|
|
EL NÚMERO 24 Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.
Tengo una razón para este retraso (no esperen que le eche la culpa al euro), simplemente no me decidía por un tema en concreto. En el tintero de mi cabeza se disputaban el protagonismo varios temas que podrían haber sido perfectamente válidos pero que a la vez no presentaban un contenido lo suficientemente extenso como para ocupar todo el artículo. La navidad era uno de los temas estrella, pensaba hacer una serie de comentarios sobre la música que ponen en las grandes superficies durante estas fechas. Concretamente me iba a centrar en la relación que existe entre los precios del centro comercial y la calidad su hilo musical. Las fiestas de fin de año era el tema elegido en un principio, pero no conseguí darle la suficiente consistencia. Consistiría en una comparativa entre la música que se escucha en las fiestas de fin de año actuales y la que se escuchaba en las fiestas de los siglos XVIII y XIX. La falta de documentación y por consiguiente de consistencia que antes mencioné dieron al traste con el proyecto. Siempre me hubiera quedado el recurso de inventármelo todo, pero no quiero que los puristas de la materia pongan precio a mi cabeza (que aunque esté medio vacía es muy grande y pesa un montón) e iniciaran una cruzada en mi contra. El euro era otro de los candidatos, pensaba relacionarlo con la subida de los precios de las entradas para asistir a los conciertos. Después pensé que la subida quizás se hubiera producido de todas formas (mentira cochina) y que se me podría tachar de antieuropeísta (¿existe esta palabra?, el corrector de texto me la subraya en rojo, qué curioso) y eso no es verdad. Otro tema que estuvo a punto de convencerme fue la pérdida de amigos. Y no crean que me refiero a defunciones o peleas sino a la pérdida de amigos que prefieren frecuentar otras compañías. Pensaba dedicar el artículo a comunicarme con este amigo perdido con la esperanza de que lo leyera (seguro que lo hace) y decidiera volver conmigo (no piensen lo que no es, que os veo venir, jejejeje). Pero eso es demasiado personal para ponerlo en un artículo y por eso deseché la idea. Después de darle muchas vueltas terminé recordando que con este número sumamos 24, es decir, que ya son dos años de existencia los que tenemos. Mi primer impulso fue copiar el del año pasado y poner segundo aniversario donde antes ponía primer aniversario. Al principio me pareció una buena idea, pero después pensé que alguien podría darse cuenta y eso daría al traste con mi reputación (¿reputación?, ¿qué reputación?). Ya había encontrado un tema para el artículo, después de tanto pensar (no se pueden imaginar el dolor de cabeza) ya había encontrado lo que tanto había buscado. Pero ahora me acabo de dar cuenta de una cosa, he divagado demasiado y me he quedado sin espacio para escribir. Es hora de que pida un aumento del número de palabras de mi sección, no se asusten, es broma. Un momento... estoy haciendo cuentas sobre si este es el número del segundo aniversario y no me cuadran del todo. No sé si este es el 23 o el 24. Después de tanto pensar y pensar resulta que me he quedado sin tema para el artículo del mes. Y ya no me da tiempo de pensar nada nuevo. No tengo ningún tema sobre el que escribir este mes. En todo caso felicito al redactor jefe y a todos los que colaboran en la revista por completar un segundo año de vida. Espero fervientemente que estos dos años sean sólo una pequeña introducción a una larga vida, de hecho sólo hemos comenzado a dar los primeros pasos. En caso de que el aniversario sea el mes que viene copiaré este párrafo y en paz. P.D. A mi amigo perdido: Si lees este artículo quiero que sepas que nunca te olvidaré y que siempre podrás contar conmigo. No sería mala idea que imprimieras la foto que se adjunta con el artículo, para que no me olvides. Snif, snif,... no sigo porque me voy a poner a llorar y no es plan. P.D. Al redactor jefe: Perdón por el retraso, una mala tarde la tiene cualquiera. Si quieres echarme la bronca quedamos para tomar un café y en paz.
|