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Concierto dramatizado Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Schwarz auf Weiss (Negro sobre blanco). Música, dirección e idea de Heiner Goebbels. Intérpretes: Ensemble Modern Frankfurt. Escenografía e iluminación: Jean Kalman. Vestuario: Jasmin Andreae. Sonido: Norbert Ommer. Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid. Naves del Español / Matadero de Madrid, 2 al 4 de noviembre de 2007. El polifacético artista Heiner Goebbels ha creado una partitura y al mismo tiempo un espectáculo para el Ensemble Modern de Frankfurt, que es un grupo especializado en música contemporánea, comprometido en establecer diálogos entre las artes. Estos músicos han conseguido conquistar un merecido prestigio internacional con su trabajo siempre arriesgado y nada fácil. Goebbles ha creado para ellos una partitura y una dramaturgia que quiere romper el tradicional estatismo de los conciertos “clásicos”. Otros ya lo hicieron antes con propuestas cercanas a determinadas vanguardias o, más recientemente, a proyectos educativos que quieren ganar audiencias. Los conciertos de música clásica y contemporánea no atraen mucho público. Con propuestas como éstas se abren las puertas a nuevos espectadores. El resultado de Schwarz auf Weiss es brillante, entretenido y exitoso. El espectáculo que hemos visto en el Festival de Otoño de Madrid sintoniza a la perfección con un público sensible a lo moderno (pero sin pasarse) y con cierta curiosidad intelectual. La propuesta de Goebbles es pragmática y pedagógica, pues acerca amablemente la estética vanguardista al espectáculo de masas. La música y los propios instrumentos musicales protagonizan el espectáculo, muy eficazmente resaltados con las luces y sombras de Jean Klaman. El ambiente creado en las naves del Matadero es idóneo para este tipo de propuestas. El espectáculo está impecablemente, pero la música de Goebbels no tiene demasiado interés. Su partitura hace alusiones a los lenguajes modernos, a los ambientes sonoros, a la electrónica, al minimalismo, a la fonética y a la música aleatoria. La música es el hilo conductor de la puesta en escena. También hay algunos textos, con una participación más sonora que narrativa. Como en otras propuestas de hoy, estamos ante un ejercicio de estilo que explora los contornos de la forma y de la imagen, evacuando sutil e implacablemente cualquier atisbo de contenido. Todo aparenta ser muy iconoclasta, pero nada hay que causes incomodidad. Todo es muy relajante para la mayoría de los espectadores. A mi me resulta un poco inquietante tanto esteticismo y tanta vacuidad. El teatro musical ha sido lo que más éxitos ha cosechado en el Festival de Otoño de Madrid de este año. (Fotografía: Wonge Bergamnn)
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