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SIGUEN LAS "GRANDES GRABACIONES
DEL SIGLO"
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
Continúan las
entregas de la serie de EMI "Great Recordings of the Century", de la que
ya hemos hablado en esta revista al menos en otras tres ocasiones.
Repetiremos una vez más que se trata de una selección de lo mejor del
catálogo de EMI a lo largo de toda su historia, que es casi tanto como
decir los mejores discos de música clásica que se hayan grabado, pues
ningún otro sello discográfico atesora tantas maravillas como el
británico. Todos los discos de esta serie tienen su sonido reprocesado con
el sistema ART (Abbey Road Technology), exclusivo de EMI, e incluyen una
cuidada presentación, con numerosas fotografías y la reproducción de las
portadas originales (aunque en pequeño). Se trata, pues, de una serie
pensada tanto para el gran público como para el coleccionista exigente.
A estas alturas, gran parte de las ediciones son grabaciones que ya
estaban publicadas en CD, aunque todavía se encuentran novedades o "seminovedades"
en este último lanzamiento (el noveno, si no nos falla la memoria) como
las dos que exponemos a continuación.
Dentro de los recitales de "lieder" grabados en vivo, el ofrecido en el
Royal Festival Hall de Londres el 20 de febrero de 1967 puede muy bien
aspirar al título de "el acontecimiento del siglo". El motivo era la
retirada del pianista Gerald Moore, el más famoso acompañante al piano de
cantantes de todos los tiempos, y en realidad el primero que tuvo un
nombre propio que mereciera los honores de indicarse en los discos en
lugar de poner simplemente "Acompañado al piano". Su personalidad, que no
se resignaba a ser un mero comparsa del divo de turno al que acompañara,
queda patente en el reproche que a veces se le hacía de que "tocaba
demasiado alto" o sea, con demasiado volumen, lo que daría origen a un
libro escrito por él mismo cuyo título se hacía esa misma pregunta: "Am
I too loud?"
Para la ocasión, al legendario productor de EMI (ya por entonces retirado)
Walter Legge, se le ocurrió la idea de reunir sobre el escenario a tres
"monstruos sagrados" del campo liederístico, dos sopranos y un barítono,
que ni habían actuado juntos antes ni lo volverían a hacer después. Aunque
para cualquier aficionado esos tres nombres no necesitan ninguna
presentación, intentaremos una en estas breves líneas.
Una de las sopranos era la exquisita y sofisticada Elisabeth Schwarzkopf,
esposa del propio Legge y protagonista de algunas de las más grandes
grabaciones de la historia de la EMI (nadie como ella ha cantado la
Condesa de las Bodas de Fígaro, la Mariscala de El Caballero
de la Rosa o los Cuatro Últimos Lieder de Richard Strauss,
por no hablar de sus recitales liederísticos de Mozart, Schubert o su
compositor preferido, Hugo Wolf). La otra era la española Victoria de los
Angeles, una voz dulce, bellísima, que cultivó tanto la ópera como el lied
y algunas de cuyas grabaciones son también historia y leyenda del disco
(como La Bohème con Beecham o Fausto con Cluytens,
aparte de gran número de recitales); se decía en los años 50 que la EMI
poseía un "trío de ases" en sopranos: Elisabeth Schwarzkopf, Victoria de
los Angeles y María Callas. Por último, quién podría merecer más el
calificativo de "monstruo" que Dietrich Fischer-Dieskau, el cantante que
ha grabado mayor número de discos de la historia (según atestigua el Libro
Guiness), incluyendo los ciclos completos de canciones (o, al menos, los
adecuados para voz masculina) de Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann,
Brahms, Mahler, Richard Strauss y otros autores, sin contar su actividad
operística, en la que también tiene grabados un número enorme de papeles
para barítono; todo ello siempre con una técnica de canto envidiable,
comprendiendo y matizando el texto cantado sílaba por sílaba, y con un
inconfundible estilo "aristocrático".
El programa elegido comenzaba y terminaba con tríos donde intervenían
todos los cantantes: Mozart para el principio y Haydn al final. Entre
medias, el programa constaba de actuaciones de Fischer-Dieskau en
solitario (4 lieder de Schubert), dúos Schwarzkopf/Los Angeles (tres
piezas de Rossini incluyendo el famoso y cómico "Dúo de los gatos",
que sólo consta de la palabra "miau" repetida de múltiples formas y de la
que a buen seguro no existe grabación más famosa que esta, constantemente
interrumpida por las carcajadas del público), luego Victoria en solitario
con lieder de Brahms, luego dúos de Schumann con Schwarzkopf/Fischer-Dieskau,
a continuación 4 lieder de Wolf con la Schwarzkopf en solitario y 5 dúos
de Mendelssohn con el dúo Los Angeles/Fischer-Dieskau. Todos ellos son
acompañados por Gerald Moore quien, fuera de programa, dirige unas
palabras al público y acto seguido interpreta su propia transcripción para
piano solo del lied de Schubert An die Musik (A la música).
La grabación del evento, que fue publicada con el título de "Hommage
to Gerald Moore" (Homenaje a G.M.) ya había sido publicada en parte
en CD, pero ahora es cuando sale completa (o, al menos, todo lo que los
cantantes han permitido que se edite). De ella lo menos interesante son
las intervenciones en solitario, pues tanto la Schwarzkopf en Wolf como
Fischer-Dieskau en Schubert tienen grabadas en estudio, en años
anteriores, versiones aún mejores que las aquí ofrecidas. Sin embargo, ya
es más difícil escuchar juntos a dos de los artistas aquí reunidos (y en
repertorios como Rossini), y desde luego a los tres juntos no hay otra
oportunidad más que esta. Todo ello, unido a las características de "la
ocasión" hace que esta grabación se recomiende sola.
Pero aún hay más, pues el doble CD de EMI incluye también otro LP completo
publicado en 1969 con el título "A tribute to Gerald Moore", en
ocasión de cumplir el pianista los 70 años. Moore, aunque ya retirado de
los escenarios, siguió haciendo grabaciones en estudio, la más conocida de
las cuales son los lieder completos de Schubert para la DG, con Fischer-Dieskau.
Aquí, el homenaje que le rinde la EMI es hacer que los artistas más
importantes de la casa se pasaran por el estudio para grabar, cada uno,
una o dos piezas con Moore. Así volvemos a encontrar por separado a los
tres cantantes del recital de 1967: la Schwarzkopf cantando el "Träume" de
los Wesendonck-lieder de Wagner, Fischer-Dieskau en dos canciones
de Richard Strauss y Los Angeles en dos arreglos de cantos populares
españoles. Pero también están Yehudi Menuhin (en sendas piezas de Debussy
y Ravel), el matrimonio Du Pré-Barenboim (ella en la Elegía de
Fauré y él tocando a cuatro manos con Moore una Danza Eslava de
Dvorak, y cediéndole a Moore la parte del primer piano), Janet Baker en
dos canciones de juventud de Mahler, Nicolai Gedda en dos canciones de
Tchaikovsky, y sin olvidar a dos instrumentistas de viento, el
clarinetista Gervaise de Peyer y el oboísta Leon Goosens. En fin, con
tantas "pequeñas joyas" como contiene este álbum, la recomendación
solamente puede aumentar.
El
segundo CD del que hablábamos como "seminovedad" es el concierto para
violín de Brahms, en interpretación grabada en 1969 por David Oistrakh,
acompañado por la Orquesta de Cleveland dirigida por George Szell. Esta
versión había conocido el paso al CD por un tiempo breve, pero ya llevaba
más de 15 años descatalogada, de ahí que sea casi una novedad.
Oistrakh es sin duda uno de los violinistas más célebres de la segunda
mitad del siglo XX, o incluso el que más junto a Yehudi Menuhin (aunque
este último lo sería más como artista que como virtuoso, pues su técnica
empezó muy pronto a declinar). El Concierto de Brahms fue una de
las grandes especialidades de Oistrakh, quien nos ha dejado de él muchas
grabaciones de las que son especialmente conocidas tres: las dirigidas por
Konwitschny (1954), Klemperer (1960) y esta de Szell. Donde más destaca el
violinista es en la de Konwitschny, pues está grabado muy en primer plano
y muestra todo el virtuosismo del que era capaz, con una afinación
envidiable y un apasionamiento "encendido"; sin embargo, la dirección es
poco imaginativa y el sonido "mono", bastante mejorable. En la de
Klemperer el violinista destaca menos (la grabación no le favorece tanto)
y se integra más en el conjunto; la dirección de Klemperer, monumental,
llena de matices y austerísima (sin nada de "sentimentalismo") pasa por
ser de las mejores de este concierto.
En la que ahora nos ocupa, dirigida por Szell, el violinista es otra vez
destacado en primer plano por la grabación, pero ahora su técnica se
encuentra ya en declive y su afinación es algo dudosa; en lo artístico
sigue emocionando como el que más. La dirección de Szell es enérgica,
hirviente, y asombra lo bien explicada que queda la obra apartándose tanto
del tópico de "Brahms otoñal y melancólico". Desde luego, es una de las
versiones ideales para "comprender" la obra por los principiantes pues
además su sonido en general es bueno (salvando alguna distorsión en los
"tutti" en fortísimo) y, si Oistrakh hubiera estado en la misma forma que
diez años antes, aquí estaría "la" versión del Concierto de
Brahms. Como no es así, las referencias hay que ir a buscarlas a otros
lugares (las otras grabaciones de Oistrakh o la más moderna de Perlman con
Giulini; y, por supuesto, si se admite el sonido "histórico", la de
Mehuhin-Furtwängler).
El complemento del disco merece también algunas palabras. Incialmente,
esta versión había salido en CD con el que parece su acoplamiento lógico,
el Doble Concierto de Brahms con Oistrakh-Rostropovich-Szell. Al
reeditarse este último con el Triple de Beethoven con los dos
solistas antedichos, más Richter y dirigidos por Karajan, había que
buscarle un relleno al Concierto, ya que no llega a 41 minutos. Dado que
todo lo grabado por Szell para EMI en sus dos últimos años de vida es de
excepcional interés, hubiera podido incluirse la Octava de Dvorak
grabada en 1970, tres meses antes de su muerte, y que no llega a los 38
minutos, por lo que hubiera entrado en el CD. Pero claro, como en todo
disco de solista con orquesta se considera que "la estrella" es el
solista, se ha buscado algo de Oistrakh tocando a Brahms, y lo que se ha
encontrado es una Sonata para violín y piano nº 3, en grabación
"mono" de 1955, acompañado por el pianista Vladimir Yampolsky. Existiendo
otras grabaciones de esta obra por Oistrakh, una con Frida Bauer y dos con
el gran Sviatoslav Richter, el interés de esta de Yampolsky queda más
reducido, pues el violinista literalmente "se come" a un acompañante de
tan poca personalidad. Eso sí, es la única vez que Oistrakh grabó la obra
en estudio, el resto son tomas en vivo.
Menos
nuevas (o nada en absoluto) son las otras dos grabaciones que comentamos
del presente lanzamiento de "Great Recordings of the Century". En pleno
año del bicentenario de Berlioz, parece adecuado reeditar la Sinfonía
Fantástica grabada en estéreo en 1959 por Sir Thomas Beecham al
frente de la Orquesta Nacional de Francia, pues se trata de una de las
grandes versiones de esta obra tantísimas veces llevada al disco.
El que tan a menudo se oye mencionar como "El mejor director que dio
Inglaterra" (título que en justicia debería corresponder antes a Sir John
Barbirolli) nos entrega una "Fantástica" con toda la exageración
y el romanticismo desaforado que reclama la obra, una versión que tendrá
sin duda cosas discutibles (esos finales de movimiento con exceso de
decibelios, que suenan a "retórica de épocas pasadas") pero sus virtudes
son muchas más: pocas veces se habrá escuchado un primer movimiento de una
pasión tan encendida o un 2º de una morbidez tan "decadente" como estos
que hace Beecham. Los efectos tímbricos de la poética "Escena campestre" o
los momentos tétricos conseguidos en el último movimiento son otros
alicientes de esta grabación, que puede situarse entre las grandes
Fantásticas de la historia del disco, al lado de alguna de las de
Munch, la inencontrable de Mitropoulos o la bien conocida y justamente
elogiada de Colin Davis con la Concertgebouw. La Orquesta Nacional de
Francia, que debía conocerse la obra de memoria, ayuda a hacer la versión
más "idiomática" y de paso evita en parte el peligro de pifias y
desajustes, un inconveniente que siempre acecha en las interpretaciones de
Beecham, y que se nota más en los complementos berliozanos del disco, la
obertura de El Corsario y dos fragmentos de Los Troyanos,
donde la orquesta es ahora la Royal Philharmonic.
Por
último, la "Pastoral" de Beethoven por Klemperer es cualquier
cosa menos una novedad, pues si la memoria no nos falla esta es ya la
cuarta ocasión en que aparece en CD, con un sonido que ha ganado en
dinámica desde la primera vez que apareció reprocesada en ADD (la de la "Klemperer
Edition", que era ya la segunda edición; la primera fue en AAD).
Como es sabido, Klemperer grabó para EMI el ciclo completo de las
sinfonías de Beethoven, y algunas más de una vez: comenzó con las nºs
3, 5 y 7 en "mono" (aunque de esta última existe
también una toma "alternativa" en estéreo), luego grabó en estéreo las que
le quedaban y por último repitió las tres que había grabado en primer
lugar. Las ediciones del ciclo Beethoven por Klemperer han tendido siempre
a utilizar las últimas grabaciones de entre las mencionadas (no hemos
contado otra 7ª vuelta a grabar en 1970, aún inédita en CD). Sin
embargo, en la serie GROC aparecieron aquellas tres grabaciones primerizas
de la 3ª, 5ª y 7ª y ahora les sigue la 6ª
"Pastoral" en estéreo, con lo que parece que se volverá a reeditar el
ciclo completo pero esta vez dando preferencia a las primeras grabaciones,
en el caso de que las haya repetidas.
En conjunto, el ciclo de las sinfonías de Beethoven dirigido por Klemperer
es uno de los más grandes que se hayan grabado, y uno de los pocos de los
que puede decirse que su conocimiento resulta imprescindible para tener un
criterio con el que valorar una interpretación de estas obras. Dicho lo
cual, hay que añadir que no se trata de un Beethoven "para todos los
públicos": en lugar de versiones "con garra" o "excitantes", que es lo que
muchas veces se espera en Beethoven, encontramos aquí una tranquilidad
absoluta, con la que se van desgranando uno por uno los detalles de cada
sinfonía, con la que la estructura global de cada obra queda claramente
explicada, y con numerosos hallazgos que llaman la atención en momentos
concretos (especialmente en el campo de la tímbrica, que muchas veces en
Klemperer parece encerrar una "intención").
Y en esa línea cabe encuadrar la Pastoral que ahora reedita EMI:
una versión nada efusiva, sin la dulzura de otras grandes
interpretaciones, por el contrario austerísima, lo que en principio puede
parecer frialdad pero que en realidad está perfectamente planificada para
no cansar al oyente, que posee hallazgos tímbricos "marca de la casa" (por
ejemplo en la Tempestad) y no sólo termina convenciendo, sino que reclama
un puesto al lado de las mejores grabaciones de esta Sinfonía de todos los
tiempos: la primera de Giulini para EMI (que editó en CD "Royal Classics"
y está hoy inencontrable) o las de los ciclos de Furtwängler, Walter o
Cluytens.
El acoplamiento del disco es realmente generoso (sobrepasa los 77 minutos)
y añade la obertura de Coriolano aparte de las piezas que ya
venían en el disco de la "Klemperer Edition" (la obertura y otros tres
fragmentos de Egmont con la participación de Birgit Nilsson, y la
obertura de Prometeo), modelos todos ellos de grandeza conseguida
con sobriedad, sin necesitar nunca acelerar ni "meter estruendo".
REFERENCIAS:
"A TRIBUTE TO GERALD MOORE".
Victoria de los Angeles, Elisabeth Schwarzkopf, Dietrich Fischer-Dieskau.
Janet Baker, Daniel Barenboim, Nicolai Gedda, Leon Goosens, Yehudi Menudin,
Gervase de Peyer, Jacqueline du Pré.
EMI 7243 5 67990 2 8 (2 CDs)
BRAHMS: Concierto para violín y orquesta. Sonata para violín
y piano nº 3.
David Oistrakh, violín. Orquesta de Cleveland. Director: George Szell.
Vladimir Yampolsky, piano.
EMI 7243 5 67973 2 1
BERLIOZ: Sinfonía Fantástica. Obertura de "El Corsario".
De Los Troyanos: Marcha Troyana, Cacería Real y
Tormenta.
Orquesta Nacional de la Radiodifusión Francesa (Sinfonía), Royal
Philharmonic Orchestra (resto). Sociedad Coral Beecham (Cacería).
Director: Sir Thomas Beecham.
EMI 7243 5 67971 2 3
BEETHOVEN: Sinfonía nº 6 "Pastoral". Oberturas Prometeo
y Coriolano. Obertura y música incidental para Egmont
(con Birgit Nilsson, soprano).
Orquesta Philharmonia.
Director: Otto Klemperer.
EMI 7243 5 6795 2 2
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