atento a las inflexiones
del mismo, pero, claro, más en el estilo de Beethoven que en los
experimentos del pianista.
El segundo movimiento, “Largo” vuelve a tener en la orquesta y el director
el auténtico idioma del primer Beethoven. En cambio el pianista vuelve
hacer alarde de afectación, y sobreactuación, con algunos pasajes
rubateados que llegan a lo ridículo, y alguna alteración en la dinámica.
El tercer movimiento, “Rondo. Allegro” es el peor parado de todos: la
orquesta vuelve a dar una lección de estilo, de articulación, de fraseo… y
de cierta “gracia” (raro esto en Eschenbach); para mí, lo más interesante
de esta grabación. Lang Lang vuelve a hacer muestra de esa afectación, no
hay gracia en su discurso, sí hay alteraciones de nuevo, dinámicas y
expresivas, aparte de mamporrazos sin sentido, de la peor escuela del
último Barenboim. La orquesta mantiene el tipo, y no cae en ese juego.
Lang Lang, más que personal, suena caprichoso, afectado y fuera de estilo.
Una lástima.
El Cuarto Concierto sale mejor parado, es un piano más romántico,
en teoría no puede caer en la “afectación” del primer concierto. Lang
Lang, se muestra comedido, quizás algo serio, y demasiado trascendente,
pero da gusto oírlo, aquí sí, aunque tanta trascendencia quizás sea
excesiva. A la Orquesta de París (quién la visto, y quién la ve) da gusto
de nuevo escucharla, un arropamiento algo sinfónico, a la antigua escuela,
pero muy convincente. El segundo movimiento, “Andante con moto”, queda muy
serio y noble, impresionante la entrada de las cuerdas graves en este
movimiento. Con el piano, estático, y marmóreo, firman lo que posiblemente
sea el mejor momento de la presente grabación. El último movimiento,
“Rondó. Vivace” tiene alguna ocurrencia en el piano, por ejemplo acentuar
las notas finales del ritmo ternario, un efecto algo enfático, pero no hay
mucho amaneramiento, ni contundencia gratuita; aquí el pianista y la
orquesta se muestran más compenetrados que en el concierto anterior.
En resumen, este viene a ser, para mí, el primer tropiezo de Lang Lang, en
su breve carrera discográfica, no sin cierto interés, y esperemos, que no
sea nada más que eso, un breve tropiezo. Mención especial para Eschenbach
y su orquesta, que firman uno de los acompañamientos más interesantes de
los últimos tiempos, en estas obras, sin olvidar (en las antípodas, claro
está, pero con mejores resultados en el piano) a Bronfman/Zinman, para
Arte Nova.
El disco viena acompañado con un DVD promocional, en inglés unicamente, en
la que destaca la entrevista al pianista, cargada de anécdotas.
REFERENCIAS:
BEETHOVEN: Concierto para piano y orquesta Nº 1 en Do mayor, Op.
15, Concierto para piano y orquesta Nº 4 en Sol mayor, Op. 58.
Lang Lang, piano
Orquesta de París
Director: Christoph Eschenbach
DG 477 6719
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