Revista mensual de publicación en Internet
Número 24º - Enero 2.002


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SABER DISTINGUIR: CLÁSICA O NEW-AGE.

Por Pablo Vázquez Gómez. Guionista y articulista.

 Queridos amigos: me gustaría, de la manera más breve y concisa que me sea posible, definir por fin las diferencias entre estos dos estilos que son radicalmente opuestos y los cuales estoy harto de que los confundan continuamente.

  Cada vez que acudo a una tienda de discos (ya sean exclusivamente las de venta solo de este producto o centros comerciales) estoy harto de ver las maravillosas obras de Philip Glass, Michael Nyman, Wim Mertens, Kronos Quartet, ¡incluso Arnold Schönberg, o hasta Vivaldi!, en el apartado de discos que llevan un rótulo superior en el que se lee: “new-age” (nueva era). Con esto pretendo expresar lo que antes era muy evidente y que parece ser que algunos grandes almacenes van cambiado lentamente por fin (será por vergüenza ajena), discerniendo y teniendo un poco de respeto por determinados músicos que no tienen la culpa de la estulticia que afecta a los empleados correspondientes. Es más, muchos centros ya  utilizan otro término, Nuevas Músicas, que viene a querer acabar con el otro anglicismo, aunque no sea del todo correcto.

Estableciendo diferencias: la música new-age no tiene que ver en absoluto con la clásica actual ni contemporánea, y solo porque ésta se haga más mediática y conocida para el “gran” público no merece tal maltrato (aunque no solo ellos, músicos como Pat Metheny, que es toda una autoridad del jazz, Vangelis, o grupos de rock sinfónico también lo sufren).

La música new-age es un estilo que nació de no se sabe donde, y que responde a una estética un tanto “cósmica” relacionada con paisajes naturales, espaciales, puestas de sol (esto está muy explotado) sonidos tranquilos y sosegados y teorías un tanto sectarias. Y este último dato no está mal documentado ni es fruto de la subjetividad, ya que, realmente, new-age es el nombre de una famosa secta que habla sobre el futuro y sobre como hay que vivir el presente mientras se está en él, y que guarda relación con los “futurólogos” que quieren pensar en un mañana mejor, pero no con la música. Con lo cual, lo que aquí se quiere decir es que new-age es un término (musical) que no existe, que no puede denominar a ciertos grupos y artistas, tan solo a un estilo (o como quiera llamársele) que se nombrará más tarde, pero no a verdaderos músicos que no quieren ver ensuciada su reputación con esta denominación y no la aceptan ni de broma.

Por new-age hoy en día se puede aplicar a ciertos productos sonoros hechos para relajar al oyente y para determinados medios (curar el insomnio, etc.) que no suelen tener autor que ya están especialmente diseñados para ello y llevan ese término para venderse mejor, y pueden encontrarse en tiendas “ecológicas”, “esotéricas”, y de esa clase.

Lo demás, toda lo restante, se engloba en un estilo correspondiente que puede ser muy minoritario o no, a no ser que los propios autores (que nunca suele ocurrir) quieran formar parte del inviable género.

No se sabe exactamente cuando nació, tan solo que se popularizó y dan como fundador de la “explosión” comercial al arpista suizo Andreas Vollenweider, que logró vender más de 10.000 copias de su disco en una sola tienda (increíble pero cierto) y de ahí salió su expansión definitiva.

Al paso de los años, nacieron nuevos sellos, como Windham Hill (que hoy en día abarca varios estilos musicales), y nombres como Ray Lynch (de estilo discutible) que popularizaron aún más el estilo para los que buscaban su rápida implantación.

Poträt von Ennio MorriconePero, como ya se ha dicho, pasaron los años y alguien se dio cuenta de que ese término no era justo y era una forma de “malnombrar” la música de artistas como Ennio Morricone, George Winston, Mark Isham, que los decidieron encerrar en otro término no muy clarificador: Nuevas Músicas (del que tampoco gustan y es del rechazo del autores), aunque hoy en día ya cualquiera puede opinar y sentar una base sobre unos y otros.

  Pues bien, la razón, como he dicho antes, de que arremeta contra la “new-age”, es que compositores tan serios y excelentes como los que pertenecen a la clásica no deben estar abocados a situarlos en tan horroroso lugar, en un término que suena a prefabricado, que trae un mal significado para todo y que no tiene que ver en absoluto con lo que un oyente del susodicho estilo está buscando (los que compran new-age suelen ser yuppies, en su mayoría, que buscan la tranquilidad por vía musical, y no los giros minimales de Glass, o los “chillones” saxofones de la Michael Nyman Band).

Con lo cual, pediría a los responsables de cada centro (y advierto a los interesados) que, si no saben situar la música actual en su lugar, no es problema nuestro, porque también existe, y han de saber que no solo Beethoven, Mozart, o Verdi son clásicos, no, también existen muchos otros que en absoluto poseen el sonido inexistente que se conoce como “new-age”.

Aviso al despistado oyente: sepa distinguir, infórmese bien, y recuerde, no compre nunca por comprar lo que le venden vulgarmente, fíjese en la calidad.