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LA
VESTAL DE LA MÚSICA FRANCESA
Por Pedro
Coco
Con una
presentación impecable, cuidada y llena de buen gusto,
Deutsche Grammophon nos presenta una grabación que
permite conocer el genio de una de las compositoras más
apreciadas en Francia entre los siglos XIX y XX. Cécile
Chaminade, con una música llena de genialidad, supo
ganarse la admiración de colegas de la talla de Gounod,
Saint-Saëns, Thomas o Massenet. Ante una competencia de
tal calibre, y siendo mujer, aún consiguió Chaminade
hacerse un nombre en el París de la época, presentando
con éxito piezas de cámara, obras sinfónicas, ballets
e incluso ópera. Tras su retiro en Montecarlo,
habiéndosele amputado pie debido a su incesante
actividad, murió en 1944, y tras su muerte llegó el
olvido. Con este proyecto se le rinde un breve pero
dignísimo homenaje, y se le intenta devolver el nombre
que el tiempo ha ido borrando en estos cincuenta años.
De las más de cien canciones que compuso, muchas de las
presentes en esta edición se graban por primera vez, y
quizás sea este el primer motivo por el que cualquier
aficionado con inquietudes y deseos de novedad deba
hacerse con el CD.
Otra de las razones es el grupo de profesionales que se
encargan de interpretar estas breves joyas. Para nadie
será desconocida la mezzo sueca Anne Sofie von Otter, y
cada vez menos lo es el pianista Bengt Forsberg, que
suele acompañar a la cantante en giras y grabaciones. Al
equipo se une ahora el violinista Nils-Erik Sparf, con el
que han interpretado en varias salas europeas un
monográfico Sibelius que esperemos lleven pronto a los
estudios de grabación. En las piezas de cámara para dos
pianos se une al grupo el joven pianista Peter Jablonski.
La voz de Anne Sofie von Otter no parece haber perdido ni
un ápice de frescura, y a la sólida técnica se une
ahora la madurez expresiva, indispensable en el terreno
del recital, del que es absoluta maestra. Con una
dicción francesa de sobresaliente y una línea de canto
irreprochable, su voz corre con extrema soltura por las
melodías de Chaminade, no pudiendo imaginar una cantante
más adecuada para estas veinticinco canciones. Su
camaleónica voz de mezzosoprano nos conduce sabiamente
por la inocencia, la melancolía, las más encendida
pasión o el abandono absoluto. Delicioso su dúo con el
violín en Menuet, o la variada paleta de
colores en Bonne Humeur.
El dúo Forsberg-Sparf muestra una seguridad y una
compenetración pasmosa en las ejecuciones solistas,
convirtiéndose la audición de las piezas instrumentales
en otro auténtico placer. Al virtuosismo violinístico
de Sparf y las elegantes ejecuciones pianísticas de
Forsberg, hay que sumar en las últimas pistas el
entusiasmo y la vivacidad de Peter Jablonski, que dialoga
con el anterior pianista en tres composiciones para dos
pianos.
Tras innumerables versiones de archiconocidos lieder y
mélodies que suelen grabarse una y otra vez, asistir al
nacimiento de una grabación realizada con tanta
profesionalidad como ésta reaviva sobremanera la
esperanza de que se nos siga sorprendiendo gratamente,
aunque sólo sea muy de vez en cuando.
REFERENCIAS:
Mots d'amour. Canciones y piezas de cámara de
Cécile Chaminade. Anne Sofie Von Otter, mezzosoprano.
Bengt Forsberg y Peter Jablonski, pianos. Nils-Erik
Sparf, violín. DEUTSCHE GRAMMOPHON. 471 331-2.
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