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AIDA 2001 Y LA LIMPIEZA DE HARNONCOURT Por Pedro Coco. Lee su curriculum
Con un cuidado diseño, similar al de la Armida de hace unos meses también con Harnoncourt, TELDEC nos presenta ahora una Aida muy esperada en el año Verdi, por ser la primera aproximación fonográfica de Harnoncourt a la obra del maestro italiano. Ya afrontó la obra en Zurich, estudiando a fondo la partitura hasta conseguir una personal visión que Anna Mika califica de aproximación camerística. La implicación con el proyecto le llevó incluso a encargar unas trompetas egipcias que también aquí podemos apreciar. Aunque pueda parecer una opción muy arriesgada empezar como primer Verdi con una partitura de la entidad de Aida, en la dirección encontramos muchos elementos positivos: consigue de la Filarmónica de Viena una claridad muy de agradecer, y mima en muchas ocasiones páginas que en otras lecturas pasan desapercibidas, pero una atención excesiva a estos detalles le hacen descuidar el plano dramático, y a veces momentos que esperamos nos hagan vibrar pasan sin pena ni gloria, dejándonos cierta sensación de "falta de sangre". El coro Arnold Schoenberg trabaja con el rigor y el buen hacer al que nos tiene acostumbrados, con una sección femenina perfecta en la escena con Amneris del acto segundo. Gallardo-Dômas sigue en parte la línea de la Aida que Freni grabara con Karajan a finales de los setenta. De hecho, nos la recuerda en varias ocasiones, como en el dúo con Radamés del tercer acto o el "O patria mia". Es una Aida muy lírica, centrándose más en la parte musical que dramática, y aunque no podamos decir que su interpretación adolezca de contenido dramático, los efectos que suele utilizar no resultan muy ortodoxos actualmente. Con el tiempo y esa voz, puede regalarnos grandes Aidas tras este debut. Aristocrática como pocas es la Amneris de Borodina. La rotunda y personal voz de la mezzo rusa es arma indispensable para salir airosa de su escena del cuarto acto, y su sensualidad en el decir, muy patente en su recreación de la Dalila de Saint-Saëns, convierte a "Ah vieni, amor mio..." en una referencia. Hace algunos meses pudimos oírle un avance de esta Amneris en una Aida desde el MET, en la que fue absoluta protagonista, frente a una poco filológica Voigt y un decadente Pavarotti. Vincenzo La Scola se empeña en afrontar papeles heroicos que en muchas ocasiones poco tienen que ver con sus medios, y aunque la voz es bellísima, de impronta italiana al cien por cien, no consigue salir triunfante de un papel que le viene grande. Sabe utilizar su material de un modo admirable, pero no es el Radamés que todos esperamos encontrar, aunque realmente hoy en día la tarea resulte harto difícil. Con Hampson puede ocurrir como con Fischer-Dieskau, salvando las oportunas distancias: un barítono que no suele afrontar estos papeles de ópera italiana en escena, pero cuya profesionalidad y musicalidad innata les permite salir airoso de cualquier empresa. Su Verdi, como ya ocurriera anteriormente con sus grabaciones EMI, tendrá detractores y defensores. Un lujo contar con dos cantantes como Polgár y Salminen para los papeles de rey y sacerdote, así como con los consagradísimos Kurt Streit y Dorotea Röschmann para mensajero y sacerdotisa. TELDEC nos regala pues una Aida impecable pero
de discutible espíritu verdiano: una visión que no
agradará a todos pero que indudablemente estará
presente a partir de ahora a la hora de hablar de los
registros discográficos de la obra. |