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VENGEROV & VIRTUOSI Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.
Hace un año presentábamos en esta misma sección el primer disco que grabara para EMI el violinista ruso Maxim Vengerov, dedicado a conciertos de autores rusos, en su mayoría del siglo XX. Ahora nos llega un segundo CD con un típico programa de todo violinista, el dedicado a "encores" o propinas, que de paso sirve como presentación ante el gran público de sus acompañantes en el disco: el conjunto israelí "Virtuosi", formado por 11 violinistas, en su mayoría provenientes de la antigua URSS, y que han decidido continuar la tradición típicamente rusa de conjuntos formados sólo por violinistas, y que tocan todos de pie (recordemos "Los violinistas del Bolshoi"). El programa incluye varias piezas típicas de estos recitales, tanto las de carácter más lírico o intimista (el Ave María de Schubert, la Meditación de la ópera Thais de Massenet, la "Humoreske" de Dvorak, el Vocalise de Rachmaninov o un curioso arreglo de Estrellita de Ponce) como las de bravura (algunas de carácter "zíngaro", como tres Danzas Húngaras de Brahms o las Csárdás de Monti; y otras como la Danza del sable de Khachaturian, Perpetuum mobile de Novacek o La Ronde des lutins de Bazzini, única obra por la que se recuerda hoy a este discípulo y continuador de Paganini). Los arreglos son los habituales de Heifetz, Joachim, Wilhelmj, etc. nuevamente re-adaptados para la particular formación que toca en este disco. Curiosamente, se interpreta también (y excelentemente) una obra de mayor enjundia, las Tres piezas para violín y piano Op. 42 Recuerdo de un lugar querido de Tchaikovsky, con el pianista Vag Papian. Ya dijimos en su día, y volvemos a repetir, que no es Vengerov un violinista con la afinación "limpia" que hoy día estamos acostumbrados a escuchar; para quien no le haya oído nunca, su sonido puede dar la primera impresión de "demasiado áspero". Pero paciencia, que si seguimos escuchando pronto acaba por meterse a cualquier público en el bolsillo, debido a su creatividad fuera de lo común: con él oímos siempre cosas que se salen de lo estándar, que tienen una personalidad propia. Así pocos violinistas de hoy se atreverían a (o serían capaces de) hacer una Danza Húngara nº 5 con cambios de ritmo tan bruscos, que suena auténticamente zíngara, sin nada del carácter edulcorado de otras versiones; o pocas veces escuchamos una Humoreske de tempo tan rápido y "saltarín", un concepto verdaderamente "humorístico" en vez de la nostalgia con que se interpreta habitualmente esta pieza. O, ya en la parte de "propinas" propiamente dicha (pues este disco está grabado en vivo en la Musikvereinsal de Viena el pasado mes de abril), las figuraciones que hace con su violín en las Csárdás de Monti, imitando trinos de pájaros o silbidos, antes de acabar la obra a velocidad endiablada, o el efecto que consigue en la Danza del Sable añadiendo pateo y silbidos (esta vez, al parecer, reales). En la obra de Monti el público estalla en aplausos a mitad de la obra, hasta entonces nadie diría que estuviéramos ante una toma en vivo. En resumen, aunque discos de "encores" de
violinistas con el Ave María, la Meditación
o la Humoreske hay a cientos, el que encuentre
este de Vengerov puede comprarlo con la seguridad de que
no se sentirá defraudado.
REFERENCIAS |