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Número 24º - Enero 2.002


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LA VESTAL DE LA MÚSICA FRANCESA

Por Pedro Coco

          

Con una presentación impecable, cuidada y llena de buen gusto, Deutsche Grammophon nos presenta una grabación que permite conocer el genio de una de las compositoras más apreciadas en Francia entre los siglos XIX y XX. Cécile Chaminade, con una música llena de genialidad, supo ganarse la admiración de colegas de la talla de Gounod, Saint-Saëns, Thomas o Massenet. Ante una competencia de tal calibre, y siendo mujer, aún consiguió Chaminade hacerse un nombre en el París de la época, presentando con éxito piezas de cámara, obras sinfónicas, ballets e incluso ópera. Tras su retiro en Montecarlo, habiéndosele amputado pie debido a su incesante actividad, murió en 1944, y tras su muerte llegó el olvido. Con este proyecto se le rinde un breve pero dignísimo homenaje, y se le intenta devolver el nombre que el tiempo ha ido borrando en estos cincuenta años.

De las más de cien canciones que compuso, muchas de las presentes en esta edición se graban por primera vez, y quizás sea este el primer motivo por el que cualquier aficionado con inquietudes y deseos de novedad deba hacerse con el CD.

Otra de las razones es el grupo de profesionales que se encargan de interpretar estas breves joyas. Para nadie será desconocida la mezzo sueca Anne Sofie von Otter, y cada vez menos lo es el pianista Bengt Forsberg, que suele acompañar a la cantante en giras y grabaciones. Al equipo se une ahora el violinista Nils-Erik Sparf, con el que han interpretado en varias salas europeas un monográfico Sibelius que esperemos lleven pronto a los estudios de grabación. En las piezas de cámara para dos pianos se une al grupo el joven pianista Peter Jablonski.

La voz de Anne Sofie von Otter no parece haber perdido ni un ápice de frescura, y a la sólida técnica se une ahora la madurez expresiva, indispensable en el terreno del recital, del que es absoluta maestra. Con una dicción francesa de sobresaliente y una línea de canto irreprochable, su voz corre con extrema soltura por las melodías de Chaminade, no pudiendo imaginar una cantante más adecuada para estas veinticinco canciones. Su camaleónica voz de mezzosoprano nos conduce sabiamente por la inocencia, la melancolía, las más encendida pasión o el abandono absoluto. Delicioso su dúo con el violín en Menuet, o la variada paleta de colores en Bonne Humeur.

El dúo Forsberg-Sparf muestra una seguridad y una compenetración pasmosa en las ejecuciones solistas, convirtiéndose la audición de las piezas instrumentales en otro auténtico placer. Al virtuosismo violinístico de Sparf y las elegantes ejecuciones pianísticas de Forsberg, hay que sumar en las últimas pistas el entusiasmo y la vivacidad de Peter Jablonski, que dialoga con el anterior pianista en tres composiciones para dos pianos.

Tras innumerables versiones de archiconocidos lieder y mélodies que suelen grabarse una y otra vez, asistir al nacimiento de una grabación realizada con tanta profesionalidad como ésta reaviva sobremanera la esperanza de que se nos siga sorprendiendo gratamente, aunque sólo sea muy de vez en cuando.




REFERENCIAS:

Mots d'amour. Canciones y piezas de cámara de Cécile Chaminade. Anne Sofie Von Otter, mezzosoprano. Bengt Forsberg y Peter Jablonski, pianos. Nils-Erik Sparf, violín. DEUTSCHE GRAMMOPHON. 471 331-2.